Shuhua viene de una familia convencional.
De esas que tener sexo es un pecado, que se tienen que casar sí o sí, en las que Dios predomina en casi todas las acciones y decisiones que hagan o tomen.
Y bueno, la de tez blanquecina ya se ha acostumbrado a que su vida se tiene que regir por pensamientos del siglo XX que con tanto sufrimiento y manipulación tuvo que aprender.
Ya no le importa, si tiene que ser honesta.
Es toda una dama, después de todo. Es elogiada por su refinamiento y su manera de actuar.
Pero hay algo que le da vergüenza admitir, y es que jamás ha dado un beso.
Nunca, jamás.
Al ser de una familia tan devota, era inconcebible que Shuhua esté con un varón, y no importaba si fuera su amigo.
Creció sin saber qué era tener novio, y muy pocas veces se enamoró, las veces donde lo hizo tuvo que orar cinco veces al día porque sentía que estaba cometiendo un grave pecado.
Ahora, con un círculo de amigos muy pequeño, una casa pequeña pero muy bonita y un trabajo estable, le da demasiada vergüenza admitir que jamás tuvo una pareja, que jamás ha besado.
Pero cuando la vio... oh Dios.
Su cabello pelirrojo fuerte, esos hermosos cachetes y apetecibles labios, un cuerpo con increíbles y tan naturales curvas.
Y puede que esté pecando, pero a la mierda, no se puede privar de admirar la increíble belleza que la mujer posee.
Su nombre es Seo Soojin, lo sabe porque eso dice el registro, gracias a su trabajo sabe muchas cosas de las personas.
Y ahora la tiene ahí, frente a ella, con ojos cerrados y su semblante serio, pues está en el más profundo sueño y Shuhua no puede hacer más que pensar en lo hermosa que es.
Su piel está fría, muy fría, pero es que incluso Shuhua recibe escalofríos porque el aire acondicionado está prendido pero es necesario para lo que va a hacer.
Le gustaría saber más de ella, su postre favorito, si creía en Dios o más cosas. Pero no es el momento para preguntarle.
Porque de nuevo, está dormida y Shuhua no puede interrumpir esa siesta.
Fantasea, claro que lo hace. Piensa en mil y un cosas que involucren a esa atractiva pelirroja hasta que la joven chica se acerca tanto a su rostro que es inevitable lo que viene después.
Sus labios se rozan, es un toque efímero pero tan dulce, al mismo tiempo es frío. Demasiado frío porque Soojin está helada. Shuhua se aparta en cuanto lo que está haciendo recae en su consciencia y se separa lejos, dejando caer algunas cosas a su paso. La pelirroja ni siquiera se mueve.
Peca, acaba de pecar.
Pecó en tantas maneras, y su estómago se revuelve al sólo recordar el sabor de los labios congelados de la chica mayor. Tiene ganas de vomitar al recordar como presionó sus labios en busca de un poco más de contacto.
No puede más, y comienza a llorar.
Es una pecadora.
Busca su celular en su bolso y marca a una de sus compañeras de trabajo, ella en verdad no puede más.
—¿Minnie? —está llorando, sorbe un poco por la nariz mientras lágrimas ruedan por sus mejillas.
—¿Shushu? ¿Qué pasa, cariño? ¿No se supone que estás trabajando?
Sollozos se escuchan en la línea, hasta que la chica logra decir algo entrecortado.
—¿Puedes terminar la autopsia? Yo... yo no creo poder preparar el cuerpo.
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a year with gidle ♡ sooshu
FanfictionOne shots donde, por un año, escribo una situación con Soojin y Shuhua como protagonistas. serie de one shots de todo un poco 16O12O sooshu = soojin + shuhua