A la mañana siguiente ya estoy bañado y desayunando para un nuevo día en el trabajo. Por fin había logrado conciliar el sueño anoche; dormí unas tres o dos horas como máximo, pero algo es algo.
Y después de lo que me había pasado ese día, no es como si hubiese esperado mucho. Ya el día había ido lo suficientemente bien.
Termino de comer y me encamino hacia el trabajo. El carro ya está reparado, por lo que no tengo que irme caminando.
Mientras manejo, trato de despejar mi mente; decirme a mí mismo "no la volverás a ver, deja de pensar en ella." Pero no puedo hacerlo; comienzo pensando en una cosa y a medida que mis pensamientos vagan, me encuentro pensando en ella una y otra vez.
Tengo que dejar de hacerlo, lo sé. Pero es como esas cosas que sabes que te lastiman, y que por más feas y horribles que sean, no te las puedes sacar de la cabeza. En mi caso no es que ella me lastime, o pensar en ella lo haga. Es el hecho de saber que lo hago en vano, porque mis probabilidades de volver a verla, y de que por mera casualidad se enamore de mí, son, para ser sincero, un poco escasas.
Tengo que dejar de pensar en ti. - me digo - Por mi propio bien.Y lo hago.
O al menos lo intento.
Por las próximas dos semanas traté de ser lo más corriente posible: seguí mi rutina diaria, ya no me detenía más en las plazas ni me quedaba viendo a los ciegos en la calle...
Incluso me sentí... Normal.
Hoy es domingo por la tarde y no tengo nada que hacer, así que voy a un Starbucks por un café. Hay uno cerca de mi apartamento, pero hoy me siento con ganas de caminar, así que iré al que está dos calles más lejos. Me pongo una bufanda porque hoy hace frío y meto mi billetera en el bolsillo del pantalón que estoy usando.
Camino por un rato hasta llegar, abro la puerta y...
Mierda.
No, esto no puede estar pasando.
No me pasé una semana sin poder dormir pensando todas las malditas noches en ella para que vuelva a aparecerse justo en frente de mí como sí nada, viéndose tan hermosa que duele.
No puedo hacer esto, no. Es más, voy a sentarme en otra mesa y esperar que se vaya; no puedo seguir dándome falsas esperanzas. Cierro la puerta detrás de mí, y avanzo hacia la caja, pido mi café y me siento en una mesa que está atrás de la de ella.
Dios. ¿Por qué es tan linda?
Sé lo que debí hacer hecho: debí haber pedido mi café y salir por la puerta directo de donde vine. Pero no, en lugar de eso estoy sentado aquí como un completo idiota mirando a una mujer que sé que no puede ser mía...
Pero, ¿por qué no?
Después de todo, me obligué a dejar de pensar en ella porque no la volvería a ver y aquí estoy, sentado a menos de cinco metros de ella sin poder hablarle.
Debería hacerlo.Después de todo ella prometió darme su número si la encontraba de nuevo... ¿Parecería un desesperado si me acerco?
Como sea, no tengo nada que perder si no es ella, así que decido hacerlo. Me levanto de mi mesa y justo cuando estoy a punto caminar hacia ella un tipo llega de la nada y se sienta en su mesa. Él es alto y delgado; usa unos jeans grises y una blusa casual. Incluso es... Guapo.
Jessica pone ambas manos sobre la mesa y comienza a hablar. Él estira una manos y y toma una de las de ella entre la suya y la mira a los ojos y, a pesar de que ella no puede verlo, esboza una sonrisa y deja de hablar como si lo supiera. Se me cae el alma a los pies, ése fue un gesto tan simple y tan íntimo; con una simple mirada se dijeron todo, y aunque ella no "lo esté viendo", lo sé.
Se quieren.
Me toma unos minutos asimilarlo, pero cuando por fin reacciono, me doy cuenta de que algunas personas en el sitio se voltearon para mirarme.
Incluyéndolo a él.
Salgo de mi trance y me aclaro la garganta en un gesto de incomodidad, me acerco a la mesa de Jessica y me dirijo hacia el chico.
Lo siento. - digo, ya que después del espectáculo que monté, supuse que debía decir algo - Es sólo que me pareciste conocido, pero luego de verte bien, creo que no nos conocemos.
Intenté cambiar mi tono de voz un poco, no quería que ella me reconociera.
Hum... - dice él, y ladea la cabeza para verme bien - Sí, creo que no nos conocemos.
Eso pensé. - digo asintiendo levemente y dirigiéndome hacia la salida -
Salgo del sitio y me siento en la orilla de la acera a beber mi café.
Dios.Eso estuvo tan cerca.
No puedo creer lo a punto que estuve de hablarle... Y no me quiero ni imaginar lo que hubiese pasado si, de sentarme con con ella, hubiera llegado su novio y me hubiese dado una paliza ahí mismo.
O si simplemente me hubiera rechazado y dicho algo como "Estoy con mi novio, vete. Nunca fue en serio lo de darte mi número".
Pero, ¿por qué fue tan amable ese día entonces? Éstas son las cosas que me dejan pensado sobre las mujeres.
Creo que mejor me vuelvo homosexual.
Pero con chicas como ella en el mundo, viviría anhelando lo que no puede ser mio.
Justo como estoy ahora.