↬ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ♥ [ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋ]

Parte 10.

Te amo tan mal.

El amor es tan loco.

Moldee una bonita mentira para ti.

El amor es tan loco.

Intenta borrarme y hazme tu muñeco.

Tenían un año de relación, el mayor del grupo había vivido en una bonita mentira durante todo ese tiempo, él creía ser feliz con aquel chico pero todo aquello, se cayó en pedazos frente a sus ojos al ver a su "amado" TaeHyung besando con tanta pasión a su querido compañero HoSeok en la terraza de su casa, ¿Cómo diablos pasó eso?, ¿Estaba él en una horrible pesadilla?, las lágrimas hacían su camino por sus suaves mejillas cuando ambos chicos se percataron de su presencia.

—J-Jin-hyung... -Susurró HoSeok con los ojos bien abiertos y su corazón latiendo a mil al verse descubierto.

— ¿Q-qué significa esto?... ¿P-por qué... no me lo dijiste TaeHyung? -Cuestionó con un hilo de voz. — ¿Acaso... Acaso todo fue un juego para ti? ¡¿Si tanto querías a HoSeok por qué demonios correspondiste a mis sentimientos?! ¡Maldita sea! -Exclamó furioso y con su corazón en mil pedazos.

—Yo... Perdóname Jin... Quería decírtelo pero al verte tan feliz no me sentía capaz... Yo... Por favor perdóname... -Intentó tomar las manos del mayor pero éste le dio un manotazo alejándose de él como si fuese una peste, acción que le dolió al rubio al saberse perdido del afecto del mayor, por su propia culpa.

—Eres un maldito cobarde TaeHyung... -Retrocedió dedicándoles una última mirada a ambos chicos, llena de tristeza, dolor y melancolía para después salir de aquella casa en busca de aire, lo necesitaba.

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Estaba por entrar a su casa, ya había pasado el período de tiempo que le permitía estar fuera de la rutina, pero justo cuando se disponía a abrir la puerta una figura con un suéter rosa pasó a su lado corriendo sin siquiera percatarse de su presencia, el menor al verlo llorar tan desconsoladamente y corriendo a quién sabe dónde, dejó sus maletas en el pasillo de la casa y corrió tras el mayor, sabía que no tardaría en dar con él y así fue ya que lo encontró en un parque que estaba cerca de su hogar, recostado en un árbol, abrazando sus piernas y sollozando, fue la imagen que apreció del pelinegro antes de sentarse a su lado sacándole un pequeño brinco al mayor al no haberlo notado antes.

—Hola... Hyung. -Saludó el castaño viendo los hinchados y rojos ojos del mayor a su lado. — ¿Quieres que te abrace? -Preguntó suavemente mientras extendía sus brazos hacía el pelinegro.