Capítulo 14:

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Escucho susurros cerca de mi cama, así que me obligo a abrir los ojos con pereza, anoche estuve hasta tarde pensando en todo lo que me había pasado y no pude dormir bien.

-hola bella durmiente - me dice Christian cuando ve que abro los ojos

-buenos días- le digo con voz somnolienta

- Nos diste un susto de muerte el otro día ¿estas mejor?

-si tranquilo, estoy bien, solo quiero irme a mi habitación, darme una ducha y ponerme al día con las clases, como siga aquí después voy a ir muy atrasada con los trabajos y lo último que quiero ahora mismo es que se me acumulen más cosas que hacer

- hola jocenvita- me dice la enfermera entrando en la sala

-¿me puedo ir ya a mi cuarto? - le pregunto al segundo de que hablara ella

-supongo que si- dijo dudando - pero a la mínima molestia o dolor vuelves por aquí ¿vale?

-te lo prometo - le digo con un creciente alivio en mi pecho, no me había dado cuenta de que estaba aguantado la respiración hasta que me dijo que podía irme ya

-yo te acompaño - me dice Ana

Todos los chicos empiezan a protestar diciendo que ellos también quieren acompañarme pero niego con la cabeza y se callan mirándome

-os prometo que estoy bien, puedo ir sola, deberíais ir a clase chicos, no me va a pasar nada

Los chicos empiezan a protestar de nuevo pero un rotundo No sale de mis labios y ahí se acaba la discusión.
Los chicos salen de la enfermería sin dejar de mirarme y diciéndome que si necesito algo que les mande un mensaje, prometen ir a verme después y así por fin logro quedarme Sola.
Me levanto con cuidado y me pongo una chaqueta que me trajo Ana de mi cuarto, tengo unos amigos geniales, espero que no se hayan sentido mal con la forma en la que les hable pero es que cuando ayer me vi en el baño ese tatuaje tan extraño me asusté, no quiero que ellos se enteren de esto, se que se preocuparían y no me dejarían sola ni un minuto, necesito averiguar que me pasa por mi misma, no los quiero involucrar.

Salgo a paso rápido de la enfermería con dirección a las habitaciones, nunca había tenido tantas ganas de ser invisible como ahora, y siento que lo he conseguido cuando entro en la zona de las habitaciones de chicas, estoy sonriendo hasta que doblo la esquina y me lo encuentro a él parado en la puerta de mi cuarto.

Matías.

Poderes ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora