3. Brotes

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La joven despierta algo confundida junto a una hoguera encendida que proporciona calor a su pequeño cuerpo.

-¿Donde...?- frotándose los ojos mira al fuego. Es como si se sintiese atraída a este.

La muchacha mira al fuego detenidamente mientras acerca su mano para poder sentir ese calor tan llamativo. Un golpe en el suelo la asusta y vuelve en si. El joven coge la madera que ha tirado y la coloca encima de las llamas. La chica le mira con los ojos aun algo húmedos. Se acuerda de lo que pasó horas antes.

-¿Oscar... Donde es...?- su voz entrecortada infundía lastima y preocupación.

-Muerto- cortando su frase con un tono frío y serio.

La muchacha mira al fuego mientras las lágrimas volvían a recorrer su mejilla. El joven sin mostrar ningún sentimiento de pena hacia ella saca un animal despellejado y lo coloca encima de las llamas.

-¿Tu eres Lucatiel...?- la chica le mira llena de odio.

El joven no contesta y con un pequeño palo de madera mueve la carne envuelta en llamas.

-¡¿Podrías responder?!- esta se levanta y le agarra del hombro de manera agresiva.

El chico se levanta rápidamente y la tira al suelo con un solo movimiento colocando su espada en su yugular.

-No empieces una lucha que no puedes ganar- los ojos del joven se clavan en los de la muchacha.

La muchacha debajo de él la mira horrorizado. El chico al darse cuenta de ello, se levanta y se aleja de ella. Coloca la carne en el palo y empieza a comer. La chica le mira furiosa y esta se levanta. Camina hacia el castillo y se mete dentro. Observa las ventanas rotas y las columnas agrietadas debido al paso del tiempo. Se arrodilla delante de una pequeña mesa y empieza a rezar.

-Oscar...Espero que allí donde estés puedas descansar en paz...- aprieta sus manos mientras reza incluso clavando sus propias uñas de manera inconsciente.

Un par de caballeros huecos caen de una cornisa de la catedral. La joven sigue rezando sin percatarse de que aquellos engendros se acercaban lentamente hacia ella con intención de asesinarla. Esta se gira y acto seguido esquiva el golpe de hacha de uno de ellos mientras corre por la catedral. Se esconde detrás de unos de los pilares horrorizada y saca una pequeña daga de su bolsillo.

-Vale Clarisse, como en el entrenamiento- para si misma aun temblando de miedo.

Escucha un ruido a su lado y le clava su daga al no muerto en el pecho. Este le mira con sus ojos huecos y sin sentimiento. Clarisse asustada corre hacia la salida como nunca había corrido antes en su vida.

Llega a la hoguera donde se había despertado antes, aunque esta vez solo quedaban cenizas y el joven ya no estaba.

-Mi bolsa... Será ladrón el muy cerdo- rabiosa empieza a maldecir al joven.-Encuentra al joven decían, sera importante en tu camino decían. Maldito ladrón de bolsas, vagabundo de pacotilla, excremento de caballo- mientras busca por toda la zona.

Algo toca el hombro de la chica y esta suelta una bofetada debido a la rabia acumulada dentro de ella.

Era el joven, que ahora la miraba de manera amenazante después de recibir el golpe. La muchacha muy avergonzada se queda congelada en el sitio asumiendo su destino de perecer por semejante estupidez.

El chico suspira y saca la bolsa de Clarisse detrás de él.

-Esto es tuyo- le tira la bolsa al pecho y la joven la coge al vuelo.

-Gra...Gracias...- la chica aun mas avergonzada. -Espero que no me haya escuchado...- pensando para si misma.

-Y si, lo he escuchado todo, el más original ha sido excremento de caballo- el joven la mira de reojo mientras ella más roja cubre su cara con sus manos.

-Mi nombre es Lucatiel- mirando a la catedral serio.

La muchacha le mira y sonríe.

-Clarisse- se coloca a su lado mirando al edificio derruido.

-Debemos salir de aquí- Lucatiel avanza.

-¿Puedo llamarte Luca?- Clarisse algo picada y mostrando un lado más dulce y simpático.

-No cojas confianza tan rápido- el joven avanza mientras ella le intenta alcanzar su paso lo más rápido que puede.

Dark AgeWhere stories live. Discover now