Ciudad Blanca.

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Eran las tres de la madrugada, el celular vibraba, lo agarré para ver quién era y me percaté que tenía varias llamadas perdidas y tres mensajes de textos de Shesira, comencé a revisar uno por uno.

- Te estoy esperando en mi habitación, no vayas a demorar mucho.

-¿Vas a venir?, ya paso más de una hora que culminó el concierto.

- Fui a tu cuarto y los chicos me dijeron que habías salido ¿dónde estas?, me estas preocupando, te estuve llamando pero no se porque no contestas.

Me levanté cuidadosamente de la cama, ya que no quería despertar a Mía, la miré y pude observar como descansaba, estaba echada boca abajo sobre el lado izquierdo de la cama totalmente desnuda, tapada solamente con la sábana, es definitivamente  perfecta pense en voz baja. Luego de eso, lo único que hice fue vestirme, agarrar mis cosas y salir en silencio.

Lucía de lo más agotador, tenía la camisa totalmente alborotada, con las mangas remangadas, desabrochada los dos primeros botones de la parte de arriba, el cabello totalmente alborotado y la chaqueta colgando en mi brazo izquierdo.

Miró el celular para percatarme de la hora y ver si no recibí otra llamada o algún mensaje más, eran las tres con treinta y seis de la madrugada.

Decidí ir al bar del hotel para tomarme algo caliente antes de irme a acostar.

Mientras bajaba por el ascensor, solamente pensaba en lo que había sucedido hace unas horas atrás. No lo podía creer Mía y yo fallando duro de una manera inexplicable, y es que yo a ella también la deseaba.

Una vez ya en el bar del hotel decido sentarme en la misma barra, sin percatarme de nada ni de nadie solamente me senté en el medio de ella.

-Un café bien cargado por favor.

-Vaya, hasta que al fin apareciste, dijo un hombre que estaba al costado mío.

Levante la cabeza miré hacia el lado derecho y me di con la sorpresa que era nada menos que Gustavo.

-Gus, lo siento no fue mi intención desaparecerme.

-¿Dónde te habías metido? - me preguntó muy serio.

Se notaba su enojo en su rostro, esos ojos mirándome mientras fruñia sus cejas, formando arrugas en su amplia frente.

No le podía decir con quien estaba, ya que se lo podría decir a su hija y ahí si era mi fin. Así que decidí obviar ese detalle y desviarlo dándole una mentira.

¿Pero que le podría decir?, no podría decirle que fui a caminar, ya que no conozco la ciudad de Arequipa, además ¿quien sale a caminar a las once de la noche? y la forma como estaba vestido pues tampoco me ayudaba mucho.

-Fui a una discoteca, fue lo único que se me ocurrió.

Me miró con una cara de que no me creyera, pero decidió pasarlo por alto.

-Que sea la última vez que lo haces, y anda ver a Shesira que esta muy preocupada por ti.

Se levantó de la silla, dejando unos billetes encima de la barra.

-Yo invito esta noche, dijo retirándose del bar.

-Gracias.

Me quedé unos cuantos minutos más pensando en todo lo que estaba pasando.

Sólo espero que las cosas no se compliquen, además si bien me gustaba Mía, no la conocía mucho que digamos. En cambio Shesira, era mi amiga desde que mi ex novia me la presentó cuando salía con ella, la conocía perfectamente, pero no la amaba. Pero eso no me quitó la idea de poder intentarlo, además era hermosa y me conocía mejor que nadie.

Ruta 69Donde viven las historias. Descúbrelo ahora