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Capítulo 5

@martinabrunaa1

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Mire de reojo a las chicas, intentando contener una carcajada nunca había visto a Ana y Nicol tan nerviosas como en ese momento.

Había sido una locura desde que les pase los teléfonos, se demoraron en la ducha, al peinarse, más al buscar que colocarse y luego de ellas estar listas, me estaban apurando a qué me arreglará.

Ana estaba vestida con una falda de mezclilla azul oscuro, una camiseta blanca ajustada y una chaqueta del mismo color de su falda. Estaba sentada en el sofá mirando una revista de modas, pero sus ojos se movían cautelosamente a ver el reloj y la puerta.

Por otro lado, Nicol que estaba a su lado vestida con una falda roja acentuando su cintura con un cinturón negro y una camiseta manga larga con un escote "V" movía la pierna derecha de arriba abajo y acomodándose el cabello.

Sonrío, parecen niñas que esperan con ansias salir de clases.

Yo por otro lado estoy tomando mi segunda taza de té, y veo mi Instagram.

¿Qué? ¿Esperaban que estuviera nerviosa, como ese par? O ¿con un libro entre mis manos haciéndome la indiferente?

Pues no queridos, yo estoy viendo el Instagram porque hay muy buenos memes... Y porque no tengo un ligue como ellas dos.

Pasaron los minutos y tocaron la puerta.

Al tiempo que corrían a verse al espejo.

Bufé ni podían ser más predecibles. Me levanté con toda la lentitud del mundo para abrir la puerta.

Al abrirla me encontré con dos chicos sumamente guapos, los dos tenían un bronceado envidiable, pero uno tenía los ojos cafés y el otro negro los cuales me regalaron una sonrisa, y uno un guiño.

Les di una sonrisa ladeada —¿Quién de ustedes dos es Dominic? — dije

—Yo— dijo el de ojos negros mientras tomaba mi mano y le daba un beso.

—Entonces tú eres Richard— le dije al otro que solo asintió, pero luego preguntó.

—Y ¿tú quién eres? —

—Soy la chica que les hará el mal tercio, la quinta pata a la silla, la que sostiene las velas, la que tocará el violín está noche— dije mientras los tomaba de los brazos y los hacía pasar. — Debo admitir que están de muerte chicos.

Los guie por la sala, hice una señal indicando que se sentaran en los sofás.

— Entonces como está noche serás nuestra violinista — dijo Richard — ¿Podremos saber su nombre?

—Me llamo Mia Balletti, y dime a ¿dónde vamos Chad? — pregunte.

— ¿Chad?—se río Dominic— me debes 5 dólares hermano te dije que no te llamaría chady... Balletti me hiciste ganar dinero.

Por un beso [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora