"Maldiciones"

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El crujido de los huesos hacía eco entre los callejones, los gritos de los otros demonios que luchaban por escapar, su intento por matarte, no eran más que insignificantes a tus ojos. Aplastarlos como cucarachas, romperlos como una vasija vieja, desmembrarlos como a un insecto, era algo que en estos momentos te divertía... y mucho. Sentiste como otras sombras te acorralaban en aquel sitio, eran otros demonios buscando venganza, ya fuese porque invadías sus terrenos o habías acabado con sus secuaces, lo que fuese, la actual tú, solo reía descaradamente ante cualquiera de sus acciones. No te importaba, ni ellos ni nadie, solo querías matar, matarlos a todos... y que no quedara ninguno.

Una vez pasado este ciclo tuyo de incontrolable deseo por la matanza, tu mente olvidaría todo aquello que causaste, odio, ira, agonía, tristeza, locura, todo aquello por lo cual te afligías, desaparecería. No recordarías absolutamente nada de lo que habías hecho, la única prueba de tus acciones era que despertarías en un charco de sangre, cubierta por la misma, sin remordimiento alguno, si eran inocentes o no, eso no importaba, tú los habías matado a todos, uno, por uno... Esto era algo que no podías contarle a nadie, y como hacerlo? Si cada vez que lo hacías terminaban muertos por tus propias manos en un intento desesperado por detenerte a ti y tu incontrolable deseo. No sabias de donde venía, como lo hacías, si incluso lo obtuviste de alguna parte. De lo único que estabas segura era que al llegar al infierno, despertaste en un mismo escenario, por ello odiabas el rojo carmesí.

No sabias cuanto tiempo había pasado, caminaste entre los callejones sin saber a dónde ibas, sin nada en que pensar claramente, no traías nada puesto y en tu estado actual eras bastante vulnerable, ya sea por alguna u otra razón serias presa fácil ahora que no estabas en tus sentidos. Tropesaste en tu andar y caíste encima de un charco de agua sucia, te miraste unos segundos en ella, tus ojos ahora se veían normal, del color que deberían ser, grises. Sonreíste a tu reflejo como forma de consuelo hacía ti misma, te frustraba el no recordar nada, pero tratabas de permanecer fuerte y continuar.

"No le daré a dios el gusto de verme... derrotada..."

Siempre decías lo mismo y volvías a caer, era un círculo vicioso en el que no veías salida. Seguiste caminando empeñada en recordar lo que había pasado, pero solo venía a ti una voz. Una voz grave, que se le oía siempre quejumbrosa, el aleteo de unas alas, el barajar de las cartas, el tintineo de los vasos de vidrio. Quisiste llorar, pero no salía nada, solo caíste de rodillas perdiendo las fuerzas para continuar. De repente, de entre las grietas de una pared de aquel callejón salió un corpulento demonio, del tipo reptil, con grandes cuernos y escamas filosas, al percatarse de tu presencia se relamió los labios con su larga lengua, esperando encontrar algo de Diversión contigo.

Vaya, vaya... Que tenemos aquí? Alguien olvido su juguete en la caja de arena? Hahahaha!! –Río lúgubre-

-Te arrinconó en la pared frente a él, era obvia la situación en la que te encontrabas ahora, estabas cansada y débil como para correr o defenderte, aun así, lo intentaste sabiendo que sería inútil-

Ven acá perra! –Te alzo en el aire tomándote de tu cabello-

Un agudo grito de dolor salió de tu boca mientras tratabas de zafarte de su bruto agarre, dirigiste una fuerte patada hacía su cara, pero este no sintió nada contra aquello, en respuesta, dio un giro para luego arrojarte contra unos escombros. Chillaste de dolor, lo miraste nuevamente ahora molesta, maldiciéndolo por lo bajo, esperabas que te violara o matara ahí mismo, pero en cambio este comenzó a golpearte y lanzarte contra todo lo que encontraba a su paso. Una vez más te tomo por el cabello y te arrastro hasta llegar al centro de la calle, estrellando tu rostro contra el pavimento y pisoteándote como a un insecto. Ya harta de esto, alzaste tu mano al aire y la cerraste en un puño con fuerza, sin apartar tu vista del reptil que te había lastimado.

{Cóctel Cat} HuskxReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora