Ayer Lolito había intentado rezar, pero se quedó en blanco sin saber que decir y, al final, terminó llorando.
Realmente le frustraba, haberse criado en una religión a la que temía. Deseaba creer, creer en cada párrafo, en cada sílaba, en un mundo mejor, porque no tener nada en lo que sostenerse lo estaba hundiendo.Terminó tumbado en el suelo, mirando hacia el techo, queriendo desaparecer, anhelando un final a esa etapa de su vida o directamente a esta misma.
—Quizás solo estoy cansado.
Su delgado cuerpo no tocaba el suelo, sino que unos fornidos brazos lo sostenían por el cuello, manteniendolo a escasos centímetros de la tierra. El agarre que ejercía era cada vez más fuerte, clavando sus uñas en aquella fina piel que lo envolvía y haciendo que la falta de oxígeno comenzase a distorsionar el escenario de aquella famosa discoteca. Un sitio con tanta multitud, tan llena de diferentes y hermosos rostros, que un ser como el pasaría desapercibido; que una escena como aquella no fuese detenida; donde no importaba lo que le pasase.
Ese hombre frente a él lo odiaba, estaba claro.
—Lorena, no estoy jugando —advirtió con su bronca y rasposa voz—. Te lo vuelvo a preguntar, ¿por qué llevas esa mierda puesta?
Pero había aprendido a que decir, así que se tranquiliza y, tratando de mantener la compostura, se repite que estará bien. Y quizás su cuerpo temblase ante aquel insistente par de ojos, y quizás su voz no saliera de su cuerpo, pero ninguna lágrima fue derramada esa noche.
Y dejó de sentir la presión que momentos atrás lo estaba asfixiando.
Entendía la situación. No sabía que había esperado en un primer lugar. ¿Qué lo aceptase? ¿Qué quisiese seguir a su lado después de descubrir que es un ratito? No.
Su mejor amigo estaba equivocada al decirle que fuese quien quisiera ser y que fuese feliz, porque ser lo que él quería ser era lo que más desgracia había traído a su vida.
Deseaba verse desde los que una vez fueron los ojos de aquel chico, poder descubrir las cosas buenas que él veía en su pequeño y torpe ser, tan desorientado que a menudo se encontraba buscando una segunda opinión de su parte, tan débil que hizo de sus abrazos un refugio contra los golpes y gritos de aquel sitio al que nunca pudo considerar un hogar, un muro que lo aislaba de toda oscuridad, de todo pensamiento negativo y llenaba su corazón. Porque lo hizo sentir lleno, y ahora se siente tan vacío, anhelando esa conformidad que una vez había hallado.Sin embargo, vestirse de hombre había sido la peor decisión que pudo haber tomado, y todas esas palabras sonaban como una dulce fantasía, un sueño que nunca sería lo suficientemente valiente para alcanzar, aun teniéndolo tan cerca.
—Pensé que sería gracioso, perdón.
Bajó su vista, no en un modo de flaqueza, sino que no quería ver a ese hombre que alguna vez llamó amigo frente a él.
ESTÁS LEYENDO
my oh my ; rubegetta.
FanficRubén había escuchado una conversación entre Willy y Fargan, al parecer el último estaba colado por un beta que solía frecuentar el bar de la esquina junto a sus amigos cada sábado. El alfa quería verificar si lo que decían sobre él era cierto, y va...