Capítulo 14

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Bucciarati y Abbacchio decidieron actuar de forma responsable y no comerse la boca sobre dos hombres inconscientes vestidos como trabajadores de una mazmorra sexual. Utilizaron dos de las correas de Secco para limitar su movimiento cuando despertasen y fueron a investigar el resto del edificio. El plan de Bruno consistía en terminar con aquello que los había llevado hasta ahí, volver a por los niños, llevarlos hasta un lugar seguro, empotrar a Leone hasta que se olvidase de su propio nombre y si sobraba tiempo ir hasta la mansión de los Joestar para acabar con el padre de Giorno.

- Mi Doppio. Mi precioso y adorable Doppio. Mi queridísimo Doppio. Mi crujiente Doppio. Mi Doppio extra grande con doble de patatas fritas.
- Jefe, estoy aquí - se quejó Doppio desde debajo de la mesa de café.
- Perfecto, entonces no necesitas moverte. Tengo una misión de extrema importancia para ti – dijo Diavolo acomodándose en el sofá y abriendo las piernas -. Pásame el mando de la televisión, que se me cayó antes al suelo.

Doppio alargó el brazo hasta alcanzar la forma negra que se escondía entre los pliegues de la alfombra.

- Está... Pringoso.
- ¡Doppio, no! - gritó Diavolo, incorporándose -. Eso no es el mando, sino uno de los juguetes del perro. Dime que no tienes ninguna herida abierta en las manos, oh, mi amado Doppio...
- No, jefe. Ya me has hecho dos revisiones completas hoy para asegurarte. Pero no entiendo qué hace esto aquí. Se supone que Secco no tiene permitido subir al piso de arriba.
- Oh, Doppio. Mi dulce e inocente Doppio. A veces un hombre debe seguir sus instintos primitivos e introducirse un objeto de silicona por el recto.

Doppio asintió gravemente y siguió buscando el mando. Cuando lo encontró, irguió la cabeza y se lo entregó a Diavolo.

- Gracias, Doppio, te debo mi vida – dijo este mientras se limpiaba los dedos llenos de restos de Doritos en sus muslos desnudos.
- De nada, jefe – contestó Doppio lleno de orgullo.
- Admira mi intelecto, Doppio. Mi amor por ti hace que se me ocurran las ideas más espectaculares para facilitarte el trabajo.
- ¿A qué te refieres, jefe? - preguntó Doppio sin comprender, pero ya a punto de echarse a llorar ante la idea de que Diavolo hubiera hecho algo pensando en él.
- No tienes ropa que lavar si no me pongo ropa, mi Doppio a la carbonara.

Su secretario se había dado cuenta de eso hacía mucho. Pero prefería que Diavolo no se cuestionase qué hacía debajo de la mesa.

- Sin duda alguna tu mejor ocurrencia hasta la fecha, jefe - respondió mientras un leve rubor subía por sus mejillas.
- Y tú eres el único hombre con vida para apreciarlo. Exterminar a la raza humana valdría la pena solo por convertir este mundo en nuestro paraíso, mi pequeño Doppio.
- Simplemente estando contigo ya me siento en el paraíso, jefe.
- Gracias, mi perrísimo Doppio, pero no podrías estar más equivocado. El mundo está lleno de hombres envidiosos, hombres que matarían por estar donde yo ahora mismo.

Doppio le dio la razón y empezó a arrastrarse hasta el centro de la habitación. El olor a comida basura y fluidos corporales empezaba a ser insoportable y necesitaba salir durante unos minutos para despejarse. Diavolo no se había duchado desde que empezó el apocalipsis; habían cortado los suministros de agua y se negaba a bañarse en una tina en el jardín por miedo a que alguien le viese la cara. Permanecía encerrado en su habitación comiendo Cheetos y tirándole los tejos a Doppio. En resumen, nada había cambiado desde su época en el local de juego.

Doppio aspiró el aire del pasillo. Su cabeza solo podía pensar en meterse bajo un chorro de agua caliente para quitarse la suciedad de la piel, pero la zona de su bajo vientre insistía en volver a entrar en la sala y limpiarle los restos de comida a Diavolo a lametazos. Decidió que eso último no era muy profesional y se dirigió al baño.

Giró la esquina del pasillo y vio a un hombre en ropa interior de encaje y a otro con la camisa abierta. Se disculpó instintivamente, pensando que había interrumpido algo privado, hasta que se dio cuenta de quién se trataba.

Bajo la luna de sangre (jjba fanfiction)Where stories live. Discover now