La criatura bañada en oscuridad se lanzó contra el antifaz naranja haciendo que este soltara un gran grito...
—
El grito del hermano menor llegó a los oídos de aquellos hermanos que estaban en la azotea de un edificio, pues no había ido muy lejos. — ¿Qué fue eso? — pregunto exaltado el del antifaz rojo, los hermanos reconocieron después el grito y se dirigieron al lugar donde lo escucharon. Bajando de la azotea y caminando entre la oscuridad se adentraron en el callejón en donde yacía el ojiceleste inconsciente con heridas de rasguños y sangre, sin pistas de quién lo había atacado. — ¡Mikey! — dijeron en sincronía los dos hermanos.
— Más tarde
Con los ojos pesados el de antifaz naranja empezó a recobrar la consciencia con pesadez, dándose cuenta que se encontraba en una habitación de la alcantarilla pero no era la suya. Examinó un poco viendo a los lados y se empezó a enderezar soltando quejidos de dolor por las heridas que tenía en su cuerpo y un fuerte dolor de cabeza. Vio sus brazos que estaban vendados y que otras partes de su cuerpo también.
— ¡Mikey! — Entró diciendo Rafael, preocupado por su hermano menor. — ¡Chicos! Mikey despertó. — En el momento que el chico explosivo anunció los otros dos hermanos -el líder y el sabelotodo- entraron a la habitación acercándose en la cama en donde se encontraba Mikey. — Mikey ¿Cómo te sientes? — preguntó el del antifaz morado. — Bien, supongo... me duele un poco la cabeza y todo el cuerpo. — Dijo el de antifaz naranja que se encontraba en una camilla, lleno de heridas, posicionando su mano en la cabeza por el dolor que sentía.
Donnie al ver la molestia que tenía el menor de sus hermanos buscó en un cajón unas pastillas para el dolor y una botella de agua. Se acercó a Mikey y se las entregó. — Ten, tómate esto. Te hará sentir mejor — Mikey hizo una leve mueca de asco, disgustaba de la medicina, pero no le quedó otra que escuchar a su hermano listo y terminó por tomarse la medicina.
— Mikey ¿A dónde te habías metido sin decir nada? — cuestionó molesto Rafa que se encontraba frunciendo el ceño y con las manos en la cama de donde se encontraba el menor de todos. — Tranquilo Rafa... — dijo Leo intentando relajar a la tortuga explosiva de su hermano y suspiró para después fijar la mirada del ojos celestes — ¿Qué fue lo qué pasó? Cuándo escuchamos el grito, fuimos y ya te encontrabas inconsciente ¿Recuerdas algo? — dijo el maduro líder que cruzaba sus brazos viendo a aquél pequeño que lo miraba atento.
Las memorias de Mikey estaban intactas, sin embargo no había logrado ver mucho antes de haber quedado inconsciente. — Yo... sólo ví una gran sombra encima mío, no pude ver bien lo que era ya que me atacó antes de que lo averiguara— Apretó la botella de agua al recordar aquella escena haciendo que le dieran escalofríos bajando la cabeza viendo sus heridas. Los hermanos lo vieron con preocupación y angustia sobre qué pudo haber sido esa criatura. Seguramente tendrían complicaciones con ello más adelante. Ese ataque solo había sido una advertencia de lo que se aproximaba.
Donnie recordó algo de lo que había descubierto cuando estaban examinando a Mikey. Fue a donde tenía aquella sustancia negra y volvió a donde estaban. — Cuando te estábamos curando e intentando averiguar de lo que te había pasado, encontré esto — enseñó el pequeño frasquito de vidrio que dentro tenía la sustancia negra y viscosa que había visto Mikey en aquel callejón donde fue embestido por la bestia. — ¿Lo reconoces? — Donnie vió con atención al de antifaz naranja. — Ah, si.. Si esa cosa lo vi en el callejón antes de que atacara esa horrible cosa, aunque esa cosa igual es asquerosa — dijo el pequeño frotándose los brazos y asqueado a recordar la sensación.
— Hm... Parece que tiene algo que ver con lo que te atacó. — Dijo Donnie examinando desde fuera el fresquito con la sustancia. — Bien, ya lo tenemos, ahora vayamos afuera a buscar a esa cosa y hay que darle una lección. — Dijo el ojiverde molesto y determinado golpeando su puño contra su palma frunciendo el ceño. — Espera un poco Rafa. — Dijo Leo tomando la atención de Rafa. — Es un nuevo enemigo, no sabemos lo que es capaz de hacer, quiero decir, mira lo que le hizo a Mikey. — dijo Leo con la mirada fija en Rafa. — ¿Ah? ¡Pero es Mikey! — Dijo el más terco del grupo, viendo hacia su hermano y señalando al menor, como diciendo lo obvio del por qué pasó. —Eso fue cruel, hermano... —dijo Mikey secándose la lagrima imaginaria al escuchar las crueles palabras de Rafa.
— ¡No averiguaremos nada hablando aquí! Hagan lo que quieran, investigaré por mi cuenta. — Dijo Rafa para después irse a pisotones de la habitación para después subir de nuevo a la superficie.
Llegó al callejón de antes donde encontraron a Mikey y empezó a buscar algo útil. La oscuridad de la noche aún estaba, pues no había pasado mucho tiempo desde el ataque, costaba ver un poco aunque si era notoria la sustancia negra que dijo Mikey haberla visto.
Escuchó un extraño sonido proveniente del final del callejón que llevaba a una calle algo espaciosa y oculta entre los grandes edificios de la gran ciudad de Nueva York. Se acercó sigilosamente a la defensiva ocultándose entre una pared que lograba ocultar su cuerpo robusto, entonces se asomó un poco para ver lo que era el extraño sonido.
Sus pupilas se achicaron y quedó en shock por lo que vió. Una extraña criatura oscura como el petróleo, con un aspecto escalofriante. Como si de un lobo gigante se tratara, solo que eso no era un lobo. Aquella criatura de encontraba comiendo no sé que cosa, tenía el hocico con sangre oscura. Rafa quedó impactado por la imagen, sentía miedo, no solo por la figura, también el aura. Parecía que su instinto de supervivencia sabía muy bien que si daba un paso en falso estaría perdido. Así que prefirió retirarse por el momento para decirle a los demás sobre lo que había visto, dió un paso para atrás para irse en total silencio pero aún con la mirada fija en la bestia. Pero la vida lo traicionó, una pequeña e insignificante lata de refresco se movió por el impacto de su pie que rozó contra la lata, haciendo un leve sonido pero notable. Rafa reaccionó rápido para ocultarse de nuevo en aquella pared, con el pulso al cien , nivelando su respiración.
Al paso de unos pocos segundos de haberse calmado optó por volver a mirar si la bestia había notado el sonido o seguía ahí. Gran error. Al segundo de a ver vuelto a mirar notó que aquel monstruo ahora estaba a nada de él , con los ojos rojos de sangre que poseía clavada en aquella tortuga desafortunada.
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TMNT My Demons
FanfictionDurante una oscura noche de Nueva York Mikey es atacado por una criatura que nunca habían visto y desde ese momento todo cambio. Empezó la historia...