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La luz se colaba por la persiana de mi habitación, me giré hacia su rostro y deposite un pequeño beso en sus labios rosados, no despertó. Opté por tomar su hombro y moverlo bruscamente, frunció su ceño pero seguía en sueños. Mi padre llegaría en cualquier momento y no quiero imaginarme que pasará después. Lo puse boca arriba y me subí a su regazo, me comencé a mover y el sonrió, me acerqué a su oído y en un susurro le dije que mi padre estaba aquí. Se levantó de golpe haciéndome caer en el colchón a su lado y se sentó dándome la espalda.
Analice su espalda llena de lunares que en nuestra primera vez besé, talló su rostro con las palmas de sus manos y dirigió su mirada desvelada hacia mi.
- Haz jugado de nuevo conmigo - sonreí y tapé mi rostro sonrojado con la sábana.
El comenzó a picar mis costillas por encima de las sábanas y yo saltaba y reía a la vez.
- Para, tienes que irte que mis padres volverán de su caminata matutina - dije sacando mi rostro de la sábana. Me paré y le entregue su camiseta negra que hace un segundo estaba en el piso, el la tomo y por último se puso sus pantalones, se dirigió a la puerta pero regreso hacia mi.
- Espero que no se te haya olvidado - sonreí disimulando que se me había olvidado - La cena, donde por fin conocerás a mis padres.
Mierda si la había olvidado. Le asentí y le di un beso en sus labios como despedida.
Recargue mi espalda y resople, no se que esperar.
✿ ✿ ✿
Toque el timbre y Travis me recibió con un beso, me dejo pasar y me avisó que ayudaría a preparar la cena y que a las ocho llegaría su familia. Mientras ayudaba a preparar el spaghetti mis manos temblaban por los nervios de no tirar la salsa encima de mi blusa y que mis suegros llevaran una mala impresión mía, Travis hacia la ensalada contento, al parecer a él le encantaba esta idea mientras que a mi no. Después de haber terminado dejamos todo sobre su vajilla de "alta cocina" y nos sentamos en la sala a esperar a su familia. Travis comenzó a dar leves apretones en mi mano que simplemente me ponían más nerviosa, escuché como un carro aparcaba en el garage y Travis me soltó, se dirigió a la ventana y abrió un poco la cortina beige.
- Ahí vienen - lo dijo de una manera tan asustada que parecía que esperábamos a algún asesino. Me paré y me acomodé el vestido rojo que llevaba puesto, no sabía si esperarlos en la puerta o sentada en la mesa. Travis me dijo que me pusiera detrás suyo, lo hice ignorando lo raro que se podía ver.
La puerta se abrió y primero pasaron sus dos hermanos pegados a su celular, después su mamá que tapó su boca al verme y su hermana menor con una cara malhumorada.
- ¿Y papá? - Travis buscó a alguien en la puerta.
- Se quedó haciendo una llamada, pero eso no es lo que importa - tapó su boca y después le gritó a sus hijos, que ya estaban sentados en la mesa esperando la cena, que vinieran.
- Mamá ya la conocemos - dijo su hermana rodando los ojos para después ponerse a lado de su madre y examinarme.
- Hola Atenas - Joseph me saludó con su mano, se lo devolví pensando que lo de "Atenas" era broma.
- ¿Cómo es que ya toda la familia conocía a tu novia menos yo? - lo más gracioso es que Travis nunca quiso presentarme a sus hermanos, simplemente nos descubrieron semidesnudos en su habitación.
Travis me presentó y sabía que la señora Miles estaba a punto de hacerme unas cien preguntas pero Travis le había dicho qué hay mucho tiempo para eso en la cena. Escuché el sonido cuando alguien arrastra sus pies sobre un tapete y miré hacia la puerta, un escalofrío recorrió mi espina dorsal haciendo mover levemente mis hombros, mis ojos conectaron con el señor Miles y ahora sabía de donde había sacado su belleza Travis.
La señora Miles le indica con la mano que venga hacia nosotros, ella le aclara que soy la novia de Travis y el lo que hace es examinarme de pies a cabeza, mi piel se hizo como gallina, tragué saliva y apreté mi vestido con mis manos.
- Bien ¿Por qué no vamos a cenar? - Travis rompió el hielo.
Me acomode a un lado de Travis, su mamá en frente de mi, para mi mala suerte estaba en una de las esquinas así que su padre se puso aun lado mío. Me quería morir. Su madre no paraba de hacerme preguntas, como que estudiaba, sobre mi familia y mis pasatiempos; mientras que su padre no emitía palabra alguna.
Llegó la hora del postre, que ni siquiera sabía que Travis había comprado uno, pero por fin el señor Miles habló.
- Me gustaría hablar con Atenea en privado ¿se puede? - mi corazón un momento de detuvo y mis piernas comenzaron a temblar, le pedía a Dios que controlara a Travis para que dijera un "no" pero el asintió. Me tranquilice un poco cuando el señor Miles también le pidió a Kiara que nos acompañara, pero ella me odiaba.
Los seguí a la cocina y él mando a Kiara por una botella de tequila añejada al mini bar de su sótano, así que me quede sola con el.
- Travis tiene suerte de tenerte - se sirvió un vaso de agua y lo tomó, yo asentí - Pero cariño, si alguna vez te hace daño, olvídalo...¿De acuerdo?
No sabía que responder así que elevé mis hombros.
- Si, tienes que hacerlo - habló serio y firme - Recuérdame tu nombre.
- Atenea - movió sus manos indicando que siguiera - Atenea Berry.
- Muy bien ¿cuál es tu edad?
- Diecinueve
Asintió, no comprendía su interrogatorio sólo deseaba que Kiara, la hermana de Travis, llegará.
- ¿Travis es tu primera relación seria? - asentí, el murmuró un "no lo creo".
- ¿Tendrías algo con alguien mayor que tú? - ok, esto ya no era normal, ya no sería raro si me preguntara que soy sexualmente activa.
Kiara apareció y trajo el dichoso tequila, lo sirvió en tres caballitos y nos dio uno a cada uno, antes de tomarlo el señor Miles brindó por mi y me guiñó un ojo.
No se si Kiara lo haya notado, espero que no. Tampoco sé si se lo deba a contar a Travis, no lo haré.
Sería demasiado extraño, así que mejor me lo guardaré.
