Capítulo 4: Cúmulo de dudas.

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Habían pasado dos meses, el tiempo transcurrió en un parpadeo, Jiho muchas veces pensó que su relación con Jaehyo tambaleaba en una cuerda floja, que en cualquier momento terminarían y para no ahuyentarlo, trataba de ser cauteloso cuando se encontraban a solas.

Estaba feliz, de eso no había duda, poco le importaba lo que pasaba a su alrededor.

Pero había algo que empezaba a incomodarlo, Jaehyo siempre era reacio a ser visto con él en la Universidad, incluso cuando le quería dar un beso, le esquivaba el rostro y se ponía tenso, pero cuando lo besaba en lugares pocos transitados era todo lo contrario y hasta lo tomaba de la mano.

No entendía qué sucedía.

- ¿Alguna vez te han ocultado? –le preguntó Jiho a Yukwon que tomaba una lata de cerveza en la cocina.

- ¿Qué?

- Tengo la sensación que Jaehyo tiene vergüenza de mostrarse conmigo.

- No digas tonterías –se rió.

Le contó lo que notaba últimamente, sin saber si eran especulaciones suyas o eran sus inseguridades que le hacían imaginar cualquier cosa.

Yukwon le contestó que dejara de desvariar, que era imposible que un beta se sintiera avergonzado de un alfa, y más uno cómo él, que tenía un excelente posición, que Jaehyo debería estar agradecido que lo notase.

Y mientras Jiho le daba la razón, Yukwon recordaba las varias visitas que Jaehyo les hacía en la tarde y seguía sin comprender, como un simple beta que carecía de encantos y de categoría, haya vuelto loco de amor a Jiho. Cuanto más observaba a Jaehyo, menos lo entendía.

Siempre vio en Jiho un futuro prometedor, casado con un omega. Millonario y triunfal.

- Tu familia hará un escándalo, en especial, tu hermano.

Cuando Yukwon se lo recordaba, Jiho no respondía. Optaba por el silencio.

Recordó a Minhyuk, que renegaba mucho de los omegas, siempre salía con betas y alfas femeninas, decía que no quería caer ante un omega, que su vida no se iba a basar en las feromonas y mucho menos en un casamiento por conveniencia.

Luego de varios meses, tuvo que comerse sus palabras.

Alguien tocó el timbre del departamento, enseguida apretó el botón para que la puerta principal del edificio se abriera, supuso que era Jiho que salió a comprar algo y se olvidó de las llaves.

Pero después de un momento, alguien golpeó la puerta y le pareció extraño, así que fue a ver quién era.

Se bebió hasta la última gota de cerveza y se limpio la boca con la manga de su camisa, buscó las llaves en su bolsillo y de forma torpe abrió la puerta. Por un momento pensó que se encontraría con algún amigo, quienes les encantaban venir de sorpresa a la casa pero se encontró cara a cara con Jaehyo, tenía una bolsa con latas de cervezas y con una sonrisa que se esfumó enseguida cuando lo vio.

No supo por qué, pero se puso a inspeccionarlo de los pies a la cabeza, al parecer fue tan notorio porque Jaehyo le dijo enojado que dejara de mirarlo, tuvo que disculparse y ambos se quedaron en silencio.

¿Qué era lo que tenía Jaehyo?

Lo miró de reojo y si pudiera tener una lupa enorme para ver esas cualidades que lo hacían tan "maravilloso", lo haría ahí mismo.

Observó su figura, le llamó la atención que fuera tan delicada, desde la base de sus hombros hasta sus caderas, miró su cabello lacio y amarronado para luego fijarse en la forma de su cara. Y sin saber cómo hizo contacto con sus ojos, esa intensa mirada que lo dejó helado y le hizo sentir algo que desconocía.

Elígeme sin importar qué (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora