El Primero de Muchos

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-Ya llegué estúpidas- okey no, es una broma, no lo tomen literal

Resulta que estuve perdiendo mi pinche tiempo en una cafetería, cosa que al parecer en común en mí. Hay demasiada azúcar en ese lugar, a mi derecha y a mi izquierda, tanto así que me dan ganas de escribir cosas acarameladas a más no poder.

Creedlo o no, pero estuve toda mi tarde en esto, no está reeditado, simplemente salió de forma espontánea, así que me voy a poner a huir luego de esto xD































Mientras alzaba sus piernas en lo alto, subía y bajaba una a la vez en un ritmo constante mientras sus pequeños amatistas estaban clavados en el techo de ese lugar, obviamente aburrido. Vio sus juguetes desparramados en la alfombra y luego echó la cabeza hacia atrás encontrándose con el temible escritorio de madera el cual parecía una muralla para su pequeño ser.

Se enderezó una vez que sintió sus piernas cansadas de ese ejercicio y parpadeó un par de veces hasta el asiento en donde estaba su padre. Lo miraba con tanta intensidad que seguro el pequeño Eric parecía reflexionar un poco sobre la desdicha de ser un adulto, ya saben, esas trivialidades sobre tener un trabajo y ser alguien en la vida.

Papá no era como cualquier adulto, le gustaba divertirse más de lo que debía, su mirada era como miles de soles quemando, y hacía monstruosidades en los platillos, aunque también el mejor pastel de helado del mundo. Mamá era encantadora, era tierna y cálida cuando se trataba de abrazos, sus tibias mejillas eran uno de sus tantos dotes angelicales. Así era como lo miraba, como apreciaba a sus gigantes, Nakiri Erina y Yukihira Soma eran los mejores padres del mundo.

Eric buscó el resguardo de papá ya que era la única persona con quien estaba, mamá tenía mucho trabajo. Cuando tiró de la camisa de su padre lo vio sonreír, tan cálido como siempre, sintió que lo tomaba entre sus brazos y lo sentaba en su regazo mientras le enseñaba su aburrido trabajo a través de una pila de papeles.

—¿Dónde está mamá?— preguntó con demasiado intriga importándole poco o nada los papeles que le enseñaba su padre.

—Trabajando, Eric— contestó Soma de inmediato al mismo tiempo que restregaba su barbilla contra el cabello rebelde de su pequeño —Terminará pronto ¿Crees resistir?— interrogó sabiendo que a su pequeño tornado le gustaba ser el centro de mamá y que verla un poco absorta lo molestaba.

El Primero de MuchosWhere stories live. Discover now