Cap XIV: "Familia"

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Habían llegado a la clínica casi media hora después, porque la misma estaba a la salida de la ciudad y Poche, por más que lo deseaba, no manejó a velocidad desconsiderada y por el contrario, condujo con el mayor cuidado posible.


Apenas estacionó, quitó su cinturón de seguridad rápidamente y corrió a la puerta trasera del lado contrario y abrió con más rapidez aún.

- Dani...Vamos, Calle tienes que ayudarme un poco ahora- le pidió a pesar de que estaba segura la castaña no iba a escucharla. Su respiración se alteraba y por más que Daniela intentaba controlarla, no lo lograba-

- Poche...Dios, Poche ¡Me duele demasiado!- gritó la Castaña aún con ambas manos en su vientre y Poche quitó la vista de ella para observar a su alrededor-

- Continúa así, Calle. Iré por un médico- Poche corrió las escaleras de entrada del hospital a mayor velocidad e ingresó al mismo de esa manera llegando a la mesa de entrada- Mi novia está afuera, embarazada. Necesito un médico, señorita- le pidió totalmente agitada a la enfermera frente a ella y la muchacha asintió con vehemencia-

- Enseguida busco al doctor-

- No ¡Ahora!- fue lo último que gritó alejándose de ella y tomando una silla de ruedas que había sin utilizar cerca del pasillo. Llegó hasta Calle nuevamente y la tomó con el mayor de los cuidados ayudándola a salir del auto-

- No te separes de mi en ningún momento, Poche- le rogó la castaña al sentarse y tomando su mano con fuerza-

- No lo haré - le aseguró la morena cuando llegaba un médico y tomaba el control de la silla para maniobrarla de la mejor manera. Poche corrió de la mano de Calle y juntas llegaron a la sala de parto-

Allí dentro, Calle observó todo lo que la rodeaba con miedo. Una enfermera le ordenó y le ayudó a se quitara el vestido y lo cambiara por una bata color celeste.

Poche se movía con nervios cerca de la puerta.

- Muy bien, Daniela. Recuéstate- le dijo el doctor ingresando a la habitación después de preguntarle su nombre a Poche. La castaña se acostó aún temblando sobre la camilla y decidió no quitar la vista del techo. Las contracciones comenzaron a intensificarse segundos después de que le colocaran un suero en el brazo-

- ¡Dios! ¡Quiero que esto acabe ya!- gritó y Poche rápidamente corrió a su lado para tomarle la mano nuevamente-

- Tranquila, Calle. Todo va a estar bien-

- Esto es tu culpa- murmuró sin embargo la castaña y Poche la ignoró. No iba a contradecirla porque sería como arrojar un encendedor sobre un charco de gasolina. Apretó más fuerte el agarre y Calle tiró su cabeza contra la camilla- ¡Tu maldita culpa, Poche ¡Tú me embarazaste! –

- 8 centímetros- escuchó Calle a la enfermera una vez que acomodaron sus piernas a lo alto y comenzó a sentir una leve presión en su vagina- Señorita, debe retirarse-

- ¡Ella no se va!- gritó Calle cuando otra enfermera ingresó con intenciones de sacar a Poche-

- Entonces colóquese esto- le dejó en cambio la mujer un barbijo celeste también y un ambo del mismo color. Poche se apresuró en acomodarse todo en minutos y regresó a la castaña-

Calle escuchó el sonido de los guantes de látex chocar contra la mano del médico y comenzó a tener más miedo que antes. El latido de su corazón se aceleró a tal punto que le dolía y se le dificultaba respirar. Sintió un leve pinchazo en su cadera y un beso de Poche en su frente.

- Bien, Daniela- le dijo el médico mirándola y luego a su zona íntima- vamos, es momento que nos ayudes ahora ¿Estás lista?-

Ni siquiera asintió, estiró su brazo como pudo y tomó a Poche por el cuello de su camiseta y la acercó a su rostro:

- Te odio, Garzón ¡Te odio!... ¡Esto está matándome!-

- Vamos, Daniela. Puedes hacerlo, cariño- la incentivó la enfermera y Calle comenzó a pujar mientras continuaba gritando-

- Vamos, Calle - escuchó la voz de Poche en un suave susurro y quiso fulminarla con la mirada- Vamos, son nuestros hijos ¿Recuerdas los días que contábamos? Está pasando, te necesitan, Dani. Vamos-

A cada momento que intentaba pujar más fuerte, Daniela sentía como las contracciones eran peores y eso no la ayudaba en su trabajo. No quería que doliera tanto y menos si tenía dos niños que dar a luz.

Sintió la mano de Poche pasar por su frente y quitándole el sudor que ya caía y hasta mojaba parte de su cabello.

- Vamos, Amor. Un poco más- escuchó otra vez a la morena pero esta vez pegada contra su cuello. Poche escondió su rostro allí y Calle quiso abrazarla pero lo que dijo el médico la detuvo-

- Ya puedo sentir su cabecita... Vamos, Daniela, un último esfuerzo y el primer bebé estará ya con ustedes-

Y así fue. Calle gritó una vez más y con más fuerza y de repente Poche se alejó de su cuello al escuchar el primer llanto.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y las mismas ya caían por sus mejillas. Quiso ir en busca del bebé pero Calle la retuvo aún de la mano.

- Una niña... Una hermosa y saludable niña- les aseguró el médico y Calle emitió una pequeña risa. Y ambas vieron cómo la enfermera cortaba el cordón umbilical mientras el llanto de la niña no cesaba. La mujer les dio la espalda mientras acomodaba a la niña en una toalla y Poche volvió su vista a Calle-

- Vamos, Dani...puedes hacerlo-

- Bien, Daniela. Un poco más de esfuerzo- le ordenó el médico y ella apenas lo escuchó. Soltó el agarre con Poche y le rodeó el cuello pegándola a su rostro-

- Te amo, Maria José- fue lo último que dijo antes de empezar a pujar y Poche no dejó de sonreírle mientras ella cerraba los ojos y cometía el mismo esfuerzo que minutos atrás-

- Te amo, Daniela- le susurró Poche dejándole un suave beso en los labios cuando el segundo llanto se escuchó y la Castaña apenas podía mantener los ojos abiertos-

- El niño- dijo la enfermera y Poche se alejó de Daniela para llegar a la mujer y tomar al niño entre sus brazos.

Esa sensación de vulnerabilidad que sintió al acurrucarlo la hizo perder unas lágrimas más. Aún sin limpiar, debido a que no le dio tiempo a la enfermera, Poche le dejó un beso en su pequeña cabeza y pasó su dedo índice por sus mejillas aun rojas y se mordió el labio cuando el pequeño enredó su mano en su dedo.

- Poche- escuchó el murmuro débil de Calle y, pidiéndole ayuda al médico, cargó a la niña en el otro brazo y llegó a la castaña. Dejó al niño en el pecho izquierdo de Calle y a la niña en el derecho.

La castaña comenzó a llorar entre suaves risas y Poche se acomodó fantasmalmente arriba de ella para atrapar a su familia entre sus brazos.

- Lo hiciste muy bien, Daniela. Estoy orgullosa de ti- le dijo contra el cuello de la castaña y Calle acomodó su mejilla sobre la cabeza de Poche en un acto meramente amoroso-

- No lo hubiese podido lograr si no estabas aquí-

Se quedaron un momento en silencio, logrando escuchar solo la respiración de la otra. Y todo se volvió tranquilo.

La habitación había quedado solo para ellas por lo que Calle se permitió no dejar de sonreír en ningún momento.

Fue cuando la puerta se abrió y dos enfermeras ingresaron para llevarse a los recién nacidos, que la calma pareció romperse.

Poche tomó con cuidado a la niña y estaba separándola de Calle cuando la castaña la retuvo y la llamó en un pequeño grito de emoción.

