» Little, little wolf

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Una hora después de finalizar la llamada con el Omega, Samuel encendió su computadora y comenzó a jugar videojuegos acompañado de algunos snacks.

Había dejado la ventana de su habitación sin bloqueo como tenía acostumbrado hacer para que Rubén entrase por ella; y si, era un tanto peligroso a la vista de cualquiera con un poco de lógica pero como sabía muy bien que Rubén siempre cargó con la sucia maña de treparse por su ventana, Samuel se vio obligado a acostumbrarse a ello quiera o no. Rubén nunca iba a cambiar sus hábitos y Samuel.., Samuel sólo quería y vivía para mantener feliz al omega.

Consciente sobre los problemas de Rubén con la puntualidad, decidió matar el tiempo acumulando varias partidas victoriosas de COD. Él y Rubén habian desarrollado una seria obsesión por el maldito juego y no era cosa de ahora, si no que la obsesión se remontaba hace unos pares de años atrás. Cuando la adolescencia comenzó a florecer en ellos.

Una hora paso y cuando sintió el caracteristico aroma dulzon de Rubén arremolinarse en su nariz supo que el Omega estaba por aquí. Samuel se movió con su silla de escritorio hacía la ventana y llegó a divisar la cabellera plateada del chico antes de que desapareciese bajo el pequeño techo del porche. Luego lo vio trepase por la enredadera que estaba situada a un lado de su casa, lo vio gatear sobre el tejado empinado hasta que finalmente logró llegar con éxito a la ventana donde Samuel lo esperaba.

Con tanta naturalidad el omega le mostró sus bonitos y perfectos dientes al Alfa, en una sonrisa más que pura y honesta.

El corazón de Samuel se sintió tontamente atacado.

Relájate.

Rubén llevaba en su espalda una mochila negra, la cuál dejo caer con suavidad sobre la cama de Samuel una vez ya ingresado en la habitación.

-Diablos tío, hace demasiado frío allí afuera.

El omega se quejó mientras procedía a quitarse la chaqueta y los tenis que el Alfa le había obsequiado en su pasado cumpleaños. Rubén acomodo ambas cosas dentro del armario de Samuel donde tenía su propio espacio para poner sus pertenencias y luego, se acercó hasta el alfa para depositar un beso sobre su mejilla.

-No pude traer tus galletas, Samu. Al parecer "Papá William" se llevó a su viaje el último par de paquetes que quedaban en la alacena. Ama tanto esas galletas como tú..

"Ja. ¿Coincidencia? No lo creo".

"El sabía que ibas a estar con su hijo".

-No te preocupes por eso -Dijo Samuel, se puso de pie y caminó hasta el baño a tomar una pequeña toalla blanca del armario que había en el.

Samuel había sentido unas gotas caer en su cara cuando Rubén se había acercado a saludarlo. Al parecer el muy tonto había salido sin siquiera secarse el cabello.

"Típico de el".

Para cuando Samuel regreso a la habitación, Rubén ya estaba esperándolo, muy sonriente, sentado en forma de indio sobre su cama.

Adorable, pensó.

"Realmente lo es".

-Sabía que ibas a hacerlo tú, así que por eso lo dejé así -Soltó avergonzado el omega.

Samuel no dijo nada y sólo procedió a secarle el cabello con suavidad. Rubén había cambiado su color castaño claro por aquel color platinado raro, al principio le pareció demasiado pero con el pasar del tiempo notó que le quedaba bonito. Mucho.

Y es que en realidad a Rubén todo le quedaba bonito.

-¿Samu? -dijo el Omega luego de unos minutos de silencio.

Smells like.. ✎ Rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora