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Lo gélido de callar

Hoy juego a ser poeta

porque me cansé de ser discreta

de ser siempre la correcta

aunque en mí no existan rectas.

No me callo,

quizás sólo un poco, hasta que rebalso

desbordo porque acumulo

piso en falso

y estallo.

Mis raíces crecen porque las riego,

aumenta el caudal de mi vaso

veo el ocaso en esencias

me nutro del otro

y se estira mi tallo.

Oculto las grietas,

mis fisuras las camuflo

tapo la angustia con sonrisas.

El grito interno se esconde sedado

detrás de un silencio pesado.

Opto reprimir para no llorar

cargo con rabia que sedimenta,

producto de aprovechamientos

oportunistas.

Abuso del buen humor,

pero cuando me acuesto por más que

lo intento

me salgo de todas las pistas.

Así como me ves quizás no es

como en verdad es,

pueblo chico infierno grande

disfrazarse en vez de ser.

Tengo en claro a dónde voy

pero me pierdo un poco en el hoy.

Voy vengo, vengo voy y me vuelvo a ir

vivo corriendo no sé a dónde

apaciguando mi sentir.

Veintitrés

Nací para esto

no es que rompa con esquemas

tampoco me gusta alardear al

respecto.

Escribo

y siempre obro con respeto

hago rimas para disminuir la ira

y así no generar un mal impacto sobre

un otro,

ni que me consuma la ironía.

Me envolverá

esa fe invisible que me persigue

diariamente y así evita,

por error, que me castigue

mi don es hacerte creer libre

y cuando más en soledad te sientas

te doy mi ser para que te abrigues.

Y no, no me siento superior

introspecciono en constante

marco un paralelo co-inconsciente

mientras me analizo con fervor

cruzo el umbral del dolor,

Revivir en versosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora