La festividad de San Vicente Mártir coincide casi en el mismo día con el cambio de signo zodiacal. Entramos en el dominio de la constelación de Acuario, sin embargo, la astrología tiene un margen de error que no se calculó en la antigüedad y es que el sol a lo largo de los siglos acaba por no estar en el signo que en aquella época se dijo. De hecho, ahora mismo está con un mes de retraso respecto a los cálculos astrológicos, entrando ahora mismo en el signo de capricornio. Dejando la astrología a un lado, nuestros antepasados utilizaban las constelaciones del zodiaco como parte de su calendario, y medían con ellas el aumento o disminución de las horas que duraba el día, siendo menores en invierno y mayores en verano. Hay un refrán valenciano que hace referencia a una de sus grandes festividades religiosas y a este cambio zodiacal. La frase en cuestión es: Per Sant Vicent de la roda creix el dia una hora/ Por San Vicente de la rueda crece el día una hora.
No he podido encontrar la antigüedad de este refrán pero si quizás encontrar un posible origen. Si nos vamos al lunario de Jerónimo Cortés, astrónomo valenciano del siglo XVI, nos encontramos en su descripción de Acuario la siguiente explicación: Este signo es figurado por un hombre con un vaso en las manos, derramando agua, denotando las muchas aguas, y lluvias que caen. Este signo es de naturaleza caliente y húmeda, imprime calor, y sequedad destemplada , y muy dañosa, porque se corrompe el ayre y asi daña a todos los vegetales y plantas. Entra el son en este signo comunmente a 21 de enero, y desde que entra, hasta que se sale, crece el día una hora.
La frase corresponde a la edición impresa en la ciudad de Barcelona en 1713, pero en la edición madrileña de 1598, 4 años posterior a la original, nos la volvemos a encontrar. Cuando pasa el solsticio de invierno, momento en el que la noche alcanza su máximo de horas, y llegamos a los últimos 10 días de enero nos damos cuenta de que el día comienza a durar más, concrétamente, 45 minutos ha ganado el día a la noche entre el 21 de diciembre y el 21 de enero.
El refrán valenciano viene a hacer referencia a este aumento del día que comienza a ser perceptible por estas fechas. Un refrán en el que se une tradición, religión, ciencia y astronomía.
Bibliografía
CORTÉS.G.: El non plus ultra del lunario y pronóstico perpetuo general y particular, Librerías París-Valencia, Valencia. 1997.
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Una luz en el vacío cósmico
Non-FictionObra dedicada al mundo de la astronomía, la cual será explicada mediante breves capítulos o capsulitas de la forma mas breve y entendible. ¡Bienvenidos al infinito!