El espíritu se desplazó por todo el reino de Mawelk, hasta llegar a los aposentos del rey, tomándolo por sorpresa.
—¿Qué eres tú? ¿Quién eres? ¿Qué quieres aquí? —preguntó poniéndose a la defensiva.
—Soy la madre de la vida, de todo lo que tu pisas y has destruido.
—Ah, ya veo —pronunció indiferente—. ¿Y qué quieres aquí?
—Desprecias la vida de un modo único, como el primer rey.
—Pues, espíritu, por si no lo has notado, yo quito la vida, no la creo.
—¿Eso crees? He visto otra cosa hacia el este.
Eraztek frunció el ceño, luciendo molesto.
—Esa criatura tampoco vivirá.
—Eres sólo un niño, aún te falta tanto por aprender y vivir.
—Soy el rey de Mawelk —pronunció con molestia, al sentir cuestionada su posición.
—Ya no más. Aprenderás a respetar aquello que tanto has despreciado, joven rey cegado por la soberbia y el poder.
Él la miró confundido, y antes de poder reaccionar, le dio un golpe en el pecho con la palma abierta. La observó desconcertado, y el espíritu desapareció.
Eraztek dio un paso, y cayó arrodillado en el suelo, antes de gritar de dolor, clavando sus uñas en el suelo. Deik no se tardó en entrar a la habitación, preocupado, y al verlo, dio un paso hacia atrás.
Eraztek se llevó ambas manos al pecho, clavándose las uñas mientras gritaba, al sentir que un fuego abrasador lo quemaba por dentro, subiendo y bajando por todo su cuerpo.
Deik lo miró y luego negó con la cabeza, al ver el cuerpo del muchacho en el suelo, respirando agitado.
—¿Qué te hicieron?
El azabache abrió los ojos, y al ver el color de la piel de sus manos, con mucha dificultad debido a la oscuridad, gritó entrando en pánico.
Lo había vuelto humano, ese maldito espíritu en forma de mujer lo había vuelto humano.
"-"-"-"
—Unos días después—
Corrió por el bosque, riendo, mientras llenaba de vida todo a su paso, haciendo florecer todo aquello que su pies tocaban. Río con felicidad, girando en el mismo lugar, bailando.
Se sentía tan feliz.
Corrió hasta el río, y al momento de meterse, se llenó de vida, de peces de diferentes tipos y colores, haciéndola reír.
No más tristezas.
Tocó su vientre con ambas manos, y sonrió plenamente feliz.
—¿Tú te sientes feliz también? La Madre Naturaleza nos han bendecido a ambos, y es por eso que podré tenerte conmigo, y tú crecer en mi vientre, feliz, hermoso —sonrió acariciando su panza.
—¡Reina Tifay! —gritó un guardia, buscándola por el bosque—. ¡Es necesario que regrese de inmediato al castillo!
La jovencita frunció el ceño, y salió del agua, caminando descalza por la hierba, hasta llegar al guardia.
—¿Qué ocurre?
—Es... El rey, algo ha pasado con él.
—¿Qué tiene? —preguntó con miedo, subiéndose a uno de los caballos.
—Véalo con sus propios ojos, mi señora —le dijo antes de subir a su caballo, y comenzar a cabalgar ambos hacia el castillo.
Unos quince minutos después, ambos llegaron, ayudando el guardia a la muchachita a bajar. Tifay entró rápido, buscando a Eraztek.
—Mi señora, sígame por aquí —le dijo un oficial, guiándola hasta su habitación real, sorprendiéndola de saber que él estuviera allí.
La dejaron sola en el pasillo, y ella recorrió el resto del camino, hasta ingresar.
—¿Eraztek?
Vio a un muchacho de ojos azules, cabello negro y piel blanca parado frente a uno de sus ventanales, luciendo realmente molesto. Su mirada destilaba rabia pura.
Se acercó a ella, y antes de dejarla hablar, la tomó del cuello, asfixiándola.
—¡¿Qué demonios hiciste, maldita desgraciada?! ¡Soy un humano por tu culpa!
—E-Eraztek —balbuceó con lágrimas en los ojos, tomándolo de las muñecas—. M-Me... E-Estás...
—Sí, te voy a matar —bramó furioso—. Me quitaste lo único que he amando en mi vida, hija de-
Una gruesa rama entró por la ventana, y se enredó en el cuello del rey, antes de jalarlo hacia la pared contraria, logrando que la soltara y que Tifay cayera al suelo, tosiendo y llorando.
La rama lo rodeó por completo, inmovilizándolo.
—¡Me arrebataste todo! ¡Cambiaste mi vida por esa porquería qué llevas adentro! —le gritó con rabia.
Ella lo observó, llorando. ¿De qué estaba hablando? Ella no había hecho nada. ¿Por qué quería matarla? Quería asesinarlos a ambos, a ella y a su bebé.
Y con sus propias manos.
.
.
.
Sí, ambos son unos adolescentes... 💔😢