- ¡Poche!... Sus ojos, mira- le dijo cuando el pequeño aún en su pecho, abría casi en cámara lenta sus ojos y ambas lo observaron con la boca entreabierta. Sonrieron al unísono y se miraron una vez más-

- Verdes Aceitunas- susurraron ambas y las enfermeras frente a ellas lo hicieron también-

- Toca la niña- les advirtió una de las mujeres cuando descubrió a la pequeña imitando los pasos de su hermano. Poche volvió a acercarla a Calle y susurraron algo distinto- marrones, avellanas

- Tenemos que llevarnos a ambos- les pidió una de las enfermeras y tomando a la niña entre sus brazos y la otra al niño-

- ¿Para qué?- preguntó Calle-

- Les haremos un rápido chequeo, mediremos sus pesos y alturas y les daremos un baño Tú debes descansar. Haz hecho un trabajo increíble, mamá- la felicitó a Daniela y ambas mujeres desaparecieron tras cerrar la puerta-

- Ellas tienen razón- murmuró Poche volteando a ver a Calle y descubriendo que la castaña ya la estaba mirando- Hiciste un trabajo increíble y debes descansar-

- Estoy enamorada de ti, Maria José- aseguró en cambio la castaña y Poche movió su boca pero sin decir palabras. Se inclinó a la altura del rostro de Calle e invadió sus labios con su boca en un beso por demás apasionado. Calle le rodeó el cuello con ambos brazos y la acercó con lo ultimo que le quedaba de fuerza, contra ella-

- Tienes que descansar... Estaré afuera- susurró Poche y Calle volvió a besarla antes de soltarse lentamente y asentir.

Poche se levantó lentamente y observó a Calle unos segundos más antes de dejarla sola.

Y cerró con el mayor silencio la puerta al salir.

- ¡Hija!-

- ¡María José!-

Escuchó la morena ambos gritos al salir al pasillo y encontrarse con sus padres y los padres de Calle.

Ella les sonrió volviendo a emocionarse y, con las lágrimas en los ojos, los cuatros se golpearon contra ella en un fuerte abrazo.

- ¿Están bien? ¿Cómo está Daniela?- preguntó Germán minutos después cuando se separaron. Luego de que ella les gritara a sus padres que Daniela había roto bolsa, Juan Carlos se bajó de su auto y corrió a la casa Calle Soto a darles la noticia-

- Están bien. Los tres. Calle está descansando y los niños en las incubadoras para luego revisarlos. No saben el trabajo excelente que hizo su hija- aseguró mirando a Germán luego a Mafe que aún lloraba a borbotones-

- Quiero verlos- pidieron ambas abuelas a la vez-

- En un rato, mamá- aseguró Poche mirando a Luna- cuando los transfieran a la sala de neonatos-

- ¿Cómo son?- preguntó Luna abrazada a Juan Carlos-

- Ella...tiene ojitos marrones Avellanas - dijo Poche y se le formó un nudo en la garganta que la obligó a continuar llorando de la emoción-

- Como Calle- susurró Juan Carlos-

- Y él, tiene ojitos verdes Aceitunas-

- Como Poche- susurraron Germán y Mafe a la vez-

- ¿Señorita Garzón?- llegó hasta ellos una de las enfermeras que se había llevado a los niños y Poche giró a verla al instante- pueden ver a los bebés cuando gusten-

Luna fue la primera en separarse de Juan Carlos y se acomodó en el brazo de Mafe. Juntas comandaron el pequeño grupo y se adelantaron a seguir a la enfermera.

- ¿Tú no vienes?- le preguntó Juan Carlos a su hija-

- No- aseguró Poche negando y sentándose en una silla de espera- vayan ustedes. Quiero estar aquí cuando Daniela despierte-

- Bien... Felicidades- le susurró su padre acercándose a ella para dejarle un beso en su cabeza. Poche le sonrió y luego se recostó contra la pared observándolos partir-

- Los abuelos ¿no?- escuchó que le preguntaron mientras alguien se sentaba a su lado. Poche volteó a ver a su derecha y recibió un vaso de agua que le tendían-

- Gracias... Si. Han estado esperando este momento desde que se enteraron iban a serlo-

