EN EL AEROPUERTO

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Mi nombre es Alissa tengo diecinueve años, toda mi vida he vivido en la misma ciudad. No es algo que me preocupe demasiado porque es la ciudad perfecta para explotar mi talento como artista.
Leiver es la capital mundial del arte, la ciudad está llena de museos, teatros, galerías de arte, academias de baile y de música. En conclusión si eres artista y deseas que tu trabajo sea reconocido esta es la ciudad perfecta para tí.
Amo en gran manera mi carrera aunque para mis padres no fue fácil aceptar el hecho de inclinarme a una carrera artistica y no seguir los caminos establecidos desde mi nacimiento en la Administración y negocios.
Mis padres son dueños de uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, al igual que son socios mayoritarios en otros negocios como la resposteria Lilipop y el Cine IXXA.

Elena mi mejor amiga ýllega hoy de visitar a su padre. Durante las tres semanas en que no estuvimos juntas me contaba todo lo que hacia día a día, estaba al tanto de todas sus actividades. Sin embargo la extrañaba demasiado y queria verla. Le había hecho un cartel de bienvenida con unas bombas en helio, a lo súper cursí.
Al verme corrió contenta a abrazarme dejando de lado la maleta que traía arrastrando tras ella.

-¡Alli! Me hiciste mucha falta amiga-. Tomandome de la mano me dio una vuelta para observarme con detenimiento. - Y estas semanas te has puesto más guapa quién lo diría.

Hasta la carcajada estruendosa se me salio ante el comentario tan absurdo de mi amiga, siempre iba por la vida diciendo ese tipo de disparates para alegrar o amenizar las relaciones.

-Y yo extrañaba tus locuras. Vamos me imagino que estás cansada del viaje ¿no?- Le dije mientras la estrechaba en un fuerte abrazo

-Cansada ¿de qué? De hecho me he enterado de que Justin Davies arribará en este aeropuerto en el próximo vuelo y vamos a esperarlo.

La mire con cara de desconcierto. Ella estaba ya muy vieja para ese tipo de adolescentadas.

-Por favor Elena, te verás tan ridícula como el resto, ese tipo ni en mil años luz notará tu existencia; es más tú no le importas ni un pepino. No quiero esperar aquí cuando ni siquiera tendrás acceso a él con la cantidad de tontas que también lo estan esperando-. Dije esto último señalando en direccion a la salida del aeropuerto en donde había un gran número de adolescentes locas con carteles que llevaban frases como: "Justin merry me" y "I Love You". Que estupides esa ¿cómo puedes declararle amor a alguien que realmente no conoces y que tampoco te conoce. Sobre todo alguien como ese chico que desprendía orgullo y egocentrismo con solo su presencia. No por poco las noticias de chismes y revistas cada cuanto evidenciaban actos de petulancia, orgullo y hasta violencia unas cuántas veces del gran Justin Davies hacia algún fan o cualquiera que viera lo suficientemente frágil como para descargar sus frustraciones.

Contra todo pronóstico y sin importar cuanto me hube quejado de la idiotez que haciamos, allí estabamos ambas esperando a que apareciera el susodicho. Según Elena si nos quedábamos dentro del aeropuerto seria más facil toparnos con él como quien no quiere la cosa.

Decidí ir al baño para hacer la necesidad número uno el avión aún no había aterrizado despues de varios minutos esperando.
Los baños del aeropuerto siemore se mantenian aseados y oliendo a ambientador de flores frecas, lo cual agradecí inmensamente. Disponian de inodoros inteligentes al igual que los grifos y el sistema de luz.
Cuando hube salido del baño ya habia llegado Justin Davies aunque todavia estaba en la sala de espera, las chicas habían empezado a gritar su nombre con tanta efusividad como si su vida dependiera de ello. Sentí vergüenza por ellas, de verdad.

Elena a mi lado contenía las ganas de echarse a gritar como una fanatica maniatica, al menos tenia un granito de dignidad.

-¡Ay por favor! Dime que no es lindo Alli. Se que no lo puedes negar, todo en él es perfecto.

-¡Ahhg!-. Bufé de inmediato cansada ya de escucharla hablar de lo lindo y perfecto que le parecia Justin Davies.
Mentiria si dijese que es feo, obvio no,  si parte de su fama entre las féminas se debe a su gran aspecto físico: su cabellos negro y sedoso que se cortaba solo en los laterales mientras que en la parte alta de la cabeza lo tenia lo suficientemente largo como para sujetarse en un moñito varonil, sus ojos marrones y redondos atraian de una manera locamente extraña. Ademas de que poseía la contextura física de un divo, alto con músculos formados sin exagerar que le daba peso a su masculinidad.
Entre algunas era tan bello como los dioses griegos del olimpo; yo solo veía belleza en él, el resto de sí mismo estaba tan hueco y vacío que solo incitaba lástima.

-Sé que es bonito y toda la cosa, solo toma la foto para que puedas fanfarronear y larguemonos tengo muchas cosas por hacer y eso no incluye fangirlear-. Respondí

Dicho esto las puertas se abrieron dando paso a Justin con su gran catidad de escoltas. Elena no se resistió más y gritando corrió hacia él. Uno de los guardaespaldas la detuvo por lo que recuperando la cordura respiró profundamente y le preguntó al guardaespaldas si podía hacerse una foto con Justin Davies. Este volteó y susurrandole a Justin lo que mi amiga habia preguntado este lo miró y negó con la cabeza. El guardaespaldas dirigiéndose hacia mi amiga le remitió la respuesta como si no hubiese sido evidente su negativa.
Elena quedó casi petrificada, y la decepción se hacia evidente en su rostro ¡Aggh!

Al ver que Elena no se movia el chico con un gesto de mano la echó de su camino como si de un perro sarnoso se tratara. La ira recorrió todo mi cuerpo cuando nuestras miradas se conectaron y vi la sorpresa e indignación en su expresión. Con frustración resople quitándole importancia al chico petulante que acababa de hacerle semejante groseria a mi amiga justo en ese momento el chico me miró escudriñandome por completo, volteando los ojos camine resuelta a salir de ese lugar no podria compartir el mismo espacio con un ser tan desagradable como él.

-Señorita, lo siento pero no puede abrir esa puerta hasta que el Señor Justin Davies no tenga salida segura.

Lo que me faltaba ahora el señor era tan importante que debia desplegar todo un operativo para salir del aeropuerto.
-¿Usted me está diciendo que ese tipo teme que unas adolescentes afecten su seguridad? Ahora, el resto de pasajeros que nada tienen que ver con él debemos esperar para poder irnos a casa ¿está bromeando?

-No señorita estoy hablando muy seriamente serán solo unos cinco minutos mientras logramos despejar la salida.

Frustrada me senté en una de los sofás instalados en el lugar, Elena yacia a mi lado hablando sin cesar de lo indignada que estaba con la actitud de quien ella consideraba su cantante favorito. Uno no puede crear expectativas tan altas para las personas porque siempre la decepción terminará siendo más fuerte que la admiración.

-Basta ya Ele. No le des importancia a algo tan insignificante, porque te digo el tipo no vale realmente la pena y ni siquiera tienes una relación con él como para que lo que haga te afecte tanto. Él ni te suma ni te resta-.

Me miró durante unos segundos y se quedó entonces en silencio hasta que su celular sonó, era su madre, quería saber porque tanta demora en llegar a casa. Le había preparado un exquisito almuerzo y se estaba enfriando.
Mientras ella conversaba con  su madre me levanté de mi asiento y comencé a pasearme por la estancia. Comenzaba a desespersrme la espera y para completar el chico éste no dejaba de mirarme con el ceño fruncido al punto que me estaba incomodando.
Uno de sus guardaespaldas le entregó un Gatorade que agarró  inmediatamente y en un sus labios leí un gracias mientras miraba al sujeto que era el doble de grande que él. Me sorprendió la expresion sincera que vi en su rostro durante ese tiempo tan corto. Tal vez no era tan idiota al fin de cuentas, hasta bonito se le había visto a causa de ello.
Su mirada recayó en la mía mientras bebía otra vez esa mirada petulante. Moviendo la cabeza de un lado a otro aparte la vista dirigiendola hacia el reloj que reposaba encima de su cabeza ¡Que tontería! hasta alucinaciones estaba viendo, pensé para mí.

Como lo había dicho el guardaespaldas apenas despejaron la salida que estaba llena de fanáticas Justin Davies salió del aeropuerto. Suspiré de alivio al ver que la puerta se abria y unos metros afuera del aeropuerto me miró por última vez cuestionandose algún asunto muy seriamente ¿Cuál? No sabría decir, no leo las mentes y estoy segura que la de él seria la última que quisiera leer.

Love YourselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora