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Esto es un malentendido.

Ese es el primero pensamiento que se cruza por la mente de Yibo cuando saca su lengua y la apoya sobre uno de los lados del buzón de su vecino...

...y en ese momento la puerta se abre un poco y el mencionado vecino, llamado Xiao Zhan, sale de su pequeña casa- vistiendo una bata rosa ridiculamente pequeña, una que sólo un niño debería usar, además de unas pantuflas de animal print- con una llave colgando de una de sus manos.

La llave del buzón.

Yibo no entiende como un estudiante universitario puede pagar por una casa, porque él comparte la suya con sus dos amigos, Li y Zhou Cheng, e, incluso así, apenas pueden con los gastos.

Y dichos amigos estan mirando desde lejos, el rostro de Li no puede ocultar el horror que siente, mientras que Zhou Cheng parece a punto de orinarse por la risa.

—Oh, dios— murmura Yibo para si mismo, su lengua aún toca su labio inferior cuando Xiao Zhan se acerca a él, con su rostro hinchado por despertado tan temprano aquella mañana de domingo, aún así, no deja de ser adorable.

—¿Que estás...— Zhan arrastra sus palabras, mientras refriega uno de sus ojos, casi tropieza porque sus pantuflas son muy pequeñas y no se estiran lo suficiente como para que quepa todo su pie, sino que sólo entra hasta la mitad, quedando su talón afuera, los dedos de su pie deben estar acalambrados—... haciendo?—pregunta.

Demasiado tarde Yibo se da cuenta de que continúa inclinado, con las manos sobre sus rodillas.

Yibo levanta la mirada, observando a Zhan, sin mostrar vergüenza, aún cuando la punta de su lengua sigue asomándose de entre sus labios. Él viste su gorra favorita, luciendo como un cerebrito en pantaloncillos cortos, zapatillas Nike, medias Adidas, camiseta sin mangas y lentes de sol colgados de la punta de su nariz.

Hace pequeños ruidos, aclarando su garganta, colocándose de pie inmediatamente.

Una rapida mirada a su izquierda le permite ver a Zhou Cheng con el rostro azul, tirado en el suelo, apretando su estómago, mientras que Li sólo suspira, dejando a Zhou Cheng morir en un pasto que parece no haber sido podado en los últimos cien años. 

—Uh...—Yibo encoge sus hombros— yo solo estaba...—su voz muere antes de terminar de salir, realmente seria mucho más facil admitir que ha sido retado a lamer lentamente el buzón de Zhan.

"Cinco lamidas o no cuenta" ese había sido el reto de Zhou Cheng.

—Hambriento— asegura Yibo, arrepintiendose casi al instante.

Mierda.

—¿Tú estabas... hambriento?— Zhan parpadea lentamente, con sus ojos bien abiertos, con un mechón de color oscuro cubriendo la mayor parte de ellos. Él arregla su bata, estirando los bordes de la tela que apenas cubre su entrepierna, revelando sus muslos ejercitado y-

Enfocarte arriba, Yibo. Enfoca tus ojos en su rostro.

—Mis compañeros de habitación me matan de hambre— explica en un tono monótono.

—¿Ellos realmente pueden hacer eso?— Zhan luce como si creyera lo que Yibo está diciendo.

Y con solo una mirada sobre el hombro de Yibo, a traves de su cabello oscuro, puede ver que Li y Zhou Cheng han huido hacia el interior de su casa.

Ellos no son sólo terribles amigos que obligan a Yibo a hacer cosas embarazosas; ellos tambien son idiotas de primera clase que lo dejan detrás, sufriendo solo a causa de su propia verborrajea.

Lo juro ¡esto no es lo que parece!🌌 Yizhan/ oneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora