La Joya De Busan

Capítulo 6 : Tanque de tiburones

El complejo de apartamentos de Jungkook estaba ubicado en el centro de Gangnam-gu, en el nivel del ático, una maravilla arquitectónica de cromo y vidrio. Para un niño con paternidad dudosa y sin relación confirmada con la Madre, le estaba yendo bien en la vida.

Choi no había fallado en seguirlo desde el momento en que salió del almacén, y ahora estaba parado afuera de la puerta del baño cuando Jungkook se fue a duchar. Por lo general, Jungkook tenía que hacer una cita con cuatro días de anticipación para ver a Madre. Había sentido el último aliento escapar de Jang hace solo un día y medio y allí estaba, siendo convocado ya. Cómo cambiaron los tiempos. Si hubiera sabido que le había costado asesinar a sus matones favoritos para llamar su atención, lo habría hecho mucho antes.

La sangre había entrado en cada grieta de su cuerpo. Acababa de limpiar los zuecos de escarlata de debajo de las uñas cuando encontró más, alojado entre los dedos de los pies. Las cosas habían empapado la malla de sus zapatillas. Obviamente no valían los 600,000 wones que había pagado por ellos. Su mano rozó su pene mientras se frotaba y una sonrisa pintaba sus lujosos labios rosados. Una vez que terminó la conmoción, no se podía negar. Una parte profunda de él se había despertado por el asesinato. Jungkook nunca antes había experimentado excitación a través del sadismo. Quizás fue solo una casualidad. O tal vez no. Quizás lastimar a la gente era una extensión de sus gustos sexuales. No es que lo supiera hasta que finalmente follara a alguien.

¿Me estoy esperando en serio para Park Jimin?

La idea lo hizo reír con incredulidad, la cabeza golpeada contra las baldosas. Ridículo. Pero no según su pene. La sola idea de Jimin provocó agitaciones familiares en su entrepierna y no pudo evitar agarrar su miembro con la mano, acariciándolo lentamente en toda su longitud. Su mente vagó por las imágenes de la piel pálida de Jimin manchada de sangre. Ya fuera de él o de alguien más, a Jungkook no le importaba. Solo recordaba cómo Jimin se quejaba de las cosas más pequeñas, tropezando con sus propios pies, recibiendo cortes de papel, y las trasplantó en sus fantasías sucias. Quería que Jimin gimiera así con la polla de Jungkook metida hasta el fondo de su culo perfecto, que pudiera saborearlo en la boca. Más duro, más rápido, más áspero hasta que ...

- ¡Aa-aahh-uunnhhh!- Jungkook jadea tartamudeando, estabilizándose en un gemido prolongado. Líquido blanco y cálido se derramó sobre sus dedos que estaban envueltos en un apretón mortal alrededor de la sensible cabeza de su polla. Se la quitó, ordeñando furiosamente hasta la última gota con una expresión retorcida y los labios carnosos de Jimin jadeando por respirar en el ojo de su mente.

Sus piernas aún estaban débiles cuando salió del baño, envuelto en una bata con el pelo sobre la cabeza. Choi no lo miró, aunque era obvio que había escuchado a Jungkook gemir una y otra vez el nombre de Jimin, e hizo un gesto hacia el sofá. Había tendido un traje, negro, por supuesto, el color característico de mamá, y le dijo que se vistiera.

- No eres mi papá-, murmuró Jungkook, empujando.

- Después de tu pequeña exhibición, no quisiera estar-, respondió Choi, en lugar de permanecer estoico y silencioso como Jungkook había predicho.

- Deberías estar orgulloso de un niño que te persiguió tan bien-, se burló Jungkook, quitándose el vestido. Consideraba que Choi no era una entidad y no tenía reparos en estar desnudo ante él.

- Por inmoral y cruel que sea un hombre, la mayoría seguirá agradecida por un niño puro y de buen corazón. Entonces, no, Maestro Jeon, un niño como usted no me convendría.

Jungkook no tuvo una respuesta. La cara de Choi era una máscara, ojos tan huecos y negros como siempre. Jungkook se preguntó si su mamá habría estado orgullosa de él. Lo dudaba. Era una persona demasiado buena para merecer el tipo de hijo que resultó ser. Pero él la habría tratado bien si hubiera sobrevivido, él lo sabía.