5 - Un recuerdo...

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Gaby sufría de insomnio. ¿Cuánto tiempo? ¡A la mierda! Desde que Éngel desapareció. No podía evitar estar muerto de preocupación, y nadie lo apoyaba: «ella se perdió, quizá no quiere que la encuentren», decían.

Pues estaban equivocados, Gaby podía sentirlo, Éngel no era así, jamás se iría sin motivos. Era una chica querida, sí, no recordaba su pasado o su muerte, pero era feliz... o eso creía Gaby. ¿Estaría equivocado? ¿Era tan ciego que no podía ver más allá? ¿Por ese motivo lo había abandonado?

Estos fatídicos pensamientos lo atormentaban cada noche sin descanso.

Una mañana decidió visitar un río famoso en el paraíso, conocido por sus capacidades curativas. Gaby iba allí constantemente, cuando el insomnio estaba a punto de volverlo loco, y se daba baños largos, hasta sentir una pizca de calma en su alma.

Ese día, mientras flotaba en las aguas cristalinas del río, oyó voces de un par de jóvenes que caminaban por ahí; luego decidieron meter sus pies al río, para descansar, mientras seguían hablando:

—Oye, Betty, él es un guerrero, ¡lo reconozco! Va a las purgas y todo...

—Cállate, Bob, no le vayas a saltar encima, aunque... puede que pateé tu trasero, así que está bien; vamos, ve y trata de alabarlo.

—Qué graciosa eres Betty, no tienes que ser tan cruel —resopló Bob—. Oye... ahora que recuerdo... él paseaba mucho con esa chica... eh... ¿la recuerdas? Fue hace muchísimos años.

—¿Te refieres a Éngel?

—Sí, la chica guapa. ¿Qué le habrá pasado? Todos dicen que desapareció.

—Y es lo más probable si es que mi suposición es correcta —mencionó Betty, observando sus uñas con calma.

Gaby escuchó su conversación y sintió una repentina emoción y apuro en su corazón, así que nadó lo más veloz que pudo hasta ellos, asustándolos un poco.

—¡Oye! ¿Te oí mencionar a Éngel? —preguntó Gaby, agotado, observando desde el agua al par de ángeles jóvenes.

Betty y Bob estaban sorprendidos y algo asustados:

—Eh... sí —respondió Betty con desconfianza—, lo lamento, no quería...

—¡No! ¡No es eso! Dijiste algo sobre una suposición, por favor, dime lo que sabes, ¡te lo ruego! —imploró Gaby, acercándose a las piernas de la chica, aún metidas en el agua.

—Oye viejo, cálmate —dijo Bob, imitando la pose del famoso meme.

—¡Por favor! —gritó Gaby con desesperación, su rostro se veía fatigado, pero decidido.

Betty suspiró y comenzó a hablar:

—Bueno, fue hace muchos años, creo un día antes de que la reportaran como desaparecida. Ella nos preguntó sobre portales transformados...

Y le contó toda la historia, completada por Bob, cuando le confesó lo del portal que te permitía observar el infierno y el conocimiento que Éngel tenía sobre este.

Gaby relacionó las piezas y creyó comprender todo.

—No saben cómo se los agradezco, debo irme —respondió Gaby, saliendo del río y corriendo hasta donde estaba su ropa, para cambiarse e ir hasta donde estaba el portal.

Bob observó cómo se alejaba aquél ángel.

—Betty, ¿crees que sea novio de Éngel?

—Ella está perdida ¿y eso es lo que te preocupa? Eres un tonto, Bob...

¿Te conozco? Alastor. Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora