Parte 8

353 35 23
                                    

El azabache y el albino por su parte se encontraban en el aeropuerto en una zona privada esperando que llegara el avión del joven rubio.

Un pequeño avion personal había aterrizado en una zona exclusiva del aeropuerto, al abrirse las compuertas una excentrica figura aparecia, un chico de cabellos rubios, lentes negros y un abrigo que recordaba mas a una diva que a un chico "malo" como algunos solian describirlo en sus reportajes

Los de seguridad estaban listos para recibirlo, esperando a los lados de la escalera, mientras el pequeño albino esperaba un poco retirado.

Una vez terminado de dejar el ultimo escalon, aquel chico de mal temperamento siguio caminando siendo seguido por su asistente encontrandose con el azabache - Lawliet...

L: Como lo prometi, aqui tienes al chico que has escogido...

Mihael: - mirando fijamente al albino, mientras el menor temblaba un poco por la presencia de aquel alfa - quiero ir al casino... - tomandolo de la mano para avanzar hacia la limusina -

Todos se miraban entre si, sorprendidos de la actitud de su jefe, algunos reporteros esperaban fuera y no desaprovecharon ni un minuto para retratar a la pareja, preguntandose de donde habia salido aquella tierna pelusa.

Ambos subieron al auto, en dirección a uno de los mejores casinos de la ciudad donde aun no le habian prohibido la entrada, ya que se murmuraba que hacia trampa encel poker y quizas estaban en lo correcto.

El alfa había tomado un supresor lo suficientemente fuerte como para mantener el control, aunque su corazon parecia caballo desbocado ante la cercania de aquel omega

El albino por su parte estaba tranquilo, le pidieron que ingiriera de igual forma e supresores para evitar alguna situacion incomoda entre ambos... De momento.

Una vez estaciono la limusina, ambos entraron a aquel lugar donde la musica, el juego y la diosa de la fortuna se reunian para volver la vida miserable a algunos hombres y bendecir a aquellos que por capricho se les habia antojado llegar, una jaula de oro para el débil de corazon.

El alfa de ojos azules fue directamente a su juego preferido la ruleta, una mesa preparada con un tablero de numeros sobre el paño y un disco giratorio con numeros 0,00, y del 1 al 36

Tomando asiento en uno de los lugares, recibiendo sus fichas luego de haberlas comprado, - ven aqui - ordeno, sentando en su pierna al de ojos grises - Hoy me acompaña el dios de la suerte - mirandolo quitándose las gafas - siempre y cuando su vista no se aparte de mi, siempre ganaré - besandolo sin mayor demora en un inesperado movimiento para el menor, sintiendo los calidos labios del omega fundirse con los propios, mientras las fichas eran colocadas en el numero que habia seleccionado, el numero 19

La ruleta comenzo a girar mientras la pequeña bola se movian en sentido opuesto, hasta ambas detenerse, quedando en el numero impar 19, anunciandolo como ganador - como dije... El dios de la suerte me acompaña esta noche... Y es solamente para mi - susurró.

La jornada nocturna continuo, entre juegos, bebidas, perdidas y ganancias, hasta que una pequeña fortuna quedó en sus manos, sin embargo alguien cometio el peor de los errores, tocar a aquel chico para ganar algo de suerte, de aquel que habían llamado dios

—¡Suelteme! — chillo enseguida asustado, al sentir el aliento etilico y fuerte aroma a sudor inundar su espacio

Más tardo aquel desafortunado hombre tocar al tierno omega, cuando sus dientes fueron arrancados de su mandíbula con un puñetazo limpio, hasta que el liquido rojo lleno su boca y nariz mientras su cuerpo caia pesadamente en el piso ante la mirada atónita de los presentes —No se toca —gruño alterado el alfa, mirándolo con rabia, para luego devolverse a donde estaba el asustado omega —vamos a casa —murmuró con dulzura, cargandolo en sus brazos, muy al estilo nupcial, hasta llevarlo a la limusina, mientras su asistente se encargaba de cambiar las fichas por dinero

Near: —sintiendose nervioso por aquel arrebato de ira, desprendiendo un aroma un tanto amargo —

No tienes porque preocuparte —susurro el rubio ayudandolo a entrar —a ti jamas podria hacerte daño... Eres la posesión mas valiosa que poseo — entrando de igual forma, ordenando al chofer que lo llevara a su departamento en las afueras de la ciudad.

Al cabo de un largo rato, aquella limusina estaciono frente a un apartamento de considerable tamaño, teniendo un par de perros como guardianes a su entrada, los cuales lo recibian con alegria —quietos! — ordeno en voz baja pero a la vez clara pues llevaba en sus brazos al omega de ojos grises que se habia dormido gracias al ronroneo del alfa —

Los canes olfateaban al albino, notando en él el aroma de su amo, moviendo un poco sus colas —deben cuidar de él, entendido?— aquellos perros solo se sentaron en el piso jadeando un poco luego de olfatearlos, para terminar por recostarse en sus patas

Eran perros entrenados para atacar a primera orden de su amo, y también para cuidar a quien le indicaran

Una vez dentro, se dirigio directamente hacia su habitación, colocandolo con cuidado en la cama para arroparlo y salir de ahi.

Sacando una tableta de chocolate de su bolsillo, quitándo con cuidado aquel papel metálico y darle luego una mordida al delicado postre —Prefiero perderme a perderte para siempre —susurró tomando otro supresor —

Near: —abriendo los ojos dandose cuenta donde estaba, emitiendo un suave ronroneo al sentir el aroma del alfa en toda la habitación —este aroma, estoy seguro haberlo sentido antes pero donde? —murmuró poniéndose de pie abriendo uno de los armarios —son sus abrigos... —olfateandolos mas, tomando uno de ellos para abrigarse, haciéndolo de forma inconsciente, era su omega interno el que habia dominado en ese momento —cálido —metiendose de nuevo a la cama, bajo varias sabanas que acomodo a su alrededor y sobre él, hasta que escucho su estómago gruñir, avergonzado — no quiero moverme, pero muero de hambre... —escuchando como abrian la puerta, escondiendose bajo las sábanas — S-señor... —titubeo

El rubio habia entrado con una bandeja con comida —supuse que tendrias hambre, no quisiste comer —esbozando una leve sonrisa al notar al pequeño omega en aquella especie de nido improvisado, ademas de usar su abrigo — Que lo disfrutes —ronroneo — dormire en la otra habitación, descansa —saliendo cerrado aquella puerta, para luego sonreir aun mas *no me equivoque... Lo sentia aqui* —penso tocando levemente la zona de su corazon, para terminar de retirarse —

-Continuará la proxima semana-

FOOLS GAME [Matt x Beyond] [Mello x Near]  (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora