Bakugo había pasado la prueba de ingreso de la UA obtenido el primer puesto con el mayor puntaje en ataque y rescate, había pasado cuatro años desde que Izuku desapareció, a sus trece años fue la última vez que vio al nerd antes de desaparecer.
A su madre también le había afectado el final de los Midoriya, ella decidió a los tres años de desaparición de Izuku darle la categoría de fallecido y dejar atras la de desaparecido, la policía en ese momento dejó de buscar a un adolescente perdido y comenzó la busquedad de un cadáver.
Bakugo comenzó a asistir a las clases de héroes, no pensaba hacer ningún amigo pero esos bastardos como les decía mentalmente no se lo dejaban fácil, constantemente intentan meterlo en actividades pero principalmente un pelirrojo con dientes de tiburón.
Poco a poco comezó a acostumbrarse y en algún momento comenzó a decirle a esos bastardos en sus compañeros y amigos, algunos de ellos le traían recuerdos de Izuku desde el momento en el que se hicieron amigos hasta que la amistad acabó por su culpa y posteriormente su desaparición.
En el lapso de los cuatro años comenzó a tener pesadillas donde salía Izuku sonriendo, una sonrisa que no se sentía bien o tranquilizadora más cercano a algo forzado, el fondo distorsionado de sus pesadillas tampoco ayudaba, y cuando no dormía solía confundir a personas por Izuku y los recuerdos de él chico aparecían siempre que pasaba por el parque del barrio.
Pero siempre procuraba mantenerse fuerte al rededor de la gente, de sus padres, sus nuevos compañeros y en general todos. Tenia que ser fuerte por su tía Inko y Izuku, no podía dejar que sus memorias fueran deshechas tan fácilmente.
– ¿Hey, Bakubro en que piensas?
Khrisima había hecho aparición otra vez interrumpiendo sus constantes líneas de pensamientos, en ocasiones lo agradecía más cuando estos eran tristes y frustrantes.
– Nada que te interese idiota...
– Simpre pareces pensativo, me preocupas bro, ¿qué es lo que te mantiene así?
Bakugo pensó, no tenía que darle toda la información solo debía contestarle de una forma abierta para que ya hiciera silencio sobre el tema.
– En viejos conocidos, ahora no me vuelvas a preguntar maldito bastardo
‐ ¿Eh?
Aunque Khrisima decidió dejarlo ahí aún le quedaban dudas sobre el tema, esperaría a que su amigo gruñón se abriera a su tiempo no le obligaría si el no quería hablar.
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Izuku y Eri jugaban con las muñecas que tenían, al principio trataron de evitar jugar con estos pero en algún punto no pudieron evitarlo necesitaban distraerse de alguna forma y dejar de pensar en su situación actual.
Decidieron planear una manera de escapar atraves de sus juegos de muñecas, así no sospecharian realmente que lo estaban haciendo, los dos estaban cansados de la situación y aunque tuvieran que intentarlo varias veces ellos saldrían.
Y los dos juntos irían al parque de diversiones, se habían prometido que lo harían ya que ninguno de ellos habían ido a uno y ahora más que nunca querían hacerlo.
Iban a conseguirlo para abandonar ese sitio que solo les traía dolor cada día que pasaba.
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