- Pues los entiendo. Yo estoy igual. Mi hija entró a la sala de partos hace unos minutos y ya estoy desesperada por conocer a mi nueva nieta- le dijo la mujer con una sonrisa y Poche la imitó. Le había pasado la misma desesperación a ella con sus hijos- Soy Eva-

- Maria José- se presentó la morena estirando su brazo y recibiendo la mano de la señora y observándola rápidamente. Era una mujer que parecía sobrepasar los 50 pero con una dulce sonrisa. Y vestía traje cual empresaria extranjera-

- Eres muy pequeña para ser madre ¿Cuántos años tienes?-

- 17... Dos meses y los 18-

- Entiendo... ¿Y cómo está tu novia?-

- Dormida- sonrió Poche bajando su vista al vaso casi vacío ya- Se llevo la peor parte, supongo. Asique ahora me toca a mi. Todo lo que sigue me toca a mi-

- ¿A qué te refieres con todo?-

- Cambiar pañales, comprarlos. Trabajar. Cuidar de mi familia-

- ¿Estás decidida? Eso no es fácil. Eres muy pequeña inclusive para un trabajo en el que puedas ganar bien y acaparar todos esos gastos que dices-

- Eso no me interesa ahora. Mis hijos son mi responsabilidad y Daniela los llevó con ella de la mejor manera-

- ¿Daniela eh? Bonito nombre... ¿Y cuándo comenzarás a trabajar?-

- Ya lo hago. Solo que ese trabajo no es el mejor y a decir verdad ahora que el verano se va, prácticamente me quedaré sin el. Limpió piscinas con un amigo-

- Pero eso no es trabajo para ti, niña.

- Lo sé, pero necesitaba el dinero y bueno....estamos en Lima ¿no? No puedo aspirar a mucho-

- Lo sé, a mi me pasaba lo mismo a tu edad. Papá se había marchado de mi casa y mi madre no estaba en sus mejores condiciones físicas. Entonces decidí tomar el control de mi familia con mis propias manos. Cuidaba niños y comencé a guardar cada centavo que ganaba. Para mis 21 pude finalmente ingresar a la Universidad y mi carrera de administración fue notable. Tuve que hacer muchos sacrificios, María José, pero al final del camino conseguí lo que tanto quise.

- ¿Por qué está en Lima entonces? En algún momento quiero y pienso largarme de aquí-

- Por esa misma razón. En mi época de juventud casi ningún adolescente conseguía trabajo y los que eran afortunados eran desafortunados en el sueldo. Les pagaban miserias y Lima no progresaba ¿Conoces la fábrica E.E?

- ¿La fábrica de muebles, aberturas y esas cosas?

- Esa misma

- Algo. He escuchado de ella solamente y sé que es el mayor emprendimiento de la zona-

- Bien- murmuró la mujer perdiendo su mano derecha dentro del bolsillo de su saco y tomando una tarjeta- Llámame cualquier cosa que necesites. Habría un puesto interesante allí para ti- le aseguró la mujer y Poche se quedó observando el papel. Cuando lo volteó, pudo leer "Emprendimientos Eva" y regresó su vista a la mujer para agradecerle-

- ¿Está segura?- le preguntó ayudándola a levantarse y sintiendo la emoción recorrerle el cuerpo-

- Claro que si, María José. Visítame cuando gustes... Felicidades por tus hijos-

- Gracias- susurró la morena viéndola alejarse rumbo a la sala de partos y observó una vez más la tarjeta. La guardo con total cuidado dentro de su pantalón y fue en ese momento que notó aún llevaba toda esa ropa color azul.

Se encaminó directo al baño y luego se reunió con sus padres para observar tras un enorme vidrio, la respiración tranquila de sus dos hijos.

Eran las dos y media de la mañana cuando Poche oyó su nombre en un grito y abrió los ojos descubriendo a Aida corriendo hacia ella. Se puso de pie aún algo dormida y respondió a su abrazo con menos efusividad que la castaña.

- ¡Somos tías, Alb!- gritó Aida despertando además a Luna y Juan Carlos pero no a Mafe a German que descansaban unas sillas más alejados-

- Felicidades, Garzón- la saludó Alba golpeando apenas su hombro con su mano y Poche le sonrió antes de abrazarla- ¿Cómo está Calle?

- Aún duerme... No era necesario que vinieran a estas horas-

- ¿Esa es la manera de agradecer, enana?- bromeó Alba mientras se acomodaba contra una pared y Aida se recostaba contra ella en un abrazo-

- No quise decir eso, solo... Da igual. A Calle le encantará verlas aquí- aseguró Poche y segundos después se acercó una enfermera a decirles que Daniela había despertado y llevaría los bebés con ella por un largo rato.

Juan Carlos despertó a Germán Mafe y todos se encaminaron a la habitación dónde Calle se sonrojó al verlos entrar a todos juntos.

Clavó su vista en Poche después de observar a todos y la morena se acercó a ella ayudándola a sostener uno de sus hijos. Mientras los abuelos, Alba y Aida se deleitaban con el niño algo más alejados.

- Debemos pensar en los nombres- susurró la morena sentándose al lado de Calle y acariciando la cabeza de la niña que dormía plácidamente antes las caricias de ambas-

- Bueno...me habías dicho que tenias algunos en mente ¿no?-

- Si pero...no sé. He pensado solo en la niña-

- ¿Lo has pensado? ¿O lo recuerdas?- preguntó Calle alzando ambas cejas y Poche se sonrojó apenas y se aclaró la garganta-

- Lo recuerdo....Recuerdo el nombre que le pusimos a tu muñeca cuando teníamos 9 y... aún me sigue gustando Antonia para ella-

- Es el primer nombre de mi lista y créeme que me encantará llamarla así-

- Antonia- susurró Poche y sintió sus hombros ser invadido por un peso extra. Mafe se colgaba de ella escuchando la conversación e interrumpió la misma-

- Antonia Ellen Calle Garzón. Me encanta-

- No se llamará Ellen, mamá- murmuró Calle entre dientes y Mafe se quejó antes de volver a dejarlas solas-

- Y.... estaba pensando- comenzó Poche con sus dificultad al hablar por los nervios y Calle rió queriendo besarla justo en ese momento- si tu abuelo tenía el mismo nombre que el mío- recordó cuando Calle una vez le mostró una foto de su difunto abuelo y le dijo su nombre. Poche abrió los ojos y le dijo que le parecía raro que el de ella se llamara igual- no sé...A mi me gustaba su nombre-

- Y yo amaba a mi abuelo- aseguró Calle y ambas se sonrieron antes de que Poche escondiera su rostro en el cuello de la castaña-

- ¿Entonces?- preguntó Poche sobre la piel de Calle-

- Joseph Calle Garzón-

- Me lo imagino llamándole la atención ¡Joey no hagas eso!-

- Maria José- se quejó Calle golpeándole el brazo y haciendo reír a ambas- ¿Puedes traerlo?- le preguntó a la morena por lo bajo y Poche asintió alejándose de ella para ir en busca de su hijo. Lo tomó de entre los brazos de Germán y lo llevó con Calle pero manteniéndolo contra su propio regazo-

- Bueno- dijo Germán observando a Daniela jugar con las manitos de su nieta y a Poche dejarle besos a su propio hijo- creo que es el comienzo de una nueva familia ¿no?-

- Por supuesto- aseguró Poche estirando su mano y tomando la derecha de Calle para entrelazarlas-

Fue cuando el doctor ingresó a la habitación para confirmar la salud de los niños y dejar en claro que estaba todo bien y en dos días Calle podía regresar a casa que, alejadas de las miradas ajenas, Poche se recostó contra la castaña y dejaron a ambos bebés en medio para mirarse a los ojos.

- Te amo- se susurraron a la vez antes de invadir la boca de la otra con un beso que parecía marcar el comienzo de algo totalmente nuevo.

The Perfect Cause (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora