Lilia se levantó luego de medio minuto, oí que soltaba un gran suspiro. — Seamos sinceros. Nadie tiene sueño. — Yo asentí, otorgándole la razón a la rubia, ya veía que todas hacían lo mismo.
Cuando sentí que todas se levantaban, solté un gran suspiro, observando a la castaña solamente. Todos sus cabellos estaban desarreglados, así que con cuidado me levante para peinarle un poco, dejandole un beso en la mejilla. — Ya estás. —
Ella me sonrió y yo me sonrojé. Hasta que Lilia se dió cuenta. Esta misma carraspeó fuertemente, esperando a que todos le hicieran caso. — ¿Vamos a jugar verdad o reto al final? todos me ignoraron. —
— Sí, señorita, vamos a jugar. — Le dijo Millie y yo sonreí como estúpido.
Finalmente estuvimos todos en ronda, pusimos una botella y la giramos rápido. Hubieron varios turnos, y todas se ponían retos graciosos entre sí, hasta que llegó lo peor. Lilia estaba apuntándome con la botella. ¡¿Otra vez?!
Gruñí despacio y rodé mis ojos, volviendo a ver a la rubia, a lo que ella sonríe de forma maligna.
— Muy bien, Schnapp. ¿Verdad o reto? — De manera rápida susurré reto, vi como ella revoloteaba sus ojos y se fijaba en algo. —Te reto a... gritar lo más fuerte que puedas. — Abrí los ojos del todo.
— ¿Estás loca acaso? si quieres que me suicide, di algo como... "tírate por la ventana", o... "dale un beso a Sally", yo que sé, es simple. — Que estúpido soy.
Lilia frunce el ceño y mira directo a Millie. — Bien, te reto a besar a... Mills. Pero, tiene que ser con lengua. ¿de acuerdo? — Me atraganté con la pepsi que estaba tomando, Millie estaba mordiéndose el labio inferior, y cruzando sus piernas. ¿COMO?
— ¿Te da miedo? — Pregunta Millie, mientras que yo la miro desconcertado.
Carraspeo un poco, volviendo a ver a Lilia. — Reto aceptado. — Me fui acercando a la castaña, para dejarle primero un beso en los labios; yo parecía calmado, pero me estaba haciendo caca por dentro.
Con cuidado me senté en el suelo y le tomé los brazos a la chica, jalándola hacia mi, para que finalmente pudiéramos unir nuestros labios.
Le tomé el mentón a Mills, para poder abrir su boca más y meter mi lengua en su cavidad bucal, ella me apretó los hombros, pero al final de todo si correspondía, si me daba el paso. Lástima que no estábamos solos.
Luego de unos segundos, me separé de ella, mientras que soltaba un largo suspiro, frotando su mejilla con la de ella tranquilamente.
—Eres encantadora, Brown. — Se me escapó y ella soltó una risa, mientras que sin palabra alguna comenzó a acomodarme el buzo, mirando hacia abajo.
— Te quiero Noah... pero... somos amigos. — Me acaricio la mejilla y luego los cabellos castaños rizados, viéndome a los ojos.
— Entiendo... — Mencioné bajando la mirada, mientras que Millie se ponía a hablar con sus amigas. Yo quise dejar de jugar y me puse con mi teléfono sobre uno de los sofás que habían ahí.
Las chicas se habían apartado de mi, y Millie se notaba incómoda, me quede con ese nudo en la garganta. Me lo quería quitar a toda costa, pero no iba a ser fácil.
Tratando de olvidar todo me puse a ver videos de gatitos y perritos, hasta que por un momento mis ojos se cerraron y no supe nada más de nadie.
¿Había sido ese mi fin? claro que no.
Volví a despertar a la mañana siguiente. Era un nuevo día. Con rapidez tomé mis cosas, y salí de aquella casa, mandándole un mensaje a Millie.
"Me fui, porque tenía hambre y nadie estaba despierto."
Que gran excusa, Schnapp.
Caminando me fui para la cafetería en donde estudiaba para exámenes importantes. Estaba cerca, así que podía evitar pagar un taxi.
Mientras estaba en el camino, revisaba mi celular, escribiéndole a mi mejor amigo, Jacob, seguramente nos veríamos esta semana... aunque no estaba previsto con él.
Al llegar a la cafetería, tomé asiento, tenía algo de dinero que me dio mamá ayer para una dona y un café, así que eso estaría bien.
NARRATOR'S POV
Cuando Millie despertó, se frotó los ojos, sus cabellos estaban todos despeinados, de fondo sonaba una canción que la movía bastante.
Era su tono de llamada.
Rápidamente lo cogió y contestó, mientras que se relamía los labios aún con los ojos cerrados.
— Diga... —
— Hola hija, en 1 hora pasó a buscarte para que vayamos a comer, ya es algo tarde. —
Hizo un sonido de que entendió aquello y colgó el teléfono, dirigiéndose al baño, en donde se miró al espejo y acomodó su cabello para poder lavarse el rostro rápido, y echarse desodorante.
— ¿Noah? —
Ella al no ver a su amigo, se preocupó bastante, y lo busco por toda la casa, pero no aparecía. Cuando tomó su celular para enviarle un mensaje, notó el que le había mandado él, por lo que suspiro aliviada, que maldito pedazo de basura. ¿Cómo la iba a dejar así sola?
Millie dejó su teléfono, volviéndose a quedar dormida.
Al día siguiente, Noah estaba más que emocionado, uno de sus mejores amigos iba a volver de México, ¡y tendría que ir a buscarlo al aeropuerto!
Ese día sin duda lo había recuperado del anterior.
Desde ayer que Noah no se hablaba con Mills, y se sentía algo mal por eso, ya que no pudo y no tuvo el valor de arreglar las cosas.
Noah terminó de cambiarse, y se fue directamente hasta el aeropuerto en un taxi. Finn iba a quedarse en su casa por unos días hasta que lograra instalarse en la suya.
Todo pasaba tan rápido, Finn lo estaba esperando sentado y eso lo hizo correr hasta el y envolverlo en un cariñoso abrazo.
— ¡Finn! — Gritó el castaño, cerrando sus ojos con una sonrisa plasmada en su rostro. — ¡Tengo muchas cosas que contarte! — Mientras salían del aeropuerto Finn escuchaba todos los caprichos e historias que le iba contando Noah, ¿qué buen amigo, no es así?
Pues déjenme decirles que a los dos segundos se escucharlo a Noah chillar, Finn le tapó la boca, diciendo que se callara un poco, y que continuarían aquella conversación en la casa.
