Capítulo 2: Regreso

964 37 1
                                    

Carla estaba perdida en sus recuerdos, hasta que tocaron en su puerta.

-Señorita el desayuno ya esta listo –le dijo Mireya a través de la puerta– Gracias, ahora bajo – dijo, mientras se levantaba para empezar a arreglarse.

Antes de salir de su cuarto, se tomó un momento para mirarse en el espejo. Se quedó frente a él, observando su reflejo, dándose cuenta que hoy tendría que volver al infierno; mayormente conocido como el instituto las Encinas.

Mientras salía de su habitación, se iba repitiendo las mismas palabras una y otra vez. No se había dado cuenta de que su padre también estaba despistado y con unos papeles. Cuando estaba en el recibidor se chocaron y en ese mismo instante, todo lo que tenía Teo en las manos se fue hacia el piso.

-Carla hija ten más cuidado, tienes que fijarte por dónde andas –Teo se agacha por los papeles.

-Perdona papá, no te vi –mientras se agachaba para ayudarle a recoger.

-No te preocupes, pero, la próxima vez fíjate por donde vas –dijo mientras se quedaba mirando fijamente a su hija.

-Tienes razón, no volverá a pasar – se excusó y acto seguido se levantó para irse a desayunar.

-Carla llevo tiempo queriendo hacerte una pregunta desde el verano –con un tono preocupado.

-Tú dirás, papá – sin mirarle a la cara

-Carla quiero que me respondas sincera y mirándome a los ojos, ¿tienes algún problema? –dijo, mientras buscaba la mirada de su hija.

-No -respondió ella, con un tono de voz apagado y seco.

-Vale,sabes que si necesitas cualquier cosa puedes decírmelo, no olvides que soy tu padre, ahora vamos a desayunar; no querrás llegar tarde el primer dia de clases –mientras no le quitaba la vista de encima a su hija.

-No –murmuró ella, con un cambio de expresión facial que no le pasaría por alto a su padre.

En ese momento, Teo acabó de confirmar todas las sospechas que arrastraba desde el verano, donde notaba que algo mantenía a Carla ocupada. Últimamente ya no se juntaba tanto con sus amigos de toda la vida; no obstante, solamente pensaba que era por la muerte de Marina. Luego, tampoco es que estuvieran mucho tiempo en Madrid este verano. Tenían una agenda demasiado apretada por diferentes motivos; viajes de trabajo, asuntos con la bodega y vacaciones. Aún así, notaba que algo no andaba bien en Carla. Cada vez que se nombraba a Polo; su expresión cambiaba por completo. Sin embargo, creía que el motivo era la ruptura con el que había sido su novio desde los doce años. Pero, los días que se quedaban en Madrid, Carla no estaba en casa. Suponía que estaría con alguno de sus amigos o incluso con Polo solucionando sus problemas. Lo último que se imaginaba es con quién realmente estaba su hija.

Ya era la hora de despertarse, Pilar acaba de llegar del trabajo y ya que no veía a Samuel por ningún lado; decidió asegurarse si ya había despertado, porque hoy tendría que volver a las Encinas. Llamó a su puerta.

-Samuel, es hora de que te levantes o llegarás tarde –mientras golpeaba la puerta de su cuarto.

-Ya voy mamá, estoy acabando de arreglarme –mientras se vestía.

-Vale, hijo, ¿quieres que te prepare algo de desayunar antes de acostarme? –le decía Pilar con un tono cariñoso.

-No hace falta,ve a descansar –Samuel le contestó de la misma forma.

Inesperadamente, TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora