Un viernes por la mañana me dirijo a tomar el transporte, con ambas manos dentro de los bolsillos de mi suéter, al llegar me doy cuenta que aún no hay nadie y que soy el primero en la fila. Después de mi llego una señora con grandes y pesadas bolsas en ambas manos, un poco después llego aquella chica la cual no me puedo sacar de la mente, tan preciosa con esos jeans de mezclilla.
Cuando el autobús se acerca para empezar a subir, le sedo el paso a la señora y atrás de ella a la preciosa chica, logró escuchar su perfecta voz diciendo Gracias, sin poder evitarlo miro su trasero antes de subir al autobús y Dios está chica me hace delirar.
Veo como le entrega su efectivo al chofer, y vuelvo a escuchar su perfecta voz, la veo caminar hacia su asiento y me después de pagar me dirijo detrás de ella, ella me sede una mirada de agradecimiento y sólo sonrió...
