↬ᴅᴀʀᴀ ᴅᴇɪs♡ [ᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ]

𝘋𝘢𝘳𝘢 𝘋𝘦𝘪𝘴.

Advertencia:
Este es un romance cliché con mención de infidelidad y dudosa moral, falta de amor propio y el clásico "te perdono aunque me hayas lastimado".
Si el contenido no es de tu agrado, evita la lectura y/o los malos comentarios, por favor.
Y recuerden, esto es ficción.

Gracias por todo mi amor.
Gracias por tanto calor.
No tengas miedo pues todo irá bien.
Aunque me veas llorar.

—El divorcio ha sido consumado con éxito, desde hoy, están oficialmente separados. -Dijo el juez a la joven pareja frente a él.

JungKook sentía su corazón partirse en pedazos, su matrimonio se había caído al abismo, las lágrimas se acumularon en sus ojos negros, no podía evitarlo, el amor de su vida se había cansado de él y había pedido el divorcio. Por más que le rogó una segunda oportunidad, el castaño se negó, alegando que ya había tenido suficiente de sus engaños, JungKook lo amaba más que a su propia vida, su ahora ex esposo había sido la única persona que estuvo a su lado cuando él no tenía un sólo centavo, hasta ahora, que él se había convertido en un empresario de renombre.

SeokJin fue la única constante en su vida, el que lo mantenía con los pies en la tierra, habían comenzado a salir cuando ambos eran adolescentes, él tenía 17 años y su ex pareja tenía 15, eran vecinos y compañeros de escuela, sin esperarlo, ambos se enamoraron, el castaño siempre fue dulce, amable y muy comprensivo con él, al llegar a la universidad, se separaron pues estudiaban carreras diferentes, y, además, el trabajo que los dos tenían les robaba de su tiempo para estar juntos.

A pesar de ese quiebre temporal, al graduarse, ambos se reencontraron, su amor nunca murió sólo tuvieron tiempo para adentrarse en cosas diferentes y explorar más del mundo por separado.

Su amor volvió a reinar en sus corazones, a sus 23 años, reiniciaron aquella relación pero ahora con pensamientos maduros, pensando en un futuro juntos, anhelando formar una familia.

—Espero que tengas una vida buena JungKook... Adiós. -Dijo secamente el castaño, tomando su bolso y retirándose de aquella oficina que empezaba a asfixiarle.

—SeokJin. -Lo llamó esa voz que tanto amaba haciendo detener su andar. —Gracias... Gracias por darme los mejores momentos de mi vida. -Dijo el pelinegro con voz entrecortada.

El menor asintió, y sin verlo, siguió su camino sintiendo su alma caer al vacío al separarse de la persona que más le importaba, pero ya no soportaba más aquella situación, por más que lo amara, su felicidad era más importante y con JungKook ya no lo era.