4

59 4 0
                                    

Megan miró a Emily salir del auto y subir el ascensor, quería salir corriendo tras de ella pero todas sus inseguridades se lo impedían.

Desde que su madre la abandonó por irse con una de sus parejas a sudamérica, quedó viviendo con su nana, no sufria económicamente porque le habían dejado una fuerte cantidad de dinero para pasar un par de años y cada cierto tiempo recibía depósitos de uno de los amigos de su madre.

Desde niña sufrió violencia familiar, su madre siempre le reprochó su nacimiento. Fue producto de un embarazo no deseado a temprana edad, a los dieciséis años su madre tuvo su primer encuentro sexual con un joven en un bar de San Francisco, se miraron un par de veces pero nunca con el objetivo de formalizar una relación.

Sus padres la echaron de su casa a los tres meses tras descubrir su embarazo, eran de familia de prestigio así que no permitirían que su hija los decepcionara de esa manera, optó por un aborto pero no contaba con el apoyo de nadie y cuando consiguió el dinero para llevarlo a cabo su embarazo ya estaba finalizando el primer trimestre y ponía en riesgo su vida. En cuanto al joven del bar, solo lo miro una ultima vez, en su quinto mes de embarazo donde ya era muy evidente. Le recordó sobre el encuentro que habían tenido aquella noche y el aseguro que no era el padre. Jamas lo volvio a ver. Se refugió en una casa de asistencia por unos meses hasta que dio a luz a la pequeña Megan. Estuvo a punto de abandonarla pero no tuvo el valor de hacerlo. Comenzó a trabajar de secretaria con un amigo de la familia, tiempo después se involucró con el Gerente de la empresa y la postularon como asistente personal.

Mientras ella crecía laboralmente, dejaba a Megan en manos de las señoras de la casa de asistencia, estaba muy bien cuidada pero no se comparaba al amor que le podría ofrecer una madre, pasaba poco tiempo con ella, no le faltaba nada económicamente, siempre le daba lo mejor en cuestión de lujos, algo que a una pequeña megan tenía sin cuidado.

Después de esa relación de tres años, comenzó a salir con más hombres, todos la compraban al mejor postor, les elevaba el ego el tener una mujer como ella. Con su penúltima pareja casi llegaba al altar, le compararon casa, auto, le dieron un buen posicionamiento ante la sociedad. Fue ahí donde le busco una Nana a Megan, la señora Maggie a petición de su entonces pareja Matías, fue la primera vez que Megan sintió cariño hacia alguien más y era recíproco, por primera vez sentía lo que era ser parte de una familia, aunque solo fueran ellas dos.

Megan creció con carencia de cariño. Miraba a hombres pasar en fila por la vida de su madre, a uno solo le llego a importar, y claro no es que ella estuviera buscando una figura paterna, era muy pequeña para entender. En el colegio se aislaba ya que todos hablaban de hermanos, abuelos, y padres; los paseos, salidas, festividades y lo felices que eran. A medida del crecimiento de Megan, se dio cuenta que no necesitaba más familia que Maggie.

Su infancia la vivió aislada del mundo exterior y a gritos y reproches de su madre. Cuando cumplio los diesiocho años, Rebecca salio de su vida para siempre, la abandonó y se fue con un hombre años mayor que ella a sudamérica, ya no tenía nada que la detuviera en ser feliz con alguien que le pusiera valor a su amor.

Lo último que supo de ella es que había tenido un par de gemelos con su actual marido.

En la época donde se quedó sola con su Nana su vida fue más fácil, se cuidaban la una a la otra, Maggie comprendía todo lo que le había pasado y le ponía una sonrisa a cada mañana, la quería como a una hija. Todo iba mejorando hasta que Maggie enfermo y sus hijos se la llevaron a Boston con ellos para que tuviera los cuidados que Megan no le podía brindar.

Fue una pérdida muy dolorosa para ambas, pero comprendieron que era lo mejor. A partir de ahí los trastornos psicológicos de Megan volvieron con más fuerza, tenía muchos miedos e inseguridades. Maggie seguía visitandola pero por su edad ya no lo hacía tan frecuente y también confiaba en que Megan ya podía cuidarse sola y no la necesitaba como cuando era una niña, por lo menos eso le hacían creer sus hijos.

Scars To Your BeautifulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora