Capítulo 1.
Las viejas bisagras de las enormes puertas que resguardaban la bóveda real chillaron, se abrieron poco a poco mientras la luz del exterior se filtró en la cámara polvorienta; una sombra se proyectó en la entrada y se infiltró hasta el altar ubicado en el centro de la oscura habitación, donde un sable de acero negro descansaba. Manos temblorosas envolvieron el sable y fue sacado de su puesto, en el cual había sido olvidado por lo que parecía una eternidad.
El peso de esta arma era considerable, los brazos flaquearon pero pronto se recompusieron y se acostumbraron; mientras avanzaba por los largos pasillos del palacio, el sable fue manejado con absoluta maestría, como si esta persona hubiese sido su dueño original.
— Mi Señor — murmuró el hombre que resguardaba la puerta del salón del trono, a pesar de su complexión ancha y altura considerable, temblaba ligeramente como una hoja en el otoño. — Abre la puerta — la orden fue clara.
Las puertas se abrieron de inmediato, el hombre retrocedió mientras daba miradas furtivas al arma en sus manos. El Rey, sentado en el ostentoso trono de oro con el emblema de su familia levanto la mirada, y al verlo frunció el ceño.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó el monarca con molestia, mientras su esposa se levantaba de su asiento y se colocaba junto a él, había miedo en sus ojos. — ¿No les dije que lo mantuvieran en sus aposentos? — gruño a la guardia real, quienes retrocedieron un par de pasos.
— Majestad, ¿No cree usted que encarcelarme era algo inútil? — interrogó mientras una sonrisa viciosa se extendía en sus labios, al mismo tiempo el sable en sus manos era desvainado; la distancia entre el él y el trono se reducía. La reina tembló junto a su esposo mientras este sacó su espada.
El rey no respondió, el ataque fue brutal al igual que su respuesta. Pronto dos personas se encontraban luchando en el amplio salón que solía usarse para realizar decretos. La reina cayó al suelo mientras se deshacía en llantos, gritando el nombre de su esposo al mismo tiempo que aquellas dos personas destruían todo a su paso; nadie más se atrevía a intervenir, esta no era su lucha.
Más tarde, en menos tiempo de lo esperado el asiento del trono fue ocupado nuevamente, pero esta vez tenía un nuevo dueño, quien empuñaba un sable con la hoja enrojecida y a sus pies dos cuerpos yacían tendidos en un charco de sangre.
La guardia real presente se arrodilló ante él mientras los gritos de lealtad resonaban por todo el castillo. — ¡Larga vida al rey!
Pronto, la noticia se difundió más allá de las paredes del castillo y se extendió por todo el reino, los ciudadanos y reinos vecinos murmuraban temerosos acerca del nuevo rey. Y con el tiempo se convirtió en leyenda.
El despiadado y joven príncipe heredero de ciudad dragón, con solo 15 años empuñó la legendaria espada "Night fury" y asesinó a sus padres, el rey y la reina, tomando el trono para sí mismo bajo la mirada de la corte y la guardia real.
Y desde entonces, gobernó con puño de hierro.
Pero su sed de poder era tan grande, que antes de que su primer año de gobierno terminara, acabó con dos de sus reinos vecinos, sometiendolos bajo su mandato y convirtiéndose en el nuevo emperador.
El año siguiente asedio la "Isla del tesoro"
Mar de china oriental, coordenadas 33.5097198, 126.5219421. 22:35.
Sentado en estribor, el Emperador observaba la isla en llamas como una serpiente hipnotizada, el regocijo en sus entrañas no podría explicarse y la sonrisa en sus labios era escalofriante.
— Majestad — interrumpió el General Jung, quien a su corta edad había ascendido en las filas, desde su guardia personal hasta su mano derecha y compañero de conquistas. — Encontramos el bote hecho trizas en el que escapó la reina, me temo que su cuerpo se hundió en el mar.
El largo suspiro que emitió el joven monarca de entonces 16 años resonó por todo el barco que se había mantenido en silencio en medio de la noche, navegando en las aguas de regreso al palacio.
— Es un cuerpo sin vida tragado por el mar, ya no hay nada que hacer, dejen de buscarla y descansen.
Respondió antes de retirarse a su cabina y así descansar de una larga batalla.
Al siguiente día, la noticia de la destrucción de la Isla vecina y la muerte del rey pirata que gobernaba esa tierra se extendió por todo el imperio, logrando opiniones divididas entre los ciudadanos.
La clase obrera murmuraba en los descansos sobre la barbaridad que su Emperador había logrado, manteniendo fielmente en que los pecados de este hombre algún día serían cobrados y deseando que ese día llegue pronto.
La clase alta, alababa a su majestad imperial por tan valiente hallazgo, maldiciendo las generaciones antiguas de la monarquía de aquella isla que fue fundada a base del dinero que estos piratas les robaban.
El Emperador se mantenía silente, taciturno como siempre, observando todo sin decir una sola palabra e interiormente saboreando la victoria.
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SCUM!
FanfictionLas leyendas son escalofriantes, pues de una u otra manera siempre se cumplen. "20 inviernos después de que el infierno se desató en la tierra, el elegido perdido en las tinieblas se alzará desde las entrañas de la maldad y se enfrentará cara a cara...