Cap. XXV: "Cambiar de color"

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A veces no notas lo enamorado que estás hasta que sientes que un beso, algo tan simple como un roce, calienta tu piel y de manera irónica llena tu cuerpo de escalofríos. Notas como tus labios asfixian los de la persona que amas y sonríes; porque sabes que no hay acto más verdadero que ese y ni unas palabras podrían describir lo que pasa por tu cabeza ni mucho menos en tu corazón.

Tampoco sueles notar cuando los celos te invaden; cuando en realidad eso es miedo a perder la persona que amas y, peor aún, imaginarte momentos sin ella y que ya habías planeado posiblemente para el resto de tu vida.

Notas que te enamoraste cuando los celos aparecen en una mínima palabra, expresión o acto que no esperabas y te deja sin defensas, tomándote con la guardia baja y crees que respirar y mirar hacia otro lado los hace desaparecer.

Pero entiendes ya con notoriedad que estás enamorado, cuando comprendes que el sentimiento de amar es frágil y se expone como una hoja de papel sobre una vereda: con un poco de aire vuela, se eleva y posiblemente ya no regresa. Por eso intentas cuidarlo con ambas manos y con todo tu cuerpo si es necesario; evitando que toque el piso y nunca más vuelvas a saber de el.

Y Calle sabía que ahora más que nunca debía cuidar su relación con Poche; protegerla de los últimos hechos que estaban viviendo e indirectamente manteniendo a su familia en vilo aún.

Poche llevaba dos semanas saliendo más tarde de lo normal en su trabajo y a Calle cada espera estaba volviéndosele eterna. Cada llegada de su novia a la casa ya no eran las de antes y ella la entendía; comprendía su cansancio y más aún porque Poche no podía ocultarlo.

Pero no quería que las cosas se le fueran de las manos. No quería a la morena lejos de su alcance, mucho menos sabiendo que la tenía pegada a ella cuando quisiera y la necesitara. Estaba comenzando a extrañarla aún cuando la tenía abrazada o sobre ella como en esos momentos.

Poche acababa de tomarse un baño y ella estaba esperándola en la cama, con la ropa interior que a la morena le gustaba y fue como una soga perfecta que lanzó en su búsqueda.

Pero se sentía raro.

Por mucho que Poche besara su cuello, mordiera su hombro derecho con ese favoritismo hacia el y perdiera su mano dentro de su entrepierna haciéndola sentir completa, a Calle le temblaba el cuerpo y no por el orgasmo que la morena le producía.

Poche intentó controlar la respiración contra su mejilla y Calle la sujetó por la espalda para que no saliera de su interior solo por el hecho de que el acto sexual había concluido.

Se mantuvieron en esa posición unos minutos hasta que Poche estiró su brazo hacia atrás en busca de la sábana y las cubrió a ambas justo cuando el cansancio finalmente la vencía.

Calle sin embargo se pasó gran parte de la noche acariciando la nuca de su novia, escribiendo su propio nombre en el pecho de Poche y observándola dormir.

Descubres que estás enamorado cuando ya todo es demasiado tarde. La sonrisa de la persona que amas, su perfume, la manera en que te abraza al envolverte y susurra cosas contra tu oído, son tú último pensamiento en la noche.

Descubres que algo no está bien por las mismas razones.

Calle estaba de pie, contra la puerta de entrada de su casa, cuando Alba llegó por la tarde y traía con ella un sobre color madera. La castaña lo golpeó suavemente contra la palma de su mano y lo abrió bajo la mirada expectante de su amiga.

Quitó la carta dentro de el y un nudo atravesó su garganta. Alba la abrazó al instante cuando un llanto incontrolable y de la nada brotó de sus ojos haciendo que los suyos se aguaran también.

The Perfect Cause (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora