Before you left.

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- No Scott, no voy a decirle eso.

- ¿Y por qué no? Llevas meses corriendo tras su trasero y estoy seguro de que él también lo hace por el tuyo.

- Y no por eso le voy a decir que estoy teniendo problemas hormonales y que él es la solución.

- Eso sería mejor que trepar por su árbol y tocarte viéndolo.

- Pero... -

- Ese árbol apesta a ti, qué asco. Me da pesar con la naturaleza de que seas tan animal, Derek. Ya ves por qué Stiles siempre nos está comparando con perros.

- Cállate. - rechinó los dientes y rodó los ojos. - ¿Vas a ayudarme o no? Empezando porque ni siquiera sé por qué te conté que Stiles me gustaba.

- Igual lo hubiese sabido. - recalcó golpeándose la nariz.

- Con lo lento que eres lo dudo. - se mofó Derek recibiendo un golpe del de rasgos latinos.

- Si no se lo dices voy a decírselo yo.

- ¡Eres su mejor amigo! Deberías saber qué le gusta.

- Sé qué le gusta, ¡pero no cuando se trata de cosas románticas!

- Olvídalo, no le diré nada, es mejor así.

- Y ahí está el Derek depresivo y solitario que enamoró a mi amigo.

- ¿Él te lo dijo?

- ¿Qué?

- Que lo enamoré.

- ¿Dije eso? Debí equivocarme, je. - rió rascándose la nuca y Derek levantó ambas cejas siendo consciente del cambio de ritmo cardiaco del chico. - ¡Mierda, se me están pegando las malas costumbre de Stiles! - sin más, el chico arrojó un libro que se encontraba tranquilamente sobre la mesa hacia Derek intentando golpearlo y distraerlo. Se movió estratégicamente con su recién aprendida técnica serpiente por todo el camino hasta la puerta y se marchó refunfuñando y casi lloriqueando por su pequeño gran error.

Derek levantó el libro que por metros había fracasado en golpearlo y sonrió. Se levantó de su lugar y se alisó el pantalón. No tenía muchas ideas pero alguna debía funcionar, así que sin más tiempo que perder, se puso manos a la obra.

(...)

- ¿Y si no le gusta?

- Le va a gustar.

- Lydia, es Derek Hale, a él nada le gusta.

- No cuando se trata de ti. Ahí todo cambia.

- No digas tonterías. - sintió sus mejillas picar ligeramente y pudo ver la sonrisa maliciosa de su amiga, quien muy amablemente doblaba y pegaba el regalo que Stiles había decidido darle al ojiverde que se había estado comiendo sus sueños y pensamientos desde hacía ya buen tiempo. - ¿Será que le gusta?

- Oh vamos, cállate. Le va a gustar. Y si no le gusta muy mal por él, se la meto por el c-

- Okay, okay, le va a gustar, sí. - afirmó levantando ambas manos, Lydia asintió y le entregó el paquete reluciente con un precioso moño blanco. - Ojalá le guste y me la meta él por el c-

- ¡BIEN, hora de irse! - Scott saltó por su ventana y cayó de bruces, derribando la pila perfecta de películas por ver de Stiles. - Nos tenemos que ir de la ciudad, del país, del planeta si se puede. Y si preguntan, nunca existimos y no fuimos más que una alucinación colectiva.

- Estás pasando mucho tiempo conmigo, ¿lo sabías? - rió el castaño ayudando a su amigo a ponerse de pie. El chico solo lo miró con sus ojos de cachorro y Stiles identificó a la perfección su mirada de culpa y vergüenza. - Qué hiciste.

Forever Yours. - STEREK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora