Prólogo

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Año 2019.

Un pequeño murmullo proveniente del exterior se oyó a lo largo del lugar logrando que el presente alce su rostro momentáneamente. Ese día el viento soplaba con fuerza, atrayendo todos aquellos sonidos y voces de las calles las cuales a pesar de que la noche las hubiese alcanzado no parecían silenciarse.

Un par de risas provenientes de jóvenes, algunos bocinazos de los autos y un poco de música que seguramente estuviera sonando en alguna de las casas de los alrededores. Al fin de cuentas, era sábado por la noche, y todo el mundo parecía no querer perder su oportunidad de aprovecharlo

La punta de su lengua viajó a lo largo de la tersa piel de su labio superior dibujando la forma con delicadeza. Parpadeó un par de veces en la penumbra de su habitación apenas iluminada por una tenue luz de escritorio, apoyando su codo sobre la firme superficie. La tela de su camisa rozó dicha zona de su cuerpo enviándole una pequeña sensación de molestia. Rápidamente cambió su posición.

El suave aroma a café inundaba la alcoba y sus fosas nasales a medida que el tiempo transcurría. Una taza del oscuro líquido se encontraba en el borde del escritorio, que de ser sacudido a penas un poco, lograría que esta se estrellara contra el suelo.

Desvió su mirada por un instante al pequeño reloj de pared, el cual cumplía su tarea marcando la hora junto con su sonido tan característico. Frunció el ceño en la oscuridad apreciando ambas manecillas posadas en lo que parecía el doce. Ya era tarde.

Pilas de libros por el cuarto, muchos de estos rotos o completamente bañados en polvo. A simple vista se notaba que eran antiguos y que no habían sido leídos en años. Mucho menos limpiados o mantenidos en las condiciones debidas.

En un extremo del dormitorio se encontraba un joven completamente embelesado en la lectura. Su mirada seguía letra por letra, palabra por palabra, intentaba plasmar cada una de ellas en su mente. Comprenderlas. Aceptarlas. Exigirse a sí mismo el cumplirlas.

Dichas oraciones las había leído en miles de ocasiones, había estudiado en detalle cada uno de sus mensajes a lo largo de su juventud. Sabía recitarlas de memoria de izquierda a derecha, en inglés, español, italiano e inclusive latín. Creyó tenerlo claro, jamás había cuestionado su mensaje. Nunca titubeado de su interpretación. Entonces, ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora le parecían tan difíciles de comprender? ¿Por qué lucían estúpidas e infantiles? ¿Por qué las juzgaba como incorrectas e inmorales?

Recitó en voz baja.

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (Corintios 6:9-10)

¿Qué?

No te echarás con varón como con mujer; es abominación. (Levítico 18:22)

¿Por qué?

Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre. (Levítico 20:13)

¿Abominación? ¿Muertos?

Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Del mismo modo también los hombres, dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. (Romanos 1:26-27)

Pero, ¿por qué? ¿Por qué era prohibido?

Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno (Judas 7)

Y si lo era... ¿Por qué lo deseaba tanto?

Su corazón golpeó con ímpetu en su pecho ante tal pensamiento, forzó ambas manos sobre la mesa delante de él impulsándose hacia arriba con firmeza y velocidad. La silla cayó al suelo ante su movimiento pero ni se inmutó de ello.

Caminó hasta su cama depositándose sobre la blanda superficie. El sudor viajaba a lo largo de su cuello y rostro, su mano presionaba su cien con fuerza mientras sus ojos se mantenían cerrados con determinación.

- ¿En qué estás pensando?-Se dijo a sí mismo en forma audible. - ¿Has perdido la cabeza?

Tragó saliva e instantáneamente un sonido lo sacó de sus propios desvaríos. Su celular brilló desde la mesita de noche junto a su cama. Se maldijo a si mismo cuando se apresuró a tomarlo entre sus dedos, casi como si estuviera esperándolo. Al revisar el destinatario de su último mensaje solo amagó a soltarlo a un lado de la extensión de la cama de forma marchita.

Una risa amarga se le escapó al aire mientras arrojaba su figura sobre la cómoda área una vez más. Cubrió su cara con ambas manos. -Definitivamente, la he perdido.

***

¡Hola! Como están? Bueno, estoy de vuelta con un nuevo proyecto y esta vez les presento a Sinners, una historia que la vengo planeando hace un par de semanas y que tengo en borradores hace un par de meses ya.

Es algo completamente diferente a lo que suelo escribir y apenas la estoy trabajando, pero quiero terminar Black Crown antes de enfocarme por completo en esta historia. Pero prometo actualizar lo más pronto posible. Así que espero que estén atentxs a ella.♥

Siganme por ig, ahí me mantengo bastante activa, para cualquier novedad: secretsoftomorrow_

Por ahora solamente vengo a decir eso, saludos!

Secrets.

SINNERSWhere stories live. Discover now