Capítulo 16: Delirio

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Un charco de orina brillaba alrededor de la base de la silla. El hombre atado a ella estaba temblando, y cada sacudida de su cuerpo envió ondas a través del estanque dorado. Era una habitación típica de bodega, sacada directamente de una película de terror, completa con el único foco que colgaba en el centro. La luz blanca azulada iluminaba a la víctima sentada, proyectando el resto de la habitación en una sombra impenetrable.

- P-por favor, no sé nada. No estoy trabajando para Min Yoongi, nunca, lo juro, soy Geomjeong-pa - jadeó.

- Cállate o te lavas la cara con tu propia orina- respondió Taehyung, rascando la pintura del mango de una pistola de grapas.

- Me duelen los ojos, por favor, haz esto, ¡no hice nada!- chilló el joven, poniéndose histérico.

Se llamaba Choi Minsung y no había hecho absolutamente nada malo. Pero su padre sí, y se había salido con la suya. Taehyung había logrado eliminar la última de las plantas de Yong Geondal, excepto Choi Hong Jun, la más importante de todas. Había conocido al hombre antes, uno de los ex ejecutores de Yoongi, con una reputación de ser uno de los sicarios más peligrosos que operan a nivel internacional. Era el primer nombre que Taehyung le había dado a Madre, sabiendo que era imperativo atraparlo antes de que se escapara por las grietas. Para un asesino a sueldo, estaba profundamente inmerso en la política de pandillas, y Taehyung sospechaba que quería retirarse, de ahí la falta de vuelos internacionales para ganar nuevos clientes. La participación de Hong Jun con Yong Geondal fue el camino más directo hacia una jubilación relativamente pacífica para un asesino con un recuento de cuerpos formidable.

Choi Minsung fue el siguiente objetivo lógico, y no hubo demanda de rescate ni pedido para que Choi se entregara. Minsung solo tuvo que morir, lo más dolorosamente posible, mientras una cámara rodaba. Papi, querido, vería los agonizantes momentos finales de su hijo y, con suerte, tendría la necesidad de eliminar al hombre que lo había hecho. Saldría de su escondite y Taehyung trataría con él cuando mordiera el anzuelo.

Al menos ese era el plan.

Jungkook entró a mitad de camino, vestido con un traje, pretencioso, joven y con el pecho hinchado como de costumbre. Pero sus ojos estaban enrojecidos y también su mejilla derecha. Taehyung casi podía ver el rastro de la mano enguantada de Madre contra su pálida piel. Jungkook había seguido a Taehyung durante los últimos tres días, para irritación del hombre mayor. El más joven estaba de alguna manera convencido de que Taehyung sabía lo que habían hecho los policías con el cuerpo de Jimin.

La noticia aún circulaba las 24 horas del día, los 7 días de la semana, informando que la tragedia de Blue Tails era terrorismo interno, aunque nunca mencionaron a ningún grupo en particular que sospecharan que estaba detrás. La Casa Azul no quería admitir que no podían controlar la creciente expansión de la cultura de las pandillas, y el público no quería aceptarla. Los medios de comunicación dibujaron el velo en el medio.

- ¿Cuándo va a terminar esto?- Jungkook bostezó, arreglándose las esposas y apoyando una pierna sobre la otra. - Si hubiera sabido que ibas a dejar que se sentara allí y molestarlo, habría pasado. ¿Esto es lo que Madre considera su preciado ejecutor? Debería haberte dejado con el resto de la escoria de Yong Geondal.

- Cállate.

- Deberías haber sido tú, no Jimin. Nunca lastimó a nadie, solo estaba tratando de mantenerse a flote.

- Te dije que te callaras.

- Se merece estar vivo, no asesinado por un hijo de puta de baja pedigrí como tú"

-¡TE FOLLARÉ, CRUCIFICARE Y ALIMENTARE CON TU PROPIA LENGUA!- Taehyung rugió, golpeando el arma con tanta fuerza que la mesa se inclinó peligrosamente.

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