Capítulo 1

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Hinata

Sentía temblar mis piernas y arder mis pulmones al tratar de respirar, pero sus besos me lo impedían. Su enorme cuerpo cubría el mío, y el aroma a menta y brandy se mezclaba en nuestras bocas.

Agarró mis muslos y los separó aún más para penetrarme profundamente. Me sujetó de la cintura y elevó mi trasero, y pude sentir cómo mi humedad se desbordaba.

Ese hombre tan guapo y grande, de cabello rubio y ojos azules como el cielo, tenía la piel brillante por el sudor, claramente agitado y que estaba entre mis piernas sonreí triunfante.

- acepta mi oferta y te prometo que disfrutarás de muchos placeres, solo tienes que dar a luz a mi hijo y prometo sacarte de la miseria -

Eso es trampa...

No me pidas nada mientras me follas tan bien.

¿Como termine aquí?  
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Lancé la lata lo más lejos que pude. Mi vida era una porquería y parecía que nunca cambiaría. Mi trabajo era un asco, gracias al imbécil de mi jefe.

Revisé mi monedero y solo había tres dólares. Apenas me alcanzaba para el metro.

¡Maldición! Ese idiota de Danzo me había despedido solo porque no dejé que ese cretino del cliente me tocara el trasero.

Salí del maldito callejón y metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta para calentarlas un poco. El trabajo en ese maldito bar no era el mejor, pero las propinas me facilitaban un poco el día a día.

Si no fuera por esa zorra de Shion, que se robó mis ahorros, no estaría en esta maldita miseria. Caminé de regreso a mi apestoso apartamento. El gordo asqueroso del arrendador estaba frente a las escaleras que llevaban a mi casa.

 Señorita, le recuerdo que el pago del alquiler es la próxima semana.

 Lo sé, tendrá el dinero en la fecha acordada. - El cerdo me miró de arriba abajo y se relamió los labios. Esa escena fue perturbadora. Ver a ese engendro con su camisa amarillenta manchada de comida y sus pantalones mostrando sus sucios calzoncillos me provocó arcadas. Sabía que quería otra cosa aparte del dinero.

 Ya sabe que soy una persona benevolente y si quiere ayuda con el alquiler solo tiene que buscarme.

 ¡Jamás! No caeré tan bajo.

 No se preocupe, Porky. Su dinero estará listo para la próxima semana.

Lo esquivé y salí corriendo a mi casa, si es que a esa caja de fósforos se le podía llamar así. Solo tenía un colchón en el suelo y un par de mantas, una pequeña estufa de gas portátil y una mesa de camping como comedor. Todavía me quedaban un par de sopas instantáneas, así que puse un poco de agua a hervir para prepararme una.

Mientras esperaba, mi teléfono celular vibró. Saqué mi viejo Blackberry y pude ver el número de la única persona que se preocupaba por mi existencia.

 Hola, Ino. - Me senté en el duro colchón y estiré mi espalda. - ¿No se supone que estás en horario laboral?

 Lo mismo te pregunto. Supongo que estás en ese asqueroso departamento porque te despidieron.

 ¡Wow! - Exclamé con sarcasmo. - ¿Qué comes que adivinas?

Me levanté con el celular pegado a la oreja y empecé a preparar mi sopa.

 Te dije que dejaras ese lugar de porquería hace mucho. Sé que era espantoso trabajar ahí. Sabes que puedes vivir conmigo mientras consigues algo estable.

THE CONTRACTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora