a year with gidle ♡ sooshu

¡ almas gemelas !

No, no he salido de hiatus, pero esto es por meses y tampoco voy a dejarlos sin el os de mayo. sé que es muy largo, pero en serio me gustó tanto escribirlo que espero a ustedes también

La leyenda de la que ella cree fervientemente, nunca habló de este error, de este sufrimiento. Porque ella reconoce a su alma gemela, no importa cuántas vidas hayan pasado.

Y es la mayor tortura que puede recibir, porque su alma gemela no la recuerda.

Su objetivo cuando renace, es volverla a encontrar, poder completar su mitad faltante.

En su primer vida, ella no estaba consiente de la realidad, pero sabía que su amor por esa chica de tez blanca era gigante, tanto que no podía sólo morir y no volverla a ver. En su primer vida, nació como hombre y se casó con Yeh Shuhua, tuvieron tres hijos y murió de un ataque al corazón, dejando a su amada pero jurando volver a encontrarla.

Su esposa lo observa desde la orilla de la cama en la que está postrado, sin moverse pues el mínimo intento de ello hace sus huesos quebrarse en miles de pedazos, causando un dolor que no puede soportar.

Ya no más.

Su edad es avanzada, y su muerte se aproxima, él lo sabe con exactitud. Llama a su cónyuge con un suave susurro quebrado, porque su voz no da para más.

—Recuéstate... aquí, conmigo —su voz es dos octavas más grave de lo que siempre fue, y aunque siente que se muere de sed, no quiere hacer algo por ello. Quiere descansar.

La anciana se acerca a su cama, acostándose al lado de su marido, lágrimas siendo retenidas en sus ojos. Ella no es tonta, sabe lo que vendrá. No quiere dejarlo ir, ella lo extrañará cuando él se vaya.

Sus manos buscan contacto, la cabeza de la mujer mayor termina en el pecho del hombre, escuchando los leves golpeteos causados por su viejo corazón.

—Te amé, te amo, y te amaré —pronuncia al cabo de unos minutos de silencio.

—Yo también te amo, gracias por todo, te amo —la primera lágrima sale de sus bonitos ojos, en las comisuras de estos se encuentran diferentes arrugas que pueden contar historias por separado, historias interminables.

—Mi amor por ti es tan gigante, nunca dudes de ello. Esta vida es muy corta para mí, no pude amarte lo suficiente. En nuestra próxima vida estaremos juntos también.

La mujer asiente, con sollozos reprimidos pero la cómoda camisa del contrario está empapada de silenciosas lágrimas.

—Nuestro amor es interminable, nuestra historia lo es. Somos almas gemelas. En nuestras otras vidas, no importa cómo, cuándo o dónde, te volveré a encontrar —susurra, sellando una promesa.

Cierra los ojos, sintiendo, entre más se concentra menos escucha, el agarre en sus dedos se vuelve flojo y ella sabe lo que acaba de pasar. Con más intensidad las sustancias saladas se deslizan por su rostro.

...

En su segunda vida, nunca se percató de ese pequeño fuego azul en el hombro, pues se mostró por efímeros segundos, pero ellas estaban concentradas en verse a los ojos, como si ya se conocieran de antes, aunque Susan jura que jamás había visto a esa chica en su vida.

—Soy Susan, ¿y tú?

Son palabras inocentes, ninguna pudo imaginar lo que pasaría años después, con dos corazones latiendo con intensidad desmedida.