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1 de mayo de 2030

Los hombres alrededor de Jimin, y Jimin, soltaron un quejumbroso gemido cuando el pase a gol salió desviado.

Estaba en el supermercado, viendo el partido de su selección en una de las televisiones de muestra junto con al menos otros diez hombres, todos con su carrito de compras frente a ellos.

Él había ido solo con los niños, pues YoonGi se había quedado en cama enfermo de fiebre y aunque Jimin había querido quedarse a cuidarlo, YoonGi lo había corrido con un las compras no se harán solas, Jimin, la alacena se esta vaciando y no podemos posponerlo más y aparte no quiero enfermar a los niños.

Y entonces ahí estaba Jimin, viendo el fútbol.

Todos contuvieron el aliento cuando el árbitro marcó penal a favor de su equipo y soltaron vítores cuando el balón cayo dentro de la portería.

—Hola. —dijo sin perder dato del partido cuando su celular sonó.

—Hola. —escuchó la gangosa voz de YoonGi—, ¿Cómo están mis amores? —Jimin casi podía ver la sonrisa en el rostro de su esposo.

—Estoy bien, viendo el partido. —la risa de YoonGi le llegó desde el otro lado de la linea.

—¿Y mis bebés?

—Aquí están, mirando el fútbol con su padre. —dijo con orgullo, mirando a su lado, a un lugar vacío—, Ah, eh, oye, el partido se esta poniendo muy interesante, te dejo, nos vemos al rato. Besos. —colgó antes de que YoonGi dijera nada y dándole una ultima mirada al televisor, empujo el carrito, listo para encontrar a sus pequeños y desobedientes revoltosos.

Jimin sabia que solo había tres lugares donde podían estar; el pasillo de las galletas, el de los helados o donde los juguetes, así que fue a la que le pareció más probable.

—¡Papá! —gritó André cuando lo vió y con una enorme sonrisa arrastro una bolsa transparente llena de legos hasta llegar junto a él—, Quiedo estos.

—¿Ah si? —Jimin lo miró con una ceja alzada y los brazos cruzados, una sonrisa tirando de sus labios—, ¿Y como los vas a pagar?

André entonces comenzó a morderse el labio inferior, viendo de los legos a Jimin y viceversa, de pronto parecía mortificado.

—¡Yo quiero esto! —gritó Xander corriendo hacia ellos, levantando la caja de un carro a control remoto. Sonreía y Jimin pudo ver los espacios vacíos donde deberían estar sus dientes incisivos.

—Ponlo en el carrito, chaparro. —no le podía decir que no a esa sonrisa sin dientes.

Miró con una enorme sonrisa como su hijo mayor ponía la caja dentro del carrito y entonces volvió a centrar su vista en el menor, que también lo miraba.

—Papá, ¿me das dinedo?

Jimin no pudo evitar reír y poner la bolsa de legos en el carrito.

—Sí, vamos, yo te presto.

Torpe » jimsu [adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora