Hidan

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Si algo me caracterizaba, era la poca coordinación motriz que tenía. Nunca fui buena en los deportes, tampoco es que me gustaran. Mantenía mi cuerpo comiendo saludable, durmiendo las horas necesarias y matándome tres veces a la semana en el gimnasio de la universidad. Y allí, era donde siempre lo veía. Después de terminar su entrenamiento de soccer, se pasaba las siguientes dos horas haciendo pesas y entrenando su fornido y tonificado cuerpo. 

No me agradaba, para nada. Era arrogante, sarcástico y mal intencionado. Pero debía arriesgarme de alguna forma, por que ya tenía otro objetivo en mente. Mi venganza contra Sasori por haber sido un cabrón conmigo, pasaba a segundo plano después de lo que había apostado. 

La noche caía y pocas personas eran las que caminaban por los pasillos. Llevaba casi toda la tarde en el gimnasio y él ni siquiera se había aparecido. Sabía que los lunes entrenaba, pero al parecer, terminó antes de que yo llegara allí. 
Me bajé de la máquina caminadora, en la cual llevaba al menos cuarenta minutos sin siquiera moverme, para buscar mis cosas y salir de allí, esperando volver el miércoles a encararlo. Y grata fue mi sorpresa cuando llegué a las regaderas.

La muy bastarda se me había adelantado, y era otra la que estaba besándose con el idiota de Hidan en las duchas. Pero yo no me iba a quedar de brazos cruzados esperando mi turno. 

Carraspeé la garganta, sacándolos de su ensoñación a un acalorado y exitado peliplata, y una infiel pelipúrpura.

— Sakura — musitó su nombre sorprendida — No es lo que piensas

— ¿No? ¿Qué no le estabas dando respiración boca a boca a la estrella del equipo de soccer por que se estaba ahogando en las duchas? — El sarcasmo mi voz era evidente

— Por favor, no le digas nada a Sasori... Si Pain se entera...

Negué con la cabeza — No voy de chismosa, eso no me concierne — Los miré a ambos de pies a cabeza. Él a penas llevaba su short del equipo, y ella su ropa mojada del gimnasio. Sonreí con malicia — Pero si dejan que me una a la fiesta, puede que hasta olvide lo que vi aquí

— ¿Qué? — preguntó molesto él — Ya habla ¿Qué es lo que quieres? Todos saben lo mojigata que eres

Me acerqué a él, empujándolo contra la pared y pegando, mi ahora mojado cuerpo, contra el suyo. Me alcé sobre la punta de mis pies, apoyando mis manos en su torso húmedo por el agua, y sin dudarlo, atrapé mi boca con la de él. El momento ya estaba hecho, su miembro me lo decía, yo solo tomé la oportunidad que estaba servida para mí. Se adaptó rápidamente a la situación, por que era evidente que el chico estaba más que caliente por estar besuqueándose antes con la novia de su mejor amigo. Devoró mi boca en un beso sofocante, que hacía que la fría agua que caía por mi espalda se evaporara al instante, bajo la atenta mirada de Konan. 

Me separé de él para mirarlo juguetona.

— ¿Te queda alguna duda?

Se mordió el labio mientras bacilaba su mirada entre el rosa y el púrpura. Con uno de sus brazos, rodeó mi cintura, mientras con el otro acercaba a la confundida muchacha.

— Ya que estamos aquí olvidándonos del resto ¿Por qué no nos divertimos un poco los tres?

Miré a Konan, quien no despegaba sus ojos de los míos. Conocía esa mirada. Era la misma que yo tenía con Hidan. Y si ya estaba allí ¿Qué había de malo en experimentar? Además, después podía usar eso en su contra para convencer a Pain. Me sentía una completa hija de puta. Pero lo estaba empezando a disfrutar.

Me acerqué a ella mientras Hidan nos acercaba más a su cuerpo, tocando discretamente mi culo. La tomé del rostro, miré al idiota junto a mí con malicia, y bajo su atenta mirada, la besé. Dios, su boca era dulce y suave. Nunca antes había besado a una chica. Era algo que debía hacer antes de terminar la universidad. 
Abrí mi boca para dejar que su lengua entrara, saboreando su dulzor mientras el muy cerdo se masturbaba bajo su short, disfrutando de la lésbica escena. La verdad, es que yo me sentía aún más cerda que él, por estar llegando a estos extremos solo para fastidiar a alguien que ya ni siquiera me importaba. Podría terminar con Sasori y me daría igual. Pero comenzaba a gozar de la situación. Antes ni siquiera se me habría imaginado estar viviendo una escena tan erótica. Ahora que me había envalentonado, quería más.

Las manos de Konan se perdieron bajo mi camiseta, quitándola por completo. Me excitaba de sobre manera que una chica tan guapa como ella estuviera tocándome así. Manoseó mis pechos mientras no paraba de besarme. Y yo también quería hacerlo. Quería descubrir que se sentía tocar a alguien de mi mismo sexo. Así que seguí su ritmo. Gimió contra mi boca cuando jugueteé con sus erectos pezones. Sonreí, dejando que devorara mi cuello, mientras miraba al muy idiota correrse en su mano. Tomé nuevamente el rostro de Konan acercándola a mi boca, mientras no le quitaba la vista a él. Me alejé un poco de ella para permitir que el pervertido que se entretenía con la película porno se nos uniera. Lo tomé del cuello besándolo otra vez, mientras mis manos se volvían a perder bajo el brasier de ella. La mano de Konan lo ayudaba a encender su miembro otra vez. Era lo más erótico y caliente que había vivido hasta ahora. 

— Entonces — me alejé un poco de ambos — ¿Queda entre nosotros?

— Completamente, preciosa — me dio una palmada en el culo, mientras Konan seguía mirándome como fiera

Sonreí, mientras volvía a tomar mi bolso para salir de allí.

(...)

— ¡Pagaría lo que sea por verte besar a una chica!

— Eres un cerdo — Lo golpeé suavemente en el hombro — Pero no te niego que me divertí

— Creo que cuando termines tu venganza tendré que mantenerte por un año encerrada en mi casa, me estás despertando muchos celos, no conocía esa faceta tuya

Sonreí — Yo tampoco, pero cuando termine esta estupidez no quiero volver a besar a alguien que no seas tú

Me dio un tierno beso en los labios, mientras se recostaba sobre mi cuerpo desnudo.

— ¿Qué tan excitada te sientes por recordar lo que hiciste en las duchas?

— Mucho ¿Me vas a coger?

— Como una bestia — sonrió contra mis labios — Te amo, preciosa

Y por él. Todo lo estaba haciendo por él. Por que esas dos palabras no se quedaran siempre dentro de una habitación, si no que todo el mundo las escuchara salir de su boca, para mí.


Femme fataleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora