Dulce Ardor

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¿Por qué será que el danzar del fuego resulta tan hipnótico y atrayente? Entre más te acercas y observas como crece o se apaga una llama, más ganas te dan de tocarla, de sentirla, de atraparla, de manipularla… e incluso, de probarla.

¿Por qué a pesar de saber que es el elemento que más daño genera no puedes evitar acercarte a él? Vas cada vez más cerca, buscas calentarte un poco y cuando menos piensas, la yema de tus dedos roza delicadamente la hermosa llama que se produce.

Nos sentimos atraídos por la belleza del fuego así como por la incertidumbre del peligro. ¿Me quemará? ¿Me gustará? ¿Qué tan grave sería si permito que me consuma su calor? Y terminamos por caer en la tentación, pues la placentera sensación de arder nos atrapa y embriaga hasta no escuchar razones ni advertencias.

La complejidad del ser se evidencia en sus decisiones, pues las razones por las cuales se acerca tanto a lo que sabe que le hará daño son inexplicables: están llenas de impulsos, caprichos e insaciabilidad, reflejada en su falta de criterio y autodeterminación cuando nota que le irá mal; el ser persevera en la búsqueda de su felicidad y a costa de incluso su muerte se deja inundar por esa llama ardiente que en su belleza carga maldad.




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⏰ Última actualización: Jan 26, 2020 ⏰

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