Carla se encontraba de camino a su casa. No dejaba de pensar en el mensaje que acababa de recibir; le había estropeado ese momento con Samuel. Solo de recordarlo se le ponía los pelos de punta; Samuel, qué gran enigma, pero, ahora no tenía la cabeza para pensar en Samuel; sabía perfectamente que se avecinaba una guerra, sin embargo, estaba cansada de esconderse; era el momento de sacar el valor y enfrentar sus miedos.
Estaba llegando a su casa, cuando se percató que en la puerta se encontraba el autor de ese mensaje. Ahí estaba Polo. Carla se bajó del auto y se dirigió directamente al que había sido su novio por más de tres años. Sin dudar ni un solo instante; se plantó frente a él. Se notaba que estaba a la defensiva pero eso solo sería el comienzo de esa noche tan larga.
-¿Qué es lo que quieres, Polo? –le dijo Carla, con los brazos cruzados y una mirada capaz de congelar a cualquiera.
-Tu padre me llamó. Está muy preocupado por ti –le respondió Polo con una sonrisa que generó en Carla unas inmensas ganas de borrársela con una tremenda hostia.
-¿Se puede saber el motivo de su preocupación? –Le preguntó la rubia apenada, porque ya sabía la respuesta.
-Me contó que ahora te dedicas a juntarte con chusma de poca clase –añadió Polo mientras se reía a carcajadas.
-No eres el más indicado para llamar chusma a alguien, ¿verdad Polito? –atacó Carla con una sonrisa sarcástica de oreja a oreja.
-¿Así que es verdad te estas follando al camarero? –le cuestionó Polo con una expresión molesta, intentando desviar el tema de lo que ambos sabían que él hizo.
-Lo que haga o deje de hacer; no es asunto tuyo, Polo, así que déjame tranquila –se defendió la rubia con una mirada dura.
-No te equivoques. Claro que es asunto mío; aunque no quieras aceptarlo, yo te lo dije, siempre vamos a ser Polo y Carla –exclamó con una expresión de estar fuera de sí y la tomó con fuerza por uno de sus brazos.
-Nunca más vamos a ser Polo y Carla. Eres un asesino y ahora suéltame, que me estas haciendo daño –exigió Carla, mientras intentaba soltarse de su agarre.
-Te repito, siempre es siempre y si no eres mía; nunca vas a ser de nadie –susurró cerca de su oído– ya maté una vez, ¿qué más da si mato dos? –la amenazó, con una mirada de odio y rabia.
-Estás loco y suéltame o empezaré a gritar y contaré todo lo que sé –murmuró Carla intentado disimular el miedo, con su típica expresión fría e impenetrable.
-No te atreverás a contar nada, por que si lo haces, te juro que pagarás las consecuencias. Ahora, vamos a entrar que tu padre nos está esperando –finalizó Polo, mientras le apretaba mas de los brazos. Carla le devolvió una mirada de furia y se soltó de él.
Era la primera vez que Carla no tenía nada que decir. Tenía miedo, pero no lo demostraría. Sabía que no podía hablar. Tenía mucho en juego; los negocios de su padre y del padre de Guzmán, el miedo a que le ocurriese algo malo, a alguna persona cercana; incluso, miedo a que le pasara algo a ella misma. Polo se había vuelto loco. No era el chico de doce años que conoció. Había perdido la cabeza por completo.
Poco a poco se fue adentrando en la casa, donde los estaban esperando Teo y Beatriz para comenzar a cenar. El ambiente era incómodo y tenso; Polo y Teo no dejaban de hablar y de reírse y eso molestaba cada vez más a Carla. Beatriz por su parte, no dejaba de mirar a su hija. La notaba muy rara. Es cierto que nunca tuvieron una relación cercana, pero, no dejaba de ser su hija y la conocía a la perfección.
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Inesperadamente, Tú
FanfictionUn asesinato puede cambiar la vida de varias personas, imagínate ser parte de ese asesinato por no tener el valor suficiente de contar lo que sabes. Pero ¿ qué pasa cuando aparece una persona y te da el valor para confesar? ¿ Qué pasa cuando te sien...