One - shots - Luzuplay

Todo Mal

Una historia de amor, es dura porque es triste, una historia de amor es injusta y, a un mismo tiempo, dulce como un recuerdo, dulce como la lenta conciencia de su desaparición o su hundimiento en la memoria.

A veces resurge, imprevista y libre, como un pájaro sobre el alféizar bañado por el sol de la mañana, mientras espero que llegue el autobús, cuando me imagino más joven ante el cristal de un vagón de metro o al ver una melena negra ondeándose con prisa por llegar a alguna parte.

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Me enamoré de Luzu.

¿Quién recuerda el momento exacto en el que nos enamoramos, la distancia que separa la ausencia de la presencia del amor en nuestro cuerpo?
Pudo ser quitándose el abrigo junto a un perchero, poniendo en orden unos folios de su mesa, sonriendo mi última ocurrencia.

Con el tiempo me hice su mejor amigo, hablábamos por teléfono durante horas, conocía nombre a nombre la dolorosa lista de sus amantes, sus anécdotas, sus secretos durante los paseos de los domingos, él tenía siempre cosas que contar.

Me gustaba oírle.

Su voz.

Tan cálida, reconfortante.
Pero al parecer él no era sólo mío.

Hombres y mujeres le pretendían. Es que. Era tan, tan hermoso.

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Una tarde me armé de valor y mirándole a los ojos se lo dije en el aparcamiento a la salida del "trabajo":

— Te amo, no sé si alguien ha amado así alguna vez a otra persona. No podía dejar pasar un solo día más sin decírtelo. —. Al fin, ya, parecía que se había quitado un peso de encima.

— Si fueras "una chica" serías la primera con la que me casaría... —. Había cometido un error, ¿sabía todo de él? EN QUE MOMENTO NO SE DIO CUENTA DE QUE ERA HETEROSEXUAL. Quizá no era su culpa. ¿O si?.

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Se acabaron las llamadas y los paseos, dejé de saber dónde pasaba sus vacaciones, ya no entraba con su mirada a los pisos de sus amantes, pidió que le cambiasen de mesa en el trabajo.

Recuerdo sus lágrimas.

¿Me estaba mintiendo?

No, era demasiado bueno como para eso.

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¿Por qué la vida era así? Más bien, ¿por qué el amor era así?
Por qué tenía que doler. Por qué no lo podía asimilar.

Es decir, es su vida.

"Si fueras mujer".....

Recordaba esas cortas palabras. Se sentían como dagas atravesando su pecho.

Una mujer. Quizá esté con una ahora. Que va.

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— Hombre, para ya. — habló el de careta de oso a su amigo. No le gustaba para nada verle así. - Olvídalo.

— N-no puedo. —tan sólo le mencionaban algo de él y lo recordaba, pero de la peor forma. Rechazandole. A veces rogaba con que fuesen recuerdos en los que salían a pasear y el le contaba de lo feliz que era. — Tengo que ir a mear.

— Por qué no puedes sólo, no sé, superarlo. Busca a alguien más con quien cerrar tu herida.

— No es tan fácil como parece. —él era el de los consejos, decían que él mismo era su propio psicólogo, entonces. QUE LO DEJEN EN PAZ JODER. — Me siento tan.... mal.

Es decir, ahora se sentía de la mierda porque el no sabía que hacer consigo mismo. ¿Cómo se ve un psicólogo mal?

"Para tener que resolver los problemas de sus pacientes primero tenía que resolver los suyos."

— Creo que. Puedo comprenderte. Que el "amor de tu vida" se case el día de tu cumpleaños y los tengas que casar. —suspiró—. Encima con alguien que anda de hombre en hombre.

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El menor de estatura, no pudo evitar sentirse nervioso. Al recordarle a Lolito, también pasó por su mente aquella escena, donde casi le robaba un beso.

Ese chico. Estaba mal.

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— S-sí -una salida— Si quieres podemos hablar de eso en el consultorio....

— ¿Tienes que hacer algo ahora?

— Ahora que lo dices llevo media hora queriendo ir a mear. — el contrario sólo se echo a reír.