黄仁俊

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Doyoung cerró la puerta del cuarto detrás de ellos y Renjun lo miró sin saber que iba a pasar exactamente.
Desde que lo conoció, siempre vió a Doyoung como un hermano mayor, uno más duro, trabajador, serio y atento, todo lo contrario a Sicheng; desde pequeño —no tan pequeño en realidad— lo admiraba y sabía como se ponía cuando se encontraba furioso, decepcionado o feliz, sin embargo, no sabía cómo podría reaccionar ahora; vamos, se había ido de casa por SEMANAS, se escabulló por todo Japón, se cambió de color de cabello severas veces en un lapso de dos días, cometió —sin mentir— un par de delitos, y debía ser honesto, no esperaba que lo encontraran de esta manera, aún le quedaban lugares por recorrer y su itinerario se encontraba sin finalizar.

¿Qué sería lo peor que podía pasar?

Bueno, que Doyoung decidiera no cuidar de él más y que se enojara con él de por vida, seguramente, pero el pelinegro no era así.
Eso esperaba, por que, como dicen: nunca terminas de conocer a una persona.

Estaba consciente de que todo lo que había hecho estaba mal, que se había puesto en peligro, y que pudo haber metido en problemas a Doyoung si es que no lo está ahora y blah blah blah, quería terminar con todo esto ya, deseaba que fuera una película para dar fast forward a las partes que creía que iban a estar peor, que lo pondrían mal o que seguramente lo harían sufrir.

El mayor lo miró sin expresión alguna, y lo aterraba, después de un tiempo Renjun pudo deducir que la mueca —que parecía bastante inexpresiva— que llevaba Doyoung era por que estaba disgustado, ¿será por el color de cabello? ¿Los lentes? ¿O él?.

-Huang Renjun- dió un paso hacia enfrente y lo miró a los ojos, estos estaban más oscuros que de costumbre, tal vez por la iluminación o su posible enojo, que si era así, lo estaba conteniendo muy bien.

-Yo...- comenzó a hablar el chino pero Doyoung alzó la mano para que callara.

-Déjame hablar primero- habló con calma y cruzó sus brazos.

Renjun asintió tomando asiento en un sillón.

-Violaste leyes- comenzó alzando una ceja y contando con sus dedos- aún eres menor de edad, escapaste, viajaste SIN mi permiso, engañaste a Jungwoo para que firmara documentos legales por lo que lo pudieron haber metido a la carcel y a mi también, me preocupaste, a tus amigos, a tu familia, a todo China, Corea ¡Y JAPÓN! No sólo eso si no que evadiste a los policías, te has perdido de un tercio de clases en la Universidad, le mentiste a mucha gente... ¡USASTE EL NOMBRE DE SICHENG! ¡Por Dios!

Renjun miraba fijamente el suelo.
Nada pasaba por su mente.

-Nos has mentido a todos, de hecho, Huang Renjun, realmente me has hecho ver, no, sentir el PEOR tutor, amigo y hermano del mundo- la voz de Doyoung se suavizó y se quebró, el chico alzó la cabeza para verlo y se estremeció ante tal escena.

Lágrimas salían de sus ojos, rodaban por sus mejillas y caían sin parar, era un caos, su nariz estaba roja y tenía los labios rosados, miraba con dolor al chino y antes de que pudiera reaccionar y preguntarle si estaba bien, Doyoung ya se encontraba tirado en el piso abrazándolo mientras lloraba y lloraba desesperadamente, a veces soltaba palabras que eran inaudibles.
Renjun acarició su cabeza lentamente, ¿Qué se debe hacer?
Había llorado por su culpa y eso lo hizo pensar en demasiadas cosas que no había podido ver por lo cegado que se encontraba con la tristeza y su egoísmo.
Realmente había afectado la vida de alguien, realmente había preocupado a alguien, y lo peor es que es la persona a la que más quería en el mundo.
"¿Cómo es que no lo habías pensado imbécil?" Se regañó sintiendo un dolor punzante en el corazón y un vacío en el estómago.
Nunca, NUNCA tendría la menor intención de dañar a Doyoung, de lastimarlo, pero lo había hecho por egoísta y no lo había pensado hasta ahora, hasta que el hombre más fuerte en su vida se derrumbó frente a él y se encontraba tan frágil sollozando en sus piernas y pidiendo perdón.

"¿Perdón por qué?" Se repetía en la mente y con el corazón en la mano logró formular esas palabras y las escupió.

Ahora él estaba llorando.

Doyoung alzó la vista dejando ver su rostro hinchado y rojo.

-Yo... pude haberte acompañado... pude haberte ayudado si quiera...- murmuró y el Chino soltó una risa amarga.- fui un mal tutor y te tuve que haber...ayudado.

-Te lo dije en China, y me dijiste que nunca me dejarías hacerlo- Renjun tomó aire y sintió como el nudo en su garganta se formaba- y yo debía hacerlo...

Su voz comenzaba a sonar frágil.

Doyoung lo miró y negó.

-¿Debías?

Renjun se mordió el labio y las lágrimas siguieron saliendo descontrolamente, su corazón se hacía añicos y de tan sólo recordar aquellos momentos sintió como si le dieran una patada en el estómago dejándolo sin aire, entonces sólo tomó su collar con un dije de corazón, de esos que se abren y dentro hay una fotografía, se lo quitó y lo puso enfrente de Doyoung.

Y ya sabía lo que había dentro, pero aún así el mayor lo tomó con manos temblorosas y lo abrió, con una pequeña sonrisa saludó la imagen de su querido amigo y un sentimiento de calidez lo envolvió.

¿Sicheng le había pedido que hiciera todo esto?
No, Sicheng nunca le pediría a su hermano que evadiera las leyes y se volviera un fugitivo, casi como un criminal internacional.

Un pequeño criminal internacional.

-Sicheng...

Renjun se limpió la nariz y miró hacia arriba para que las lágrimas cesaran, pero sólo se acumularon más, trató de aclarar su garganta y asintió.

-Antes de morir- su voz se quebró y sonrió apenado- mucho antes teníamos este plan, éste itinerario, me pidió que lo cumpliera aún si él no estaba... y cuando volvió a enfermarse ya tenía las maletas hechas-

El mayor tomó su mejilla y limpió las lágrimas del chico, Renjun soltó una pequeña y triste risita.

-para ambos. Pensamos que estaría en el hospital por un par de días, tal vez horas y en cuanto saliera nos iríamos a Tokio- sus ojos miraron toda la habitación y repararon en Doyoung, el nudo en su garganta volvió y comenzó a llorar de nuevo.- pero no salió de ahí...

El coreano se puso de pie y limpió su cara suspirando, se sentía agitado y le dolía mucho la cabeza.

-Lo hiciste por Sicheng... y yo no te dejé- se lamentó el pelinegro y revolvió su cabello- eso te orilló a hacer esas cosas...

Pausó por un momento y su cara cambió drásticamente al mirarlo.

-Ilegales, por cierto- al terminar de decirlo su expresión se suavizó de nuevo e hizo un puchero jalando mechones de su cabello que ya se encontraba suficientemente largo como para caer por debajo de sus cejas picándole los ojos.

Renjun volvió a soltar una risa.

-La cosa es que- sonrió y hechó su cabeza hacia atrás- prometimos no decirle a nadie, y se supone que podía hacerlo sólo cuando fuera mayor de edad, y aún falta un año para eso.

Doyoung lo miró con la ceja alzada.

-¿ah?

-Pero... me sentí muy mal- paró por unos segundos y suspiró- y decidí hacerlo por mi propia cuenta aunque no tuviera permiso, quería tener mi última aventura con él.

El chino sonrió con melancolía y su vista estaba perdida, Doyoung de repente se sintió inútil y tonto, había pensado mil cosas que pudieron haber causado eso y Sicheng no estaba en ninguna de esas mil cosas; realmente se sentía como un tonto.
Ambos se quedaron en silencio por unos minutos y se miraron.

Renjun se levantó del sillón y abrazó al pelingero, escondió su cara en el pecho del mayor y suspiró, de una manera u otra, Doyoung era su única familia y no quería perderlo.
Nunca.

Pick Up Lines ♡ DowooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora