Una nueva oportunidad para amar

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Santo Cielo, debo encontrar a Mia, debo decirle lo que acabo de descubrir, debe saber que debe dejar a Troy cuanto antes porque su vida corre peligro.'

Mientras nuestro querido amigo iba corriendo sin rumbo aparente, este pudo visualizar que Mia estaba saliendo de una floristería, así que sin más corrió hacia ella.

"¡MIA, MIA!, ¡ESPÉRAME POR FAVOR!" Gritó mientras corría hacia ella, por suerte esta lo logró escuchar y detuvo su marcha.

"¿Qué pasa Jayden?, ¿Por qué vienes corriendo así?" Preguntó riendo por ver como se encontraba su amigo.

"Mia, debes escuchar todo lo que tengo que decirte, sé que suena descabellado pero, no te puedes casar con Troy, tu vida será destruida por él y toda su familia, al igual que todo lo que has trabajado y también podría destruir la vida de tu hermano, la de Emily y la de Mike." Dijo agitado por la carrera.

"Ay Jayden, ¿Qué mosco te picó?, ¿Qué clase de broma es esa?" Preguntó muy risueña y confundida por lo que Jayden le había dicho.

"No estoy bromeando, es en serio, mira, él mató a su antigua prometida, él quiere matarte a ti, quiere quitarte el restaurante y no dudará en aniquilar a nuestros amigos si interfieren en sus planes, Mia, si te casas con él, no serás feliz, si lo haces, solo firmarás tu sentencia de muerte."

Al decir todo eso, lo único que recibió fue una cachetada por parte de Mia.

"¿Cómo te atreves a decir eso de mi prometido?, Él es un buen hombre, mejor que tú, no puedo creer que estés diciendo toda esa basura de él por tus estúpidos celos, yo te abrí mi corazón en su momento y lo pisoteaste sin compasión alguna, no tienes derecho a hablar así de él y te pido de la manera más atenta que desaparezcas de mi vida para siempre, buen día, Señor Shiba." Dijo tratando inútilmente de contener su tristeza, rabia, frustración y decepción.

"Mia, escúchame." Le imploró suavemente, "Sé que no actúe de la mejor manera en su momento, pero te digo la verdad, pero no tengo razones para mentirte."

"¿Acaso tienes pruebas?" Preguntó de manera fulminante.

"No, no tengo pruebas, pero todo encaja muy bien para ser una simple casualidad, si tan solo me escucharas podrías..."

"¡No hay nada que escuchar!" Gritó estallando finalmente en contra de Jayden, "¡¿Qué tan infeliz tengo que ser para que estés tranquilo?" Gritó tratando de retirarse de ahí, pero Jayden siempre se lo impedía, y cuando finalmente puedo burlarlo para escabullirsele, Jayden la tomó de uno de sus brazos, ella intentó zafarse de su agarre, pero Jayden supo cómo someterla con facilidad.

"¡Carajo, escúchame!, ¡No seas tan idiota y entiende lo que te digo!, ¡Si te casas con él, te vas a morir!, ¡Entiende que tú me importas y sólo quiero protegerte!" Dijo sacudiendo violentamente a Mia.

"¡Sueltame!, ¡Me estás lastimando!"

Cuando Mia dijo, Jayden salió de su arranque de ira, vió como le había dejado las muñecas, estaban rojas en su totalidad y también apreció como estaba torciendole los brazos por estar sometiéndola, cuando reaccionó en su totalidad, lo único que hizo fue soltarla poco a poco y retroceder unos pasos.

"Yo... Lo... Siento mucho, Mia, no era mi intención."

Al término de su frase, Mia sólo se desplomó de rodillas en el suelo mientras lloraba amargamente por todo lo que había pasado y Jayden apenas se había dado cuenta del espectáculo público que habían hecho, ya que toda la gente a su alrededor se detuvo a ver semejante escena.

"Vete, sólo quiero que te vayas de mi vida para siempre y no regreses nunca jamás, por favor." Dijo sollozando y sobandose las muñecas.

Jayden hubiera dado todo por borrar ese momento de sus vidas o al menos cambiarlo. Se sentía la peor escoria del mundo al haberle hecho daño a su mejor amiga en todo el mundo, seguía sin creer lo que había hecho y sin más, sólo se retiró de ahí sin mediar palabra. Dió media vuelta y tras unos cuantos pasos se detuvo, quiso mirar hacia donde estaba Mia, pero se contuvo ante ese pensamiento y continuó su andar con un profundo dolor en el corazón y en el alma.
Tras varios minutos de caminar sin rumbo, finalmente llegó a un callejón y de la nada, comenzó a golpear la pared con sus puños con tal fuerza que empezaron a sangrar.