Sol.
Mire la sala desocupada, con los mil planes con ella, me tiré de una en el sillón frente el televisor y prendí el Netflix, no pensaba mover mi orto hasta terminar mi serie.
Me acomode a lo largo del sillón y empecé a ver mi serie.
Las risas desde la puerta de la entrada me distraen y puteo mentalmente a las personas que ríen, las risas se escuchan mas clara cada vez que esta se acercan a la sala.
Le subo el volumen a la tele para trata de volver a poner mi atención en ella, pero es imposible cuando las dos pibas entran a la sala acompañadas de mi hermano y Ignacio.
—Sol, volá a tu pieza —me ordena Damián mientras pasa su brazo por los hombros de una morocha—
—wacho llege yo primero —me quejo —volá vos Gil.
—Sol —se queja —
—Damián, no me pienso mover, pibe —le saco la vista de ensima y miro la tele —
—hey va a por el capítulo que yo voy —dice la morocha —¿nos podemos quedar?
Miro con una ceja en alto a los cuatro y ruedo los ojos para después asentir.
Sin ganas los dos pibes se sientan en los sillones libre, con sus pibas, mientras miran sin entender la serie.
Así estuvimos unos largos minutos, Damián con cara de ojete porque su wacha no le daba bola, y yo con cara de culo porque la piba que estaba con Ignacio se lo estaba re comiendo.
Me lebante del sillón dramáticamente y lance un gruñido a lo bajo, me iba a morir de celos si seguía ahí.
Subí a mi pieza histerica, a punto de explotar, cerré la puerta de un portazo y me tiré boca abajo en mi cama.
—¡la voy a matar! —grite arrugando mi nariz —
La puerta de mi pieza se abrió, desde el marco de la puerta se asomó mi hermano.
—solchu, me haces un favor —sonríe —
—no
—baja y pedí una pizza —ahora ordenó con cara de culo —
—¿porque?, hacelo vos pajero —me quejo —
—no, porque el pibe de la pizzería me quiere cargar a piñas —lebanta los hombros —aparte esta re alzado con vos.
—la concha de tu vieja —me quejo y me lebanto de la cama —
Baje nuevamente marcando el número de la pizzeria junto a Damián, pedí el pedido a mi gusto y me enceree en la cocina para tomar gaseosa.
Saque la Manaos de cola de la heladera, y me serví un poco en el vaso.
Ignacio entró a la cocina mirando algo en su celular re distraído, abrió la puerta de la heladera y saco la vista del celular.
—¿la Manaos? —pregunta mirando la heladera —
—la tengo yo imbécil —llamó su atención —
Toma un vaso de vidrio y se acerca a mi, apolla su vaso en la isla y se sirve gaseosa, terminó de servirse y cerró la botella, tome su vaso y lo aleje de el, llamando nuevamente su atención.
—¿qué queres? —dice sin ganas —
—te quiero a vos.
—seguí soñando entonces — atinó a tomar el vaso, pero lo alejo mas de el—wacha, me estas cansando.
—me re imagino —hablo sarcástica —
—¿me das el vaso? —pide con su carita de culo—
—¿no te das cuenta que tengo más que darte que cualquier piba? —tomó su vaso y se lo dejó enfrente suyo —Nacho, si no consigo tener, voy a hacer que te arrepientas de no haber estado con migo.
—¿es amenaza? —se ríe amargamente —
—no, pero te vas a arrentir cuando ninguna wacha te de todo lo que yo te puedo dar —suspire y salí de la cocina —
Me sentia re piola, ni yo me podia creer que habia dicho eso, ¿de donde habia salido mi madurez?.
—anda a atender, que llegó el pibe —ordena mi hermano —
No reprochó nada y atiendo al repartidor de pizza, que al verme sonríe de oreja a oreja.
—su pizza —me entrega la caja —
—muchísimas gracias —sonrió y le doy la plata junto a su propina —
—¿cómo estas? —suelta sacándose el casco de su moto —
—bien, ¿vos? —trató de ser simpática —
—bien, ¿ me darías tu número? —re directo —
—¿qué onda? —escucho a mis espalda —
El chico y yo miramos a la persona que se metía en nuestra conversación.
—yo me voy —se pone su casco —nos vemos, Sol.
—chau.
Cierro la puerta y quedó frente a frente con la rubia que anteriormente se comía a Ignacio.
—tu hermano me mandó —se excusa y me quita la caja—