DESVARÍOS DE UN QUEJUMBROSO

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Se me quedaron los zapatos,
con el tiempo todo fue quedando ajustado,
cediendo sus costuras o creando agujeros,
apretando en ciertas partes e incomodando
cualquier tipo de entalle.
La ropa y los aparatos fueron obsoletos
hace mucho que no hay dinero
para renovarlos por completo.

El tiempo sigue pasando, cada segundo cuenta,
es un recuerdo de trascendencia
mas le he perdido interés.
No sé qué fecha transcurre,
si acabó el mes o las estaciones.
No soy consciente de cuanto ha pasado,
no interesa saberlo o contarlo
cuando todo se está derrumbando.

Estoy seguro que he perdido la emoción
de levantarme las mañanas entonando una canción.
He perdido cosas materiales, objetos,
he perdido hasta el gusto por intentarlo,
arreglar las cosas o mis sentimientos.

Con el tiempo también fui perdiendo
esas ganas de vivir y materializar sueños.
A la par, fui perdiendo algunas características
que adornaban un cuerpo lleno de vida;
ese cuerpo de niño que ante cualquier caída
se sonreía al levantarse mientras se sacudía...
ese mismo cuerpo dejó de existir,
parece que al fin lo pudieron destruir.

Ahora cada caída es difícil de superar
el dolor es penetrante
y se vuelve caprichoso
aparece cuando quiere,
inoportuno y sorpresivo
doblegando a quien lo siente,
motivándolo a insultar.
No es un dolor espiritual,
es un dolor físico y mental.

Siento que se ha confabulado en mi contra
siento que el camino está lleno de trabas.
Imagino fueron colocadas con alevosía,
puede que sean puestas
por quienes me rodean
por quienes me vigilan
por aquellos que envidiaban mi alegría.
Puede que ese sentir sea producto
de un estado corrupto,
producto de esas cosas que no podría cambiar
al ser tan pequeño lo más que puedo es insultar.

Maldecir a los hijos de puta
que negociaron con el futuro de la mayoría.
Y no condeno a los hijos de estas damas
sino que la bronca quema las venas
y el único insulto que sale de las entrañas
es este que conozco desde mi infancia.

Quiero creer que soy yo el culpable
pero también quiero creer no ser el único culpable.
Quiero creer que eso lo impusieron en mi mente,
hacer que me sienta inútil e insuficiente.
Estoy seguro que las barreras las he puesto yo,
me ha quedado pequeño esto de ser mayor
o se ha ido quedando poco a poco
ese espíritu luchador
que buscaba justicia ante cualquier tipo de corrupción.

Y es que todo está podrido,
hemos formado a mentirosos y bandidos.
Criándolos desde niños
con sueños de caprichosos placeres vacíos.
Aquellas fortalezas de un niño
que veía en la vida cierto encanto
se han ido marchitando
mientras la realidad abofetea con su mano.

Miro mi reflejo al espejo
las palabras ya no salen, me siento viejo.
Siento el fracaso apoderándose de mi cuerpo
siento como el vacío
va pudriendo lentamente al cerebro.
Siento la soledad de quien es innecesario
violar mi necesidad por existir,
siento que lo único que queda es dejar de sonreír.
He escuchado de razones para hacerlo,
para vivir con ilusión el transcurso al futuro.
Vivimos en los mejores tiempos
donde todos los sueños son perfectos
donde simplemente vivir ya es una oportunidad
siento que me engañaron al hacerme ilusionar.

Cierro los ojos y se materializa mi sombra,
mira con desprecio la decisión de huida;
abofetea mis mejillas, estremece mi cara,
reclama por no haber intentado nada.
Con esa experiencia comprendí que debería,
al menos, dedicar unas palabras.

Y ¿Cómo te digo que sonrías?
si la tristeza ha sido parte de tu día
¿Cómo puedo pedir esperanza?
cuando el alimento es la angustia
¿Cómo puedo decir con palabras
que la vida es bella pero injusta?
¿Cómo puedo hablar de justicia
si lo único que quiero es complacencia?

Ríe, llora, gime y goza
has aquello que carece de lógica.
Abraza a quien se deja,
canta una canción a las estrellas.
Grítale a quien te deja,
ten tu luto si es necesario, pero no mueras.

Disfruta de los sentidos
están ahí para estimularlos.
Ama sin restricciones,
vive sin miedo a revanchas.
Deja que los sentimientos te guíen,
el corazón sabe por dónde sigue.
Se presa de las pasiones
y respeta a quienes no las tienen.

Corre, siempre corre y respira profundo
no por algún apuro o por alguna cita,
corre solo por sentir el viento golpear la cara
y los músculos trabajando en conjunto.
Por favor, no dejes que la vida pierda sentido
el sentido es vivirla sin apuro.

Entiende que hay cosas que no se pueden cambiar,
entiende que no todos están aquí para amar.
Todavía no entiendo cómo me pude extraviar
buscando cosas que en realidad no quería lograr.
No sé si estoy convencido de haber llegado a fallar,
pero sé que no quiero vivir sin nuevamente intentar.

Ahora mantengo la mirada coqueta,
veo que al final la muerte siempre espera.
Tengo el semblante en alto y el pecho saliente,
pues quiero recibir los golpes de frente,
que entren de lleno y sean muy fuertes.
Quiero recibir los golpes
que la vida me entregue;
sus golpes y sus caricias y sus insultos
y sus burlas y sus placeres por vivirla al extremo.

Puede que no haya castigo,
puede que no haya justicia,
puede que aquellos que dañaron
sean felices sin ser merecedores de fortuna.
Para que perder el tiempo juzgando,
si la vida va pasando, mientras
la muerte nos sigue esperando
ansiosa por coleccionar quejumbrosos.

Un hombre normalWhere stories live. Discover now