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“Si siempre intentas ser normal nunca descubrirás lo extraordinario que puedes llegar a ser.”

Sonrió a lo motivador que puede ser Maya Angelou, una mujer muy perseverante y amante de la vida.

¿De que sirve actuar normal? Si siempre nos acomplejamos a lo dicho de la sociedad; desde que uno nace debe atribuirse a su hogar, a su familia, a su religión, a su destino, a sus costumbres, a castigos, a su ciudad ¿Dónde dice que uno es líder de dirigir su vida?.

Aún recuerdo sus palabras, mejor dicho sus mentiras, su doloroso desprecio, sus hipócritas lágrimas, su vida gozada de felicidad mientras yo era un cachorro, uno envuelto en una fina tela con la lluvia arropandome más de la cuenta y la luna siendo testigo de mi cobardía.

¿Que hice mal? Pregunté a un ser lejano, abstracto en lágrimas y jamás tuve su respuesta.

Asimismo ví a aquella mujer, hecha en lagrimas y en golpes. A mi corta edad era testigo de sus látigos, de su tristeza y desprecio. "Mami me porte bien, ¿Por qué me pegas?" Solo recibía uno más y yo solo trataba de entender el motivo de su violencia pero siempre terminaba en un rincón de mi cama tratando de conciliar un alegre sueño.

Luego ví a otra mujer, una que me cargó en sus brazos y me consoló en mis pesadillas, una que me vió crecer, una que me hizo reír, que me hizo sentir amado durante mis cumpleaños.

Cómo es la vida ¿No?. Cuándo...

-Hyung, ¡Hyung! ¿Estás ahí?- parpadeo, observando al chico pelirrojo, que siendo menor que yo ha sido un grandioso acompañante en mi trabajo y vida escolar.

-¿Que sucede?

-Hyung saldré un momento, tengo que entregar este libro a la biblioteca ¿Toma mi tiempo mientras regreso, por favor?- se formó un puchero, inusual en él para cumplir sus caprichos.

-Esta bien moco...- sin haber terminado de hablar fuí envuelto en sus delgados brazos y su aroma a duraznos. Con una cabeza de más, me dí cuenta de lo tanto que había crecido este mocoso importante en mi vida.

-¡Gracias Hyung! Vuelvo enseguida- salió corriendo con una sonrisa caracterizada de él. Cuándo creo que se ha marchado, veo su cabellera roja asomar por el umbral de la puerta -Hyung, no sea gruñón con los clientes- frunzo el ceño y estoy apunto de recriminarle algo pero se marcha con el sonido de la campana antes de soltar lo que tenía por decirle. Sonrío sin querer.


El sonido de la campana que indica la llegada de un nuevo cliente me hace levantar la mirada. Observo a un chico de cabellera castaña sentarse en una de las mesas, tan frágil es a mi vista portando un suéter blanco ancho, aquellas delicadas blancas manos tienen un libro consigo. Su perfil es impresionante.

Me acerco a él con mi libreta en mano.

-Buenas tardes joven ¿Que desea ordenar?- observo a tan atractivo muchacho, quizás lo que me dijo ese mocoso ayude en esto.

-Buenas tardes, podría darme un café por favor- me sumergo en sus hermosos ojos café con esa voz tan melodiosa y dulce que me hace agonizar en mis papilas gustativas.

Reacciono y con un asentimiento dirijiendome a preparar su pedido.

Con un aroma tan inusual de esta tienda, en una taza redonda y pequeña sobre un plato del mismo tamaño decorado con destellos rojizos alrededor dándole un toque elegante además de un pequeño corazón formado en la esbelta espuma de esta bebida me acerco a aquél hermoso muchacho que está sumergido en un libro.

-Aquí tiene su orden- coloco la bebida en la mesa, mirando esos preciosos ojos café.

-Gracias- me dice en un susurro con una sonrisa tímida y mejillas rojizas. No puedo evitar pensar en lo tierno que se ve ahora mismo. Le sonrió igualmente y me alejo de su mesa.



La melodía de Beethoven es testigo de la silenciosa tarde y de los dos jóvenes envueltos en sus pensamientos.

Uno está apoyado en pared observando al chico de ojos café, su dulce y tímida sonrisa hacen formar una en sí mismo. Se centra en sus pensamientos para admirar a aquel chico, nunca antes lo había visto por aquí ¿Será nuevo? O seguro por estar gruñendo a cada rato no notó la presencia de este muchacho en su tienda. Tal vez, aquel pelirrojo lo ha atendido antes y él ni cuenta se dió. Observándolo bien, el muchacho es muy joven, seguro cursará en la universidad. Espera ¿En qué universidad está? Y ¿Si está en la misma que mía? No creo. ¿Cómo se llama aquel ángel? ¿Que estudia? Por lo visto es fanático de la lectura y ¿Por qué hago tantas preguntas en mi mente? ¡Dios!

Mientras él otro está con un libro en la mano y en la otra su café, una dulce sonrisa se forma en él cuando ve el detalle en aquella bebida. Cierra los ojos, inhalando el distinguido aroma floral fresco hasta que el dulce y amargo sabor inundan sus papilas gustativas. Absorto en sus pensamientos donde miles de sucesos se liberan en el proceso que cada sorbo.

Eso es el café para el pequeño de cabellera castaña «tranquilidad».
El café es paz en si mismo.

Al menos eso era para el pequeño Park JiMin.















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¡Hola linduras! Primero ante todo quisiera agradecer por tomar su valioso tiempo en venir a leer mi historia, soy nueva en esto y pues me costó mucho en dar vida a uno jsjs. Repito no soy experta en esto pero espero dar lo mejor de mí y poder contar con su apoyo uwu.

¿Que les pareció la primera parte? ¿Continúo?

Gracias uwu.

Café Schubert ◕ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora