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Voten y comenten para actualizar más rápido. Así siento que les gusta la adaptación.



Necesito dejarte ir y juro
que lo he intentado.
Pero expresarse significa
confiar en los demás.

mxmtoon (Feelings are
fatal)

☁️☁️☁️

En el transcurso a su casa no pudo encontrar una cosa más interesante que sus pies.

Parpadeaba constantemente intentando alejar las inmensas ganas que tenía de llorar. Aún podía sentir la textura suave de los labios de Emilio sobre los suyos, aún podía sentir esas grandes manos sobre su cuerpo.
Dios, estaba tan estúpidamente enamorado del rizado que lo único que quería eran llegar a su casa y encerrarse en su cuarto para siempre.

Quería olvidarlo, enserio que lo intentó. Todo el pequeño avance, que pudo haber tenido, se fue con ese beso. Le molestaba tanto que Emilio supiera como retenerlo.

Al llegar a su casa, su madre lo recibió con una sonrisa, una sonrisa que no quiso devolver.

—¿Cómo te fué hoy? —alcanzó a oír al pasarla de largo.

¿Para qué lo hacía? ¿De qué le servía sonreír con hipocresía?

Él necesitaba tanto desahogarse con alguien, sí. Pero esa persona no sería su madre, porque ella no entendería. Ella sólo estaba cuando Louis era golpeado sin razón alguna en su antiguo colegio y ponía la estúpida cara de vergüenza al escuchar a las personas decir que su hijo era un sucio marica.

Estaba cuando Joaquin cometía, lo que ella consideraba, errores. Acciones que la avergonzaban.

Entonces ¿Para qué decirle? ¿Para que dijera lo vergonzoso y patético que era? ¿Para que dijera que estar enamorado de otro hombre no estaba bien?

—Joaquin, te estoy hablando — dice con cierto tono herido.

—Pues deja de hacerlo —obtiene como respuesta.

La puerta se cierra con un gran estruendo, haciendo que su madre intente deshacerse del dolor en el pecho que ella misma buscó. Ahora solo eso podía tener de su único hijo, lo mismo que ella le ofreció.

¿Si? —se escucha responder al otro lado de la línea, haciendo que en seguida un jadeo se le escape al castaño.

—¿P-podrías venir a mi casa?

—Claro que si, Joa.

Joaquin no estaba muy seguro de lo que piensa hacer, sus piernas no han dejado de moverse nerviosamente desde que llamó a su amigo y sus ojos se niegan a abandonar la puerta de su habitación.

El timbre de su casa le dice que Diego ha llegado y cierra los ojos por un momento para tranquilizarse y tomar valor. En verdad no sabe si lo que va a hacer serviría de algo, pero se dice que necesita intentarlo.

Dieto toca la puerta de su cuarto, esperando a que Joaquín le diga que puede entrar. El menor lo hace pasar y no titubea en su decisión. Toma el brazo del mayor y lo arrastra hacia la cama. Lo sienta en ella, subiéndose a horcajadas sobre sus muslos para poder besarlo sin darle oportunidad a negarse.

Los ojos de Diego no pueden ocultar la sorpresa, manteniéndose abiertos de par en par mientras Joaquin intenta hacer que devuelva el beso.

Segundos transcurren sin que el mayor de los dos mueva un solo músculo y entonces, Joaquin deja de moverse también, separándose de Diego y liberando un sollozo lastimero antes de aferrarse al cuerpo contrario con un abrazo. Sus brazos se cierran alrededor del cuello de su amigo y las lágrimas que se habían negado a salir un momento atrás, empiezan a mojar sus mejillas de nuevo.

—L-lo... Lo siento —murmura sobre el hombro del mayor, sintiendo como éste enrolla un brazo alrededor de su cintura y una mano acaricia con cariño su cabello castaño.

Diego suspira antes de hablar, diciéndole al menor que no se preocupe y arrullándolo entre sus brazos para poder calmar los sollozos. La madre de Joaquin a tocado la puerta al escuchar a su hijo llorar y Diego se ve obligado, por el castaño, a decirle que todo está bien y que puede irse.

Una vez Joaquin está más calmado, Dieto lo hace sentar en la cama en lugar de sus piernas —Dime qué pasó, Joa. ¿Por qué acabas de hacer eso?

—No p-pude, Ni. No puedo olvidarme de él.

—Sabría que no podías —responde simple el mayor.

—¿Qué?

—Joa, ¿Por qué me besaste? —cambia de tema, haciendo que las mejillas del castaño se sonrojen.

—Y-yo...

—¿Para olvidarte de él? ¿Quieres usarme como una distracción para no pensar en él?

—¡No! Yo solo... Él... Él me besó y yo quería...

—¿Querías saber si podías sentir la mitad de lo que te hace sentir él?

—Si... No... ¡Agh! No lo sé.

—Dime, Joaquin. ¿Que es lo que realmente sientes por Emilio? —pregunta con tono serio, haciéndole saber al menor que quiere una respuesta sincera.

—Lo quiero... —murmura bajo como respuesta —Lo quiero, Diego.

—Entonces supongo que la tercera regla está fuera —su voz suena decepcionada, pero antes de que un puchero llegue a formarse en los labios del menor por haber defraudado a su amigo, una sonrisa aparece en el rostro de éste, confundiéndolo —Joq, ¿Te gustaría un cambio de look? 



*





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