Algo de valor

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Adam se ofreció llevar a Genevieve a su apartamento después de ese pequeño episodio, asegurándose de que estuviera bien.

La mente de la muchacha era un torbellino de pensamientos y era algo con lo que siempre había luchado. Siempre podía ver primero el lado negativo de las cosas y le daba demasiado miedo intentar y fallar. A veces se preguntaba qué estaba haciendo mal.

Dejó su mochila sobre el sofá y se recostó de inmediato sobre él, soltando un largo y profundo suspiro. Cerró los ojos, tratando de apartar todo lo que le había pasado ese día. A su mente llegó entonces la imagen del muchacho, aquel que le ayudó con Blake. Sus ojos se abrieron, recordando su mirada de un azul como el océano y su cabello cobrizo y rizado. Justo en ese instante, su celular comenzó a vibrar.

Genevieve lo sacó de su mochila y lo desbloqueó. Todas las notificaciones provenían de Instagram. Confundida abrió la aplicación, encontrándose con una cantidad de likes que la hizo levantarse del sofá de un salto.

—¿Qué? —se preguntó leyendo también los comentarios. Todo el alcance venía de su última publicación, la ilustración del muchacho que ese día, la había ayudado. No pudo evitar sonreír. Había ganado seguidores y sus demás publicaciones también habían tenido recibimiento, lo que la llenó de ilusión pues significaba que la gente podría llegar a conocer su trabajo y lo que hacía.

Respondió algunos comentarios y luego cerró la aplicación, con el corazón latiéndole deprisa debido a la emoción. Eso le dio un poco más de confianza y algo de valor para enfrentarse a lo que probablemente se avecinaba...

A la mañana siguiente, Genevieve se levantó temprano, decidida a hablar con el señor Parker de la situación. Si el hombre no podía ayudarla entonces no tenía mucho que pensar. Dejaría la galería.

Salió de su apartamento, esperando a que algún taxi pasara cerca para poder detenerlo. Unos minutos después, la muchacha subió al vehículo, indicándole la dirección al chofer. Genevieve iba observando por la ventanilla, las transitadas avenidas de Nueva York. Los rascacielos contrastaban en algunas partes con construcciones que llevaban años en la ciudad. Lo antiguo y lo moderno se mezclaban, lo que encontraba fascinante.

Un rato después, el taxista se detuvo frente a la galería. La chica descendió del taxi, agradeciéndole y pagándole al hombre. Suspiró dándose un poco más de valor antes de entrar al edificio. Una vez ahí, caminó directo a la oficina de Parker. Tocó la puerta y una voz se escuchó desde dentro:

—Adelante —Genevieve giró la manilla de la puerta y la abrió. Parker despegó la vista de su computador, observando sorprendido a la muchacha —Gen, veo que te tomaste en serio lo de la puntualidad —la chica sonrió y se acercó al escritorio —son las 7:30 —añadió viendo el reloj de la pantalla.

—Quería hablar con usted antes de iniciar mi turno, señor Parker —dijo Genevieve. Las manos le sudaban y Oliver, pudo notar el nerviosismo en el rostro pálido de la chica.

—Siéntate, por favor —le ofreció el hombre. Genevieve tomó asiento frente a él —¿qué ocurre? —preguntó, animándola a hablar.

—Señor Parker, usted sabe que soy una persona que le gusta evitarse problemas y quejarse de las cosas porque no tengo razón para hacerlo —Parker frunció el entrecejo, asintiendo —pero hay una situación que se ha salido de control y no puedo seguir tolerando.

—¿A qué te refieres, Genevieve? —inquirió confundido.

—No a qué... a quién —corrigió la muchacha —Blake James.

—¿El hijo de Gabriel? —Genevieve asintió —¿has tenido algún problema con él?

Por un momento, Genevieve no dijo nada, pero no podía quedarse callada. Ya estaba ahí, tenía que hablar.

Stay with me (Quédate conmigo)Where stories live. Discover now