Un amante es aquella persona con la que se ha creado un tipo de vínculo. No literalmente tiene que ser del tipo sexual. Un amante es esa persona que te deja ser tu misma en cualquier momento. Sin vergüenzas ni pudores. Disfrutándose mutuamente.
'Y...
Se desintegrarán los recuerdos como hojas secas de árboles en el piso mojado de torrenciales lluvias. Me llenarán de confusión ciertas anécdotas donde se perderán imágenes entre lo real y la imaginación de lo que vivimos.
Lo que si quedara por siempre claro, muy claro es el aroma de tu piel, eso si no se perderá ni se confundirá nunca en mi memoria.
La última vez que nos vimos me besaste hasta el alma. Nos despedimos y prometimos no volvernos a ver. La semana siguiente estarías recién casado y era de esperar que hagas tu vida como se debe. Yo soy una señora de la cuál te aferraste una temporada para hacernos el amor incansablemente. Mi dulce joven pianista de miembro erecto y dulce sabor. Es hora de que nos despidamos y siga cada quien su camino.
M.- Atreviéndome un poco a escribirte aun sabiendo que no debería pero algo me queda claro y todo cuadra y no puedo dejar de compartirte mis pensamientos aún que hayan pasado varios años sin vernos. Tal como quedamos al decirnos adiós aquella tarde. Tu cuerpo expresaba la intensidad de tus pensamientos y en una perfecta intersección con el mío chocamos como dos almas que vinieron al mundo a expresarse, así, al desnudo, de piel a piel. En las letras y en la realidad somos iguales, somos expresión, somos dos tintas que juntas fugazmente protagonizamos una obra de arte, el arte del placer, de los besos, las caricias, los multiorgasmos. Magnificamos todo, tus pezones eran mi universo por instantes, tu piel mi cobija favorita, tus piernas, tu entrepierna hacían que mi mundo fueras tú. Y así, en completa desnudez la acción de penetrarte solo la puedo comparar con un rayo de luz tocando tierra. Mi energía, toda, entera, estaba ahí siendo depositada en ti, enteramente, y al final recibiendo el abrazo de tus músculos, órganos y cueros internos, llorábamos, sabíamos que nos teníamos y a la vez no, pero aún así nos entregábamos. Nunca olvidaré lo que para mí es por mucho mi mejor experiencia sexual. Si en verdad somos energía, como los rayos, probablemente nos volvamos a encontrar. Si somos parte de un pre-destino probablemente el pasado terminará por guardar lo que pasó. A veces prefiero pensar de una forma y otras veces de otra, al final queda en mi el recuerdo que aunque fugazmente, de vez en vez lo hago presente, con el poder de mi imaginación y el regalo de la automplacencia. Así las cosas, de escritor a escritora. Admiradores los dos, de las mieles del placer.